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En el marco de las acciones para contribuir a un tránsito ordenado, seguro e inclusivo, la Dirección de Tránsito y Protección Civil de la Municipalidad de Villa Regina instaló nuevos decrementadores en los semáforos ubicados en las intersecciones de ruta nacional 22 y calles San Martín y España. A ellos se sumaron dos semáforos peatonales…
Un grupo de intendentes radicales de la provincia se reunieron este lunes con el ministro de Economía bonaerense, Pablo López, para exponer el panorama crítico que afrontan sus municipios de cara al cierre del año y el pago de los aguinaldos.
Frente a eso, reclamaron que la Provincia cancele algunas deudas que mantiene con las comunas en áreas como IOMA, IPS y convenios de obras, entre otras. Además, pidieron que el Ejecutivo analice algún mecanismo de anticipo de fondos o financiamiento extraordinario para atender los compromisos inmediatos.
«La situación económica es muy compleja», dijo a LPO el intendente de General Viamonte (Los Toldos), Franco Flexas, que sostuvo que existen municipios con problemas para cumplir con el aguinaldo.
«En algunos casos, la deuda de Provincia es un poco más del aguinaldo que hay que pagar a fin de año, por eso es importante para la mayoría», amplió Flexas, que advirtió que el golpe de la caída de la coparticipación impacta más fuerte en los municipios del interior.
Los fondos que antes nos sobraban para hacer alguna obra municipal, ya no los tenemos
A raíz de la fuerte recesión y la baja en la recaudación de impuestos como el IVA, en términos reales bajó un 10% aproximadamente la coparticipación. Eso pone en jaque a los municipios del interior, donde la coparticipación representa entre un 70 y 85 por ciento de todo el presupuesto.
«Los fondos que antes nos sobraban para hacer alguna obra municipal, ya no los tenemos», dijo Flexas, que vaticinó que 2026 «puede llegar a ser más complejo que este año», por lo que ve factible que aumente el número de municipios que declaren la emergencia económica, como lo hizo en los últimos días el radical Román Bouvier (Rojas), que estuvo presente en la reunión de este lunes.
Los intendentes radicales acordaron enviarle al ministro López el detallado de las deudas que la Provincia mantiene con los municipios para trabajar en un esquema de pagos. «La respuesta de la Provincia es que también está muy complicada», señalaron en la UCR.
En términos reales bajó un 10% aproximadamente la coparticipación. Eso pone en jaque a los municipios del interior, donde la coparticipación representa entre un 70 y 85 por ciento de todo el presupuesto.
Aunque los radicales señalaron que en el encuentro no se habló del fondo para los municipios del año que viene, lo concreto es que en la Provincia esperan una señal de la UCR para contar con la aprobación del endeudamiento, de donde el Ejecutivo provincial propone destinar un 8% a los municipios en 2026.
Como contó LPO, este lunes el gobierno de Kicillof rechazó la posibilidad de un fondo fijo para los municipios como pretende la oposición, incluso los radicales. «Es inconveniente», dijo Carlos Bianco.
En la reunión que se realizó en la sede del Ministerio de Economía provincial, también participó el titular de la cartera de Desarrollo Agrario, Javier Rodríguez, al quien los intendentes de municipios afectados por las inundaciones también le pidieron asistencia para el arreglo de caminos rurales.
«Este año, con la tasa vial vamos a estar 400 millones abajo, con lo cual es muy complicado sostenerlo y más aún mejorarlo porque no hay plata. Muchos puentes se han caído, habrá que hacer una inversión muy importante», dijo Flexas, que tiene parte de su municipio afectado por las inundaciones.
Además del intendente de Viamonte, participaron del encuentro Maximiliano Suescun (Rauch), Pablo Barrena (Lobería), Martín Randazzo (General La Madrid), Lisandro Hourcade (Magdalena), Ramón Capra (General Alvear), José Castro (Monte).
También, Nahuel Mittelbach (Ameghino), José Luis Salomón (Saladillo), Esteban Santoro (General Madariaga), Luciano Spinolo (Tres Lomas), Francisco Recoulat (Trenque Lauquen), Arnaldo Harispe (Lezama), Román Bouvier (Rojas), Osvaldo Dinápoli (Belgrano) y el titular del Comité de Contingencia, Miguel Fernández.
Un sumario administrativo contra la fiscal Jorgelina Gutiez, firmado por la vocal del Tribunal Superior de Justicia, Jessica Valentini, de confianza de Martín Llaryora, desató una ruidosa protesta de fiscales y funcionarios, quienes hicieron un ruidoso aplauso en la sede de Tribunales este lunes a media mañana.
Los funcionarios de las fiscalías protestaron porque la sala de Sumarios del TSJ abrió un expediente en contra de la fiscal Gutiez y otros tres funcionarios que intervinieron meses atrás en el expediente de Paulo Laura, el uruguayo que asesinó a su expareja y a la madre en Córdoba.
En el sumario firmado por Valentini, se le atribuye a la fiscal y a los otros funcionarios un «ejercicio negligente de sus deberes funcionales y carentes de responsabilidad laboral».
Como se indicó en el párrafo anterior, la actuación de la fiscal y su equipo ocurrió al menos 10 meses antes del doble crimen. La protesta en contra del sumario es un capítulo más de la escalada contra el Tribunal Superior.
La interna judicial cordobesa eleva la tension en el peronismo
La semana pasada quien sufrió una derrota fue Aída Tarditti, también integrante del Tribunal Superior de Justicia y de reconocida trayectoria jurídica. La jurista apoyó como representantes de los magistrados en el Consejo de la Magistratura a la camarista Ángeles Palacio y al fiscal Enrique Gavier, manos de su estructura.
Pero la lista perdió por 10 puntos contra la fiscal de Cámara Laura Batistelli. «Perdió Tarditti», se escuchó en los pasillos de Tribunales. A Batistelli la acompañaron fuertemente los fiscales, donde tiene peso Héctor «Chirola» David, fiscal General adjunto y exministro de Justicia de José Manuel de la Sota, quien lo puso ahí como parte del entramado peronista que comanda el Ministerio Publico Fiscal.
Los funcionarios de las fiscalías protestaron porque la sala de Sumarios del TSJ abrió un expediente en contra de la fiscal Gutiez y otros tres funcionarios que intervinieron meses atrás en el expediente de Paulo Laura, el uruguayo que asesinó a su expareja y a la madre en Córdoba.
David hizo saber que la «derrota» de Tarditti fue gracias a él y su tropa de fiscales. Ahora, nuevamente los fiscales se paran ante el sumario administrativo a Gutiez. Se espera que en las próximas horas el reclamo llegue a la Fiscalía General que comanda Juan Manuel Delgado, quien llegó a la jefatura de los fiscales de la mano del schiarettismo, pero ahora debe medir muy bien sus pasos si quiere seguir en el cargo desde marzo, cuando vence su período.
En este berenjenal, no pasó inadvertida la mala cara que tuvo el vocal Sebastián López Peña el viernes último, cuando los popes de la Justicia se juntaron para celebrar el centenario de la creación del Tribunal Superior de Justicia.
En el acto habló el archienemigo de López Peña en la interna: Luis Angulo, presidente del TSJ. Como se sabe, Angulo fue ministro de Justicia de Schiaretti. La disputa entre él y López Peña no se disimula: el último votó en contra de que el schiarettista presida el Tribunal Superior.
Por ahora, no está claro cómo sigue la interna que tiene como espectador de lujo a Esteban Conte Grand, quien reemplazó a German Garavano en el asesoramiento al Tribunal superior cordobés.
La Municipalidad de Villa Regina comparte la siguiente información del Hospital local:En la mañana del domingo se comenzó con la vacunación contra el COVID-19 a personal de las fuerzas de seguridad, llegando a 60 integrantes que recibieron la primera dosis de la vacuna.El operativo para este sector comprende 140 primeras dosis, que se completarán entre…

Paladares que se unen a Orwell y Calvino para rescatar una sabiduría escondida entre comidas y bebidas repugnantes y viejas palabras.
Por Silvina Belén para Noticias la Insuperable ·
Palabras envejecidas, frases con rima, citas citables –a lo Reader’s Digest-, viejas novelas y películas –en sentido figurado o no-, acuden a la memoria cuando algo en la atmósfera cotidiana nos dice que la piedra con la que solemos tropezar una y otra vez vuelve a tomarnos desprevenidos.
Cuando las segundas marcas son un lujo, las terceras y las “de cuarta” una costumbre o, mejor dicho: una triste necesidad, y los pasivos símbolo de miseria (“miseria espantosa”, se estilaba decir allá lejos y hace tiempo), recordamos palabras como “carestía”, que dominaba en la ardua construcción “carestía de la vida”. Incluso antaño solamente la usaban los jubilados. Para muchos la palabreja es recuerdo que aflora desde la infancia.
Dice la RAE que su segunda acepción significa “Precio alto de las cosas de uso común”. Y nosotros decimos que eso decían los jubilados. Y que con otro tipo de construcciones hoy dicen y decimos lo mismo. Cambios de forma, pero nada más. El gatopardo acecha. Giuseppe Tomasi[i] también vuelve: «Se vogliamo che tutto rimanga come è, bisogna che tutto cambi».

En el imperio aleatorio del juego infanto-juvenil, aparecía “el que toca, toca, / la suerte es loca” frente a cualquier protesta contra el azar. Al maldecir que la esperpéntica de la especulación financiera rija nuestro destino, podríamos pensar en consonancia: “el que toca, toca, / la urna es loca”. Esta vez, entre la evocación lúdica y Valle Inclán. O ante la fuerza del sino[ii], como Álvaro.
Al ver, ñata contra el vidrio, cómo se agotan los pasajes al exterior comprados con los verdes comprados baratitos –como Tito- con la platita de la bicicleta –hoy carry trade– o la dulce de cualquier especulación, llega inexorable la película que nunca se olvida, el “deme dos” y, por qué no, el “gracias a Dios y a Matínez Dios”.

Y nosotros siempre en manos de Máximo Carelli, sin siquiera poder ir al cafetín a llorar el enésimo desengaño. Sin Lita de Lázari hallando el precio milagroso, sin colas para pagar en las que hacer catarsis, sin joyas de la abuela ni fondos de olla.

Pero, en fin, como todo vuelve recargado, hablar de totalitarismo financiero no es baladí cuando en un país imperan solamente la finanza, la especulación y la represión a quienes no pueden aprovecharlas y las sufren como carestía o miseria, sufrientes que son abrumadora mayoría. ¿Por qué no pensar en Orwell y una vuelta de tuerca a 1984? Dejemos esto en suspenso para retomarlo luego.
Volvamos a las marcas “de cuarta”, a lo mal que saben esos alimentos y bebidas que la carestía impone. Recordemos al Ítalo Calvino de Bajo el sol jaguar (1986) a través de su “Sabor saber”. Conocemos, entendemos, también mediante el sabor. Degustemos las palabras que preceden a la traducción de Jorge Hernández Campos[iii] de “Sabor saber”:


Los sabores de sólidos y líquidos impuestos por la carestía, entonces, podrían despertar nuestra aletargada sabiduría, licuada con la tan literal como psicológica carestía pandémica y la pos-pandémica inflación. Inflación que, como bien señaló otro Álvaro, esta vez García Linera, “transmuta convicciones revolucionarias en adhesiones reaccionarias.”.
Pandemia y temprana pos-pandemia nos recuerdan una serie de notas que escribimos sobre una bebida espirituosa, que entre tantas asociaciones en danza ahora también advertimos relacionada a Orwell. Hablaban de la ginebra, sobre todo de la que los peninsulares llaman botánica, es decir: del gin. En definitiva, destilados, literatura e historia, bares de copas, calidades y sabores.
La calidad de las ginebras les dio mucho material a los historiadores y a los novelistas. Del rústico Old Tom del siglo XVIII en adelante, los sabores del gin estuvieron en la palestra. George Orwell también aprovechó para describir un gin aceitoso, inmundo, que ostentaba una pomposa marca.

Aprovechemos la ocasión para releer un fragmento de 1984 en el que la Ginebra de la Victoria sale victoriosa.
“El Nogal estaba casi vacío. Un rayo de sol atravesaba una ventana y caía sobre las polvorientas mesas, amarillándolas. Era la solitaria hora de las tres de la tarde. Desde la tele-pantalla llegaba una música ligera. Winston, sentado en su habitual rincón, miraba su vaso vacío. De vez en cuando dirigía la vista hacia el rostro que lo miraba fijamente desde la pared de enfrente. ‘EL GRAN HERMANO TE VIGILA’, decía el cartel. Sin que él lo llamara, vino un camarero a llenarle el vaso con Ginebra de la Victoria; también echó unas cuantas gotas de una botellita que tenía un tubo que atravesaba el tapón. Era endulzante aromatizado con clavo de olor, especialidad de la casa. […] Se tomó la ginebra de un trago. Como siempre, le hizo estremecerse e, incluso, sentir algunas arcadas. El líquido era horrible. El endulzante con clavo, de suyo repugnante, no podía disimular el aceitoso sabor de la ginebra.”
Sabemos que la sabiduría de Winston, más que licuada o aletargada, estaba muerta: había quedado pulverizada en la mazmorra del Gran Hermano. El “Sabor saber” a él ya no le servía para nada. Sea como fuere, el guiño de Orwell permanece, es para lectores, no para personajes. Es para los que consumimos las marcas de cuarta en carestía extendida por la autocrática finanza, por ejemplo.
Para nuestro caso, para el argentino, la ginebra tiene connotaciones previas al imperio de la finanza, del loco endeudamiento para encumbrarla y la consiguiente carestía. “Una copita cada día” puede sugerirse cuando no se sospecha que el “precio alto de las cosas de uso común” se hará cíclica costumbre y la modesta calidad de lo que hicimos propio será prohibitiva.
Hasta se pueden inventar palabras cuando en el horizonte del sabor no asoman Ginebras de la Victoria. En 1970, el publicista Hugo Casares inventó “esmowing”, palabrita que brilló en la campaña publicitaria de Bols en aquellos años: “¿Quiere tener smowing? ¡Tome ginebra Bols!”.[iv]

El “esmowing”, que seis o siete años después de su nacimiento dejó de brillar hasta apagarse, tuvo, casi como fuego fatuo, una que otra intermitencia que el gatopardismo oscureció con premura. La consigna del cambio para que nada, en verdad, cambie, se ensayó con éxito de maneras en apariencia diversas, seductoras, pero siempre contundentes.
Haber creído que podía tenerse “esmowing” –traducido por González Fraga como vacaciones, teléfonos, buenos alimentos y bebidas, plata en el bolsillo…- pasó a ser culpa que el escarmiento del mercado de capitales especulativos le haría purgar a menesterosos insolentes y clasemedieros megalómanos.

El sino propiciado por el gatopardismo debería llevar al culposo a repetir las palabras de don Álvaro: “¡Infierno, abre tu boca y trágame!”. La inmolación voluntaria inducida tuvo en un principio sus reales mazmorras para los Winston vernáculos pero, con el correr de las décadas, se fue sofisticando. Sin embargo, la imposición de la Ginebra de la Victoria permanece.
No hay Bols, ni retornos de Llave, que puedan destronar la idea del merecimiento de eterna Ginebra de la Victoria: un sentido común impostado durante medio siglo –ornamentado año a año, acusador para más inri- resiste el trabajo exclusivamente neuronal. La metáfora orwelliana reclama la asistencia del gusto, del olfato, la integración cuerpo-mente por la que abogaba Ítalo Calvino.

La convivencia ausente, la pátina de híper-modernidad que la finanza automática y la digitalización generalizada, todo en el marco de una existencia tecno-dirigida, le imprimen en el devenir cotidiano apariencia de naturalidad a la hegemonía absoluta de la especulación financiera que, sin grandes esfuerzos mentales, se adivina antesala de quién sabe cuántas iniquidades venideras.
En tal contexto, revalorizar los sentidos que aún resisten con realismo al bit se hace cuesta arriba: el día a día abruma, gusto y olfato luchan para no insensibilizarse. El sexto lo entregamos a la IA. Queremos a toda costa creer que vivimos en un mundo sin pasado ni milagros imposibles, que otras experiencias o las miradas pretéritas son de otro mundo u otra humanidad, extintos.
La imagen de la sociedad sometida, el individuo controlado y el pensamiento único indiscutible hecho ley se ha tergiversado a tal punto en lo discursivo, en el éter de algoritmo e imposición de miradas, que aislar los rasgos esenciales de un régimen autocrático más allá del tiempo, la inmediatez y el color local se torna cuasi quimérico.
Reconocer similitudes entre ciclos, establecer analogías, comprender metáforas atemporales e identificar hegemonías minoritarias requiere tanto de la abstracción como del anclaje real que se nutre de la experiencia compartida, del intercambio y la dinámica intergeneracional.

Salvo autócratas o privilegiados, nadie tendría necesidad de recurrir a la frase “esta vez es distinto”, tan repetida en los últimos tiempos, si nuestro propio 1984 no se hubiera disparado ya. Esta pesadilla orwelliana que, al menos, anticipan los sentidos, da la sensación de estar a la espera de lo que esta vez será distinto solamente por ser mucho peor: la crisis brutal, la debacle inefable que pulverice últimas rebeldías e hilos de esperanza.
[i] Giuseppe Tomasi di Lampedusa (1958): El gatopardo. «Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie».
[ii] Don Álvaro o la fuerza del sino, obra de teatro del Duque de Rivas [Ángel de Saavedra] estrenada en Madrid en 1835.
[iii] En: revista Vuelta, volumen I, número 10, mayo de 1987, pp. 6-13. Puede accederse a este número de la revista y, por tanto, al cuento de Calvino, a través del Archivo histórico de revistas argentinas –Ahira-: https://ahira.com.ar/wp-content/uploads/2019/07/Vuelta-10.pdf
[iv] Kogan, Gabriela. ¿Quiere tener esmowing? El libro de las publicidades de Bols. Buenos Aires, Nuevo Extremo, 2010.