LA SILLA DEL IGUAZÚ
Uno espera algo que a veces nunca sucede. La oruga cayó de la rama. Había comido unas cuantas hojas a más no poder. Saciada se precipitó al suelo en un éxtasis placentero. Cayó liviana, su cuerpo sumamente blando no sintió el impacto. Lejos de las alturas que la vieron como una simple oruga, se le…