|

MEDIO AMBIENTE: VILLA REGINA AVANZA Y QUIERE SER VANGUARDIA EN LA ZONA

La economía circular es una de la herramienta más importante para reducir la cantidad de residuos urbanos y recuperar los materiales para que regresen al circuito productivo. Es la apuesta para reducir la cantidad de residuos urbanos y recuperar los materiales, la premisa parte de que todo lo que la naturaleza genera es un insumo o elemento para otro organismo. Tenemos que aprender e inspirarnos de la naturaleza misma, en donde no existe el concepto de desperdicio.

Todo lo que la naturaleza genera es un insumo o elemento para otro organismo. Este concepto básicamente lo que nos dice es que es necesario cambiar la forma que actualmente producimos y consumimos, la cual está basada en un sistema económico lineal (es decir) extracción, producción, consumo y desperdicio. Hay que valorar las prácticas ciudadanas que pueden realizarse para favorecer la economía circular.

*****

Villa Regina avanza en materia de medio ambiente e intenta ser vanguardia en la zona.

Con la incorporación de las maquinarias recibidas mediante el Ministerio de Ambiente y Desarrollo de la Nación para llevar adelante un plan de separación, reciclado y tratamiento de los Residuos Sólidos Urbanos (RSU) el director de medioambiente de la ciudad Hugo Curzel afirmó “queremos trabajar casi toda la zona de la microrregión del Comahue, desde Mainque hasta Valle Azul, los intendentes deberán trabajar para que Regina sea el centro”.

Respecto al funcionamiento pleno de la maquinaria para trabajar sobre los RSU Curzel explicó Calculamos que en 10 días las máquinas que recibimos de Nación van a estar en funcionamiento oficial, hemos realizado algunas pruebas, pero todavía no habíamos terminado las capacitaciones que al ser virtuales demoraron un poco más”.

Por el convenio firmado entre el municipio local y el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable de Nación y el municipio de Regina, recibió una máquina retroexcavadora, un autoelevador eléctricomáquinas para el chipeado de restos de poda, otra para el corte de neumáticos y una moledora de vidrio; además de carro de arrastre destinado a la recolección de elementos de los recicladores urbanos (envases de vidrio, plásticos, cartones y aluminio).

 “A fin de año esperamos llegar a los 70 puntos limpios en la ciudad, donde casi el 90% de los barrios están respondiendo bien”, dijo el Director de Medioambiente y recordó que los puntos limpios son para dejar cartón, plástico, vidrios y latas de aluminio, nada más.

A fines de este mes el área comienza una prueba piloto de separación y recolección diferenciada de residuos.

En la zona estamos en la media de residuos, que es un kilo por persona. Todos estos residuos no irían a parar al basurero ni al centro de transferencia y además del impacto ambiental positivo le va a generar ahorro al Estado municipal. “A fines de mayo empezamos a trabajar con un sector de Barrio Belgrano con separación y recolección diferenciada en unas 200 casas, para hacer una prueba piloto, nos va a servir para evaluar y hacer las correcciones necesarias para después tomar otro barrio más y hacer lo mismo. Estimamos que va a ser una ecuación económica buena”.

La educación como base del aprendizaje.

Desde el Área se está planeando empezar a trabajar sobre la realización particular de compost para poder empezar a tener cada uno su quinta familiar propia, de este modo Curzel propone “empezar de alguna manera a comer más sano y equilibrado, empezar a cambiar los malos hábitos que tenemos en las comidas. Los valores de colesterol y diabetes en jóvenes y adolescentes son alarmantes. De esto se trata, el ambiente, el reciclaje, el desarrollo sustentable para tener una mejor calidad de vida, y que las generaciones venideras encuentren un planeta como corresponde” y refuerza, “el tema de la educación ambiental en los colegios es fundamental, estamos apuntando a eso”.

En este sentido la semana pasada el Senado de la Nación convirtió en ley el proyecto sobre Educación Ambiental Integral. El proyecto fue aprobado por unanimidad. La iniciativa pretende que los estudiantes de todos los niveles del país puedan adoptar un enfoque que permita comprender la interdependencia de los elementos que conforman e interactúan en el ambiente y así implementar la Educación Ambiental Integral como una política pública nacional «permanente, transversal e integral» en todos los establecimientos educativos de la República Argentina.

Audio Hugo Curzel, director de Medio Ambiente VR

Difunde esta nota

Publicaciones Similares

  • La difícil tarea de matar a la madre

     

    ¿Algo puede ser verdadero si nace de una mentira?

    Lloré cuatro veces con La maravillosa. Leí este libro como si su autora me hablara, como si en un viaje largo al sur me contara la historia, mientras vamos sorteando la infinita largura del camino, la pampa húmeda llorada por su historia y la de todos los hijos mal queridos del mundo, la meseta patagónica y el dolor más crudo del desierto conocido, el borde de la cordillera, abismal aunque hermoso, la condena de la geografía insular sobre el niño o la niña atrapados en la montaña materna.

    Esta novela consigue algo muy difícil, hacernos soportables el infierno de un desquicio que vuelve, como la voz materna que se fragua en el dolor del hijo, como esa ruptura del pacto humano de la existencia misma de la especie, donde lo biológico se impone como una cárcel: serás el rehén de quien te parió, cuya moral no le permitirá arrepentirse de su maternidad, la reproducirá y la volverá a sacar lustrosa para conseguir el perdón del hijo, el amor del hijo, la piedad del hijo, el agradecimiento, porque soy tu madre. Ese soy tu madre es condena y en este libro es exilio, es ruptura y es reconstrucción lejos del nido carcelario que se fungió como mandato social y modo de salvación de su creador, creadora en este caso.

    La autora se mueve, es una desplazada temprana. La niña que observa cómo el volumen —en todo sentido de volumen— de Sandra, la madre recreada en la estepa previa a la cordillera austral, aumenta con el tiempo y con la crueldad, mueve los ojos, siempre dispuestos a ver, vivaces ojos de pájaro que planea el mundo sin permitirle al mundo que la toque. Esa mirada es inaugural en la novela, novela tramposa como la madre, porque engaña desde su mención novela para ocultar su matriz crónica visceral. Las mañas de la Maravillosa mutan en Erika Halvorsen volviéndose virtud de un modo misterioso. 

    La mirada se desplaza para crear el paisaje emocional que marcará la historia hasta el final, sin darnos respiro, sin permitirnos la pausa de la literatura emocional fememina-feminista, el acostumbramiento a un modo lírico contemporáneo que ha cundido en la última década hasta lograr la saturación. La mirada de Halvorsen,  mirada amplia, de cóndor rey, es un refugio para ella y logra sacarla de las entrañas de su memoria para volverla no testimonio victimizante, no llorería latinoamericana, sino inteligencia salvaje; he allí la clave de todo lo que nos ocurrirá junto a ella a lo largo de esta crónica descomunal: una vida, la suya, seis vidas de hijos, hermanos, un padre, una madre imposible de asir, de abrazar, de querer.

    Es la mentira entonces la que da inicio a la historia. La mentira de la forastera que llega al pueblo perdido, al pueblo minero, con los críos de sus primeros años en la gran ciudad y ya seducido el vikingo que le dará dos hijos más. En el camino se deshará de uno, y fundará el mito, la mentira que llevará la sordidez de su propia humanidad al delirio de un pasado lleno de lujo y de glam. El cuarto hijo tiene un origen especial, un origen que la hará a ella sospechosa de una aventura mayor, la escena estelar de una vida que se dejó atrás: ella, que en su documento se llama Rosa aunque elija el Sandra para ser única entre todas las pueblerinas, ella, la única, es Rosa. Rosa, la maravillosa. Porque fue su amante, la de Sandro, porque fue con él con quien engendró al cuarto de sus hijos, porque fue Sandro, el gitano, el que la sedujo y compuso ese disco, todo ese disco, pensando en ella, en su cuerpo, en su boca, en su sabor.

    Sandra, Rosa, la maravillosa, se hizo a sí misma mostra. Una mostra antes de las mostras que ahora están de moda, porque ni Moria Casán existía cuando esta mostra se inventó. Aunque la Casan pudo haber inspirado su invención, porque el vikingo se calentaba con la Casán, y ella lo sabía. Se calentaba con ese tipo de mujerona, la guitarra argentina de los setenta, la que inspiró las caderas siliconadas de nuestras traviarcas, la que hizo el cuerpo de Lohana así de voluptuoso. La maravillosa se fundió con el hierro y los metales bajos de un pasado prostibular que diluyó en el oro de una invención: ella fue la mejor, ella fue la que entraba sin pagar por la puerta grande de Mau Mau con su mascota atada a un lazo, una leona cachorra que la enaltecía como la domadora de hombres que supo ser. Y ese apellido patricio que su padre, el que la abandonó a los cinco años, le dejó: era la hija única de uno de los hijos de Pedro Vicente Nolasco del Corazón de Jesús Ibáñez Anchorena.

    La maravilla de esta novela es su personaje siniestro, una verdad nacida en la mentira, una verdad hecha de la memoria de la hija menor. No veo en las primeras huellas de su venta la mención explícita a que esto es una historia real, pero deberían sopesarlo, autora y editorial, para darle a su existencia el sentido total que merece una novela de no ficción. La maravilla es también el ritmo que nos acercará no solo a Erika Halvorsen —crecida en la estepa, venida a la capital—, sino a quien quedó condenada a sostener la madeja familiar hasta hoy.

    La autora sobrevive a la soledad, a la madre que pinta esa habitación de rojo carmesí, que pinta los muebles de algarrobo con el mismo rojo sangre, a los ojos pintarrajeados de la maldad. Lo hace a la expectativa de que un día la mate, los mate. Pero al mismo tiempo es cuidada por sus dos hermanos mayores, sometidos al trato de los entenados, de los criados de las estancias por la propia madre, una a cargo del hogar, el otro a cargo del campo. Cuando los padres se van de vacaciones a vivir la vida bohemia y glamorosa de la gran ciudad, ellos se quedan solos, a cargo de esos adolescentes, de 15 y 13, en medio de la inmensidad. Y así sobreviven a un incendio. Porque Erika es la bebé y sus pañales de tela se prenden fuego secados en la chimenea. Los padres llegan de las vacaciones y se enteran allí de la tragedia que no fue. Los hermanos están seguros: su madre los prefería muertos. 

    La adolescencia de la narradora es el primer escalón de la libertad. La anorexia y la depresión la harán caer, su cuerpo caerá. El diagnóstico la llevará a donde la madre debió siempre estar: un loquero. Pero ese salir en una ambulancia del pueblo perdido es crucial. Es el cuerpo y su malestar lo que la hará libre, de a poco, en el camino que viene a hacer a la ciudad donde el mito monstruoso se concibió. Y a medida que ese proceso lento y persistente ocurre, uno no puede creer que a pesar de la condición perversa de esa madre poderosa, la narradora siga en el lazo, los hermanos sigan en el lazo, ya aventurados a encontrar la verdad, como paso ineludible para la liberación. El deseo de una madre suficientemente buena es lo que nos ata a la cordura, por eso hasta la más pérfida de las madres tiene, posee, goza de impunidad. No hay en este mundo un lazo más poderoso e imposible de desarmar: no hay refugio posible para la larga mano de mamá.

    Si dije al comienzo que lloré cuatro veces con este libro, mentí. Porque al avanzar se me volvió un hábito volver a llorar, ya no como un acontecimiento especial, sino como parte del proceso que es atravesar la historia siendo uno el que está allí. Quienes han sido víctimas de maltrato infantil, quienes han querido que mamá se muriera, que desapareciera de la faz de la tierra, quienes han sentido que no podían quererlas pero lo han logrado, se refugian en esta novela como en lo alto del árbol al que escapaban para que no los pudieran encontrar. Esto significa según las estadísticas mundiales que en esta tremenda vindicación de Erika Halvorsen se puede refugiar buena parte de la humanidad. 400 millones de niños aterrados es la última cifra que divulgó Unicef. Erika sobrevivió escondiéndose silenciosa de las garras de esa mamá. No estando disponible para saciar su crueldad. En brazos de sus hermanos y de su padre. En brazos de sus amigos de la ciudad, de sus amigos, sobre todo y también.

    En esta venganza pública y maravillosa no hay titubeos ni dudas porque la autora cuenta con un ejército de niños, sus seis hermanos, aunque uno ya no esté. Son todos los miembros de ese clan los que deciden ajusticiar a la madre para poder quererla. Son todos y cada uno de ellos los que escriben la historia a través de Erika. Y son todos los que se preocupan por la madre cuando la madre comienza a decaer y necesita atención. Todos, pero sobre todo Erika, que no descansa pensando cómo protegerla de su decadencia, pero también cómo proteger a los demás para que nadie quede otra vez a expensas de la mostra y su monstruosidad. La menor de los hijos de Sandra ha nacido con una misión.  Y esa misión comienza a culminar esta noche, aquí, en Artlab, el templo que nosotros mismos elegimos como si fuera nuestra Mau Mau, donde bailamos los viernes, donde nos refugiamos cada vez que podemos. Las sincronías salvajes se imponen cuando la verdad emerge: es así. Y entonces resulta ser que ya muerta y enterrada, la inmensa Rosa, la maravillosa, el día en que su historia se convierte en un hito literario —que debería ser el destino de este libro si la crítica existiera más allá de los clichés— cumple años. Porque ella, como Erika, era de libra, signo de aire y cardinal. Feliz cumpleaños, Maravillosa, es mucho lo que has dejado. Tus cinco hijos sobrevivientes, tus nietos, tu memoria de creadora infinita, de exacerbada, de descomunal. Te merecés esta novela. Lo has escrito todo también vos.

    La entrada La difícil tarea de matar a la madre se publicó primero en Revista Anfibia.

     

    Difunde esta nota
  • |

    Una Historia de Pasión Cervecera en Fiske Menuco, Río Negro

    En los últimos años, hemos sido testigos del surgimiento de numerosas cervecerías que nacen como resultado de reuniones empresariales y financieras. Sin embargo, existe un lugar especial en Fiske Menuco, Río Negro, donde la pasión cervecera se originó de una manera diferente. En un pequeño quincho entre amigos, nació la Cervecería Politburo, una historia que…

    Difunde esta nota
  • La Isla 58 sumó otro atractivo: la biblioteca al aire libre

    La Isla 58 cuenta con un nuevo atractivo: la biblioteca al aire libre, ubicada en la zona donde se encuentra el avistaje de aves. Este espacio fue inaugurado con el objetivo de  ofrecer una propuesta innovadora en el marco de la pandemia que nos atraviesa desde el año pasado. Pero además con el fin de…

    Difunde esta nota
  • | |

    VENTUS Blend 2021

    En esta oportunidad les acerco al clásico Ventus blend entry level de la Bodega del Fin del Mundo y como siempre la enología está a cargo del Lic. Ricardo Galante. Para la elaboración de este Blend está compuesto por Merlot, Cabernet Sauvignon y Malbec, con presencia mayoritaria del Cabernet. Se realiza la fermentación de las variedades…

    Difunde esta nota
  • ‘Puerta a la vida’, espacio de abordaje integral de las adicciones

    En el marco del Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas (26 de junio), la Municipalidad de Villa Regina recuerda que la ciudad cuenta con ‘Puerta a la Vida’, un espacio de abordaje integral de las adicciones. Se trata de un lugar donde toma contacto la familia…

    Difunde esta nota
  • IA, decime quién gana las elecciones

     

    Cuando el resultado de la elección mostró que se habían equivocado por una diferencia de 20 puntos, en la redacción de la revista estadounidense Literary Digest se querían morir. De hecho, tiempo después fue la propia revista la que murió. Había logrado instalarse como la principal predictora de las decisiones de los votantes, pero en 1936 el error garrafal la llevó a la ruina. Es que predecir resultados consultando solo a sus lectores no era un camino confiable. 

    Lo peor de todo fue la competencia que tuvieron ese año. Un joven profesor de la Universidad de Columbia llamado George Gallup predijo el resultado de la elección con un mínimo margen de error. Fue el nacimiento de las encuestas de opinión basadas en muestras representativas e inferencias estadísticas. Y ya nada sería igual: no solo antes de cada votación, sino casi para cada decisión de gobierno los sondeos de opinión comenzaron a ascultar lo que la gente quería. Los políticos y los medios aprendieron a leer y necesitaron de esos números como si fueran las entrañas de una sociedad. Se transformaron en una brújula imprescindible. 

    Pero en los últimos años, el oráculo empezó a fallar. Los errores comenzaron a multiplicarse: Trump, el Brexit y —más cerca— la irrupción de Milei en la Argentina, las recientes elecciones en Bolivia y las de la provincia de Buenos Aires, hace un mes y medio. Cada elección repite el mismo ritual: titulares que explican por qué “las encuestas volvieron a fallar.” Ya no sorprende el error: sorprende que sigamos creyendo en ellas. 

    La IA generativa, ¿cómo podría ayudarnos a resolver el problema de las encuestas cada vez menos contestadas?

    Es que casi un siglo después de los tiempos de Gallup, ¿quién tiene todavía un teléfono fijo en su casa? ¿Quién responde a un número desconocido cuando suena el celular? ¿Y quién dedica el tiempo que dura el cuestionario de una encuesta que hace una voz automatizada del otro lado de la línea? 

    Quizás el problema no sea solo técnico, sino de época. Vivimos en un mundo donde los ciudadanos nos convertimos en usuarios digitales, expuestos a más de veinte mil estímulos publicitarios diarios. Invadir a alguien por teléfono o en la calle para preguntarle qué piensa ya no parece una práctica científica, sino una intromisión. Buscamos respuestas en un espacio donde ya nadie responde. Y sin embargo, seguimos intentando. 

    Las encuestas tal como las conocíamos están desnorteadas. Es un fenómeno que se aceleró exponencialmente en el último tiempo. Las consultoras de opinión pública suman nuevas estrategias para generar predicciones electorales confiables: desde estudios de redes sociales hasta el manejo estadístico de grandes volúmenes de datos disponibles. 

    Si estamos atravesados por los avances de la inteligencia artificial generativa, ¿por qué no explorar cómo podría ayudarnos a resolver el problema de las encuestas cada vez menos contestadas? Como sucede para todos los temas, ya la ciencia ficción imaginó algo así: en 1955 Isaac Asimov publicó el cuento “Sufragio universal” en el que una computadora hiper potente con nombre de vacuna, la Multivac, podía predecir el resultado de las elecciones al contar con los datos disponibles del universo de electores. Solo era necesario entonces un único elector, el elector promedio, para agregar el “factor humano”, es decir, los sentimientos, a lo que la Multivac ya sabía. Una vez más, el futuro ya llegó. Pero no idéntico. 

    A ese futuro se asoma AugurIA: un método que utiliza la inteligencia artificial para predecir elecciones a partir de la creación de agentes sintéticos. Hace dieciocho meses desde la consultora MethodoPatricio Hernández es el CEO y Agustín Gosende el Director de Investigaciones no tradicionales, ambos coautores de esta nota- comenzó a experimentarlo, mientras buscaba entender los comportamientos humanos. 

    ¿Qué es un agente sintético? Una IA capaz de reflexionar, razonar y responder como una persona.

    En mayo de 2024, un paper de la Universidad de Stanford (“Simulating Human Behavior with AI Agents”) describió algo muy parecido: modelos capaces de replicar el comportamiento humano con precisión inédita. El estudio mostró que los agentes podían imitar hábitos, reacciones y decisiones con una consistencia que antes solo atribuíamos a los humanos. Leerlo generó en Methodo una mezcla de alivio y vértigo: otros estaban experimentando algo similar desde otro camino. Por ahora, los de Methodo serían los únicos estudios que utilizan agentes sintéticos para predecir elecciones: AugurIA es experimentación e innovación. 

    ¿Y qué es exactamente un agente sintético? Inteligencias digitales capaces de reflexionar, razonar y responder como personas. Podría decirse que es un espejo que no copia la superficie, sino el movimiento. Un modelo de inteligencia artificial que no solo analiza datos: los habita. Se alimenta de conversaciones, emociones, microdecisiones. Aprende de las contradicciones humanas. No reemplaza a nadie: nos reproduce. Y al hacerlo, devuelve algo inquietante: una versión de nosotros mismos a veces más coherente que la original. 

    Para la elección de este domingo 26 de octubre, Methodo cuenta con 1600 agentes sintéticos que representan a electores de toda la Provincia de Buenos Aires. De estos agentes se sabe el nombre, el género, su edad, la dirección en donde vive, con quién y en qué tipo de vivienda, la cantidad de años que estudió, de qué trabaja, cuánto gana, su nivel socioeconómico, su religión, cómo son sus consumos, su capacidad de ahorro, qué noticias le llegan, cómo utiliza las redes sociales, qué votó en elecciones pasadas, su ideología y la seguridad con que decide su voto.  

    Si una encuesta para la provincia de Buenos Aires usualmente contacta a una muestra de entre 800 y 1000 personas, con una tasa de no respuesta cada vez más alta, aquí tenemos a 1600 agentes sintéticos que responden pacientemente a todo lo que nos animemos a preguntarles y que son una muestra representativa de la totalidad de lo votantes. La información se genera a partir de múltiples datos disponibles, como los del INDEC, la Encuesta Permanente de Hogares y otras fuentes de información pública, además de estudios de consumo de medios y de redes sociales, estudios cuantitativos y cualitativos, noticias de lo que sucede en el país que van alimentando a AugrIA. 

    El laboratorio de Methodo no se parece a un lugar mágico. Son computadoras encendidas, pantallas llenas de gráficos, conversaciones transcritas, simulaciones que se ejecutan en silencio. Y, sin embargo, ahí ocurre algo que antes parecía imposible: los datos empiezan a comportarse como personas. A veces, cuando las simulaciones corren, alguna de las quince personas del equipo se queda mirando las pantallas en silencio. En una, un agente “habla” sobre una medida económica hipotética. En otra, un agente “siente” que esa medida amenaza su bienestar. Ambos son algoritmos, pero el intercambio parece humano: una conversación que nadie pronunció, pero que podría suceder mañana. 

    Si una encuesta para la provincia de Buenos Aires contacta a una muestra de entre 800 y 1000 personas, aquí tenemos a 1600 agentes sintéticos que responden a todo.

    AugurIA se probó primero en un terreno desafiante: el consumo. Se realizaron entrevistas a personas que estaban por tomar decisiones de compra. Primero, una entrevista en profundidad para construir al agente sintético; luego, otra entrevista noventa días después, cuando la compra ya se había concretado. El resultado fue desconcertante: el 78% de los entrevistados acertó sobre lo que haría con su consumo; los agentes sintéticos anticiparon el 84%. Una versión digital del yo supo mejor lo que haría el yo de carne y hueso. Somos mucho más predecibles de lo que nos gusta reconocer. 

    Después buscamos ir más allá: experimentar con AugurIA en la provincia de Buenos Aires durante las últimas elecciones legislativas. En septiembre, se registraba una diferencia de dieciocho puntos entre Fuerza Patria y La Libertad Avanza. Era un número sorprendente: se alejaba radicalmente del consenso de las encuestadoras de la opinión pública. Decidimos no hacerlo público: el método seguía en etapa experimental y preferimos mantener la cautela. Finalmente, la distancia en la elección fue de 14 puntos. Podíamos seguir afinando. 

    Al comenzar a medir la elección de octubre, la brecha se redujo a seis puntos. Luego estalló el escándalo del candidato José Luis Espert por sus vínculos con el narcotráfico y la distancia volvió a ampliarse: los agentes mostraban ahora una diferencia de más de diez puntos. Ese episodio alteró el tablero. Días después, Espert renunció a su candidatura y fue reemplazado por Diego Santilli, quien encabezará la boleta única (que se utilizará por primera vez) pero no figura en ella, porque las boletas ya estaban impresas. En este país vertiginoso, se suman los acuerdos con Estados Unidos, el subibaja de los mercados, novedades sobre el caso Libra y una larga lista de sorpresas preelectorales que se van cargando a AugurIA para que haga sus predicciones. 

    Los agentes sintéticos son una versión digital del yo que suelen saber qué hacer mejor que el yo de carne y hueso.  

    Cómo afectarán estas noticias a la percepción del electorado es algo que Methodo aún sigue modelando y que probablemente siga estudiando hasta horas previas a la elección. Para la provincia de Buenos Aires, las estimaciones dan una victoria de Fuerza Patria por sobre La Libertad Avanza de entre 5 y 9 puntos, dependiendo del nivel de participación: cuando la simulación estima una participación del 62%, como en la última elección en la Provincia, los números dan entre 8 y 9 puntos de diferencia, pero cuando la participación se acerca al 70%, la diferencia se reduce a 5 ó 6 puntos.  

    Estas predicciones no contemplan entrevistas en profundidad, lo cual permitiría un nivel de precisión mayor, como sucedió con la experimentación sobre el consumo. Más que anticipar el resultado electoral, lo que se busca comprender es cómo se puede utilizar la inteligencia artificial para suplantar las limitaciones de las encuestas, cómo una secuencia de eventos puede reconfigurar emocionalmente a un proceso político y cómo se puede perfeccionar la herramienta en el futuro haciendo una combinación de técnicas cuantitativas y cualitativas, que incluya entrevistas.   

    ***

    Durante siglos, los humanos intentamos anticipar lo que todavía no había ocurrido. Los romanos miraban el cielo: el vuelo de los pájaros era una señal de victoria o desastre. Los griegos consultaban oráculos, los chinos observaban el movimiento de las estrellas. Cada época tuvo su forma de leer el futuro. La nuestra —al menos hasta ahora— fue la encuesta. 

    Pero las encuestas siempre tuvieron limitaciones: en la década del ’60 del siglo pasado Elizabeth Noelle-Neumann advertía sobre cómo por miedo al aislamiento social la gente prefería no dar una opinión contraria a la mayoría y cómo esto generaba una “espiral de silencio” difícil de capturar. En su famosa conferencia “La opinión pública no existe”, Pierre Bourdieu afirmaba que las encuestas generaban la sensación de que existía una opinión, que no era más que la agregación estadística de opiniones preguntadas con un sentido político determinado, asumiendo que todas las personas tienen algo para decir y que todas las opiniones valen lo mismo. Algo similar a la idea de la “borrachera democrática” de Alain Minc, que decía que los gobiernos quedaban cada vez más atrapados por la tiranía de las encuestas de opinión tratando de bailar al ritmo de los contestadores de encuestas.

    ¿Y si los problemas que desvelaban a estos intelectuales se disipan? Ya no más personas que esconden lo que piensan o que deciden no responder, ya no más un grupo de preguntas reducido a un cuestionario administrado a pocos casos, ya no más muestras representativas sino el mapa que imaginaba Borges de la misma escala del territorio.

    Más que anticipar el resultado electoral, se busca comprender cómo una secuencia de eventos puede reconfigurar emocionalmente un proceso político.   

    Pero la inteligencia artificial también tiene sus límites: “no puede pensar porque no se le pone la piel de gallina”, dice Byung-Chul Han. Le falta la vibración analógica, la emoción que los datos no pueden medir. Es ese “factor humano” que necesitaba la computadora de Asimov para ser infalible. Y supone riesgos: ¿si además de las encuestas ya tampoco son necesarias las elecciones? ¿Qué futuro le espera a la democracia atravesada por la inteligencia artificial?

    El desafío no está en producir certezas matemáticas ni mapas inservibles, sino en acercarse a las emociones que mueven nuestras decisiones. En cada simulación, detrás de cada número, la búsqueda es por leer la tensión, la duda, el deseo o el miedo que empuja a una persona a elegir. Entender el sufrimiento, la emoción y la belleza de lo humano. Porque toda predicción, si no incluye compasión, es apenas estadística. En un mundo saturado de ruido, escuchar es el acto más radical de todos.

    Mirar el comportamiento humano desde los datos implica una forma nueva de poder: la de comprender sin pedir permiso. ¿Hasta dónde puede llegar la observación antes de volverse vigilancia? La diferencia está en la intención. La predicción siempre fue una forma de poder. Lo sabían los oráculos, lo aprendieron los encuestadores y hoy lo intuyen los programadores. Quien puede anticipar el comportamiento ajeno tiene, de algún modo, la capacidad de performar la realidad. Pero también una responsabilidad: no usar la inteligencia artificial como herramienta de control, sino de comprensión. 

    Este domingo los argentinos volvemos a las urnas. En un país que nos tiene acostumbrados a la imprevisibilidad, tal vez esté naciendo un instrumento que entienda mejor que nosotros mismos qué es lo que queremos y hacia dónde vamos.

    La entrada IA, decime quién gana las elecciones se publicó primero en Revista Anfibia.

     

    Difunde esta nota

Deja una respuesta