Por qué los papás son claves en la crianza y en el desarrollo de los hijos

Por qué los papás son claves en la crianza y en el desarrollo de los hijos

 

En este día especial donde se celebra el Día de Padre quise contactarme con alguien especializado en el tema que deseo abordar y es la importancia del rol paterno en nuestras vidas. Por ello, en esta edición especial de El Diario de Vanesa, compartiremos el pensamiento y el análisis de la Lic Marcela Dubar.

Asimismo, hoy más que nunca celebro este Día del Padre sintiendo que es una bendición estar a su lado luego de haber luchado día a día por su vida durante 6 meses. Para mí es un día muy especial lleno, de emociones y sentimientos por estar junto a él coincidiendo este día con mi cumpleaños .

Con mi padre, a lo largo de la vida y de una lucha que es ejemplo.

Esta nota está dedicada a mi papá por darme todas las herramientas para desenvolverme en la vida y darme la lección más importante que es que se puede y que la palabra no siempre está y debemos ir por él. ¡Si! Feliz día a todos los papás y al mío en especial que lo amo. Aquí les dejo el análisis y el pensamiento de la Lic. Dubar.

Por qué los papás son claves en la crianza y en el desarrollo de los hijos

Los papás son claves en la crianza no solo por su presencia física, sino porque ocupan una función fundamental en el desarrollo emocional y subjetivo del niño. Desde el psicoanálisis, el padre representa una figura que introduce al hijo en el mundo de los otros, de las normas, de los límites. Es quien ayuda a que el niño comprenda que no todo es posible, que hay tiempos, reglas, diferencias.

Ahora bien, es importante destacar que no siempre el “papá biológico” es el que cumple el rol de padre. A veces, el hombre que le dio el apellido no estuvo, o no pudo estar. Y sin embargo, hay otras personas que sí ocuparon ese lugar de sostén, de palabra, de guía. Puede ser un abuelo, un padrastro, un hermano mayor, un docente o incluso una madre que supo marcar límites y abrir caminos.

Desde el psicoanálisis decimos que el padre no es solo quien engendra (padre biológico), sino quien ejerce una función muy importante en la vida del niño: poner un límite, enseñar que no todo se puede, ayudar a separarse de la madre, mostrar que el mundo es más amplio.

Por ejemplo: un chico puede haber crecido sin contacto con su padre biológico, pero tener un padrastro que lo llevó a la escuela, que lo escuchó cuando tuvo miedo, que le dijo “no” cuando hizo falta, y que lo alentó a salir al mundo. Ese hombre fue su padre en el sentido más profundo.

En resumen: el padre no es solo una persona, sino un rol que se cumple. Y muchas veces, lo más importante no es el lazo de sangre, sino la presencia emocional.

¿Y qué significa eso de que el padre es una función?

Se trata de alguien que cumple un rol fundamental dentro del desarrollo del niño. Es quien pone un freno cuando hace falta, quien nombra el límite con afecto. Puede ser una madre sola que dice “no”, o un adulto cercano que acompaña el crecimiento sin invadir.

Françoise Dolto lo decía claramente: el niño necesita una madre que lo ame… y alguien que le diga que ella no lo es todo.

La poesía también lo explica. Escribió Juan Gelman:
“La madre es un país. El padre es el pasaporte.”

¿Y qué pasa con los niños criados por madres solteras?

También un niño criado solo por su madre puede contar con una figura paterna en sentido simbolico. Porque la función del padre no depende del título ni del vínculo biológico, sino de cómo se ejerce. Una madre que no intenta ser “todo”, que pone límites con afecto, que habilita la frustración y la presencia de otros adultos en la vida del hijo, ya está ocupando ese lugar simbólicamente.

En el consultorio muchas veces  lo escuchamos de esta forma de los pacientes: “Mi vieja fue madre y padre, me enseño y me dejo ser libre”.

Ese gesto —el de permitir al hijo ser libre— es una de las formas más valientes de amar. Porque lo esencial no es quién figura en la partida de nacimiento, sino quién sostiene, nombra, y habilita al otro a salir al mundo con deseo y autonomía.

¿Cómo cambia la relación con el padre a lo largo de la vida?

En la infancia, solemos ver al padre como alguien fuerte, protector. En la adolescencia, se vuelve blanco de nuestros cuestionamientos. En la adultez, si tenemos suerte, lo vemos como alguien con su propia historia, errores y fragilidades.

Incluso si no estuvo, esa ausencia también deja marca. Como decía Lacan, el padre opera incluso desde la falta. A veces, en la adultez, uno reconstruye ese lugar con un maestro, una pareja, o incluso en un análisis.

¿Cómo se vive el Día del Padre si él no está?

Suele ser una fecha movilizante. Pero no se trata de celebrar por obligación, sino de poder reconocer lo que uno siente: amor, enojo, preguntas, agradecimiento o dolor. Porque aunque el padre no esté físicamente, su marca en nosotros puede seguir viva.

Como nos Marca como hijos la Ausencia de un Padre que no nos ha reconocido como hijos

Esa ausencia suele producir dolor en muchas personas, pero siempre es caso por caso. No ser nombrado, no tener lugar en la historia del otro, es una herida narcisista. Pero también es posible construir otras formas de pertenecer: ser reconocido por otros que nos han dado valor, afecto y mirada. Incluso en una psicoterapia, esto puede elaborarse y resignificarse.

Como deberíamos acompañar a nuestro papá en su etapa de vejez

A veces, la vejez invierte los roles. Ya no es él quien cuida, sino quien necesita ser cuidado. Y eso puede abrir una oportunidad para cerrar ciclos, para mirar al padre sin expectativas idealizadas. Estar a su lado en silencio, acompañar sus olvidos, escuchar sus historias. A veces no se repara todo, pero sí algo.

Se puede restablecer un vínculo con papá luego de muchos años de ausencia por diferentes motivos

A veces, sí. Con tiempo, palabras, deseo mutuo. Otras veces no. Pero incluso si el vínculo no se recompone, el trabajo psíquico puede ayudar a hacer las paces con lo que no fue. Entender que el otro también tenía sus heridas, sus límites.

Como decía Lacan, el padre siempre es fallido: nunca encarna del todo lo que el hijo espera o necesita, porque siempre hay una distancia entre la función que representa y la persona real. Aceptar esa brecha entre el padre real y el idealizado es, muchas veces, el primer paso para dejar de buscar ese “ideal” y poder empezar a comprender al padre posible.

Celebrar este día, es importante? Este o no papá?

Vale la pena si para vos tiene sentido. A veces celebrar es recordar, otras veces es soltar. A veces es escribir una carta, prender una vela, o simplemente pensar qué lugar ocupa hoy ese padre —real o simbólico— en tu vida.

Porque ser padre no es solo estar, sino dejar una marca que acompañe incluso en su ausencia.

Un padre no es solo el que enseña a pedalear sin miedo,
es el que suelta el asiento en el momento justo.

A quienes hoy celebran con un abrazo, una comida en familia o una charla sencilla, les deseo un muy feliz Día del Padre.

Feliz Día del Padre, también, a todos los que supieron ocupar ese lugar desde el amor, la palabra y la presencia. Y a quienes, desde el silencio o la falta, dejaron una huella que hoy intentamos comprender.

Medios por el cual te pueden contactar.  Whatsapp (11) 49154041 / [email protected]

Espero que les haya gustado esta edición especial de El Diario de Vanesa y ¡nos encontramos el próximo domingo!

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