Más reflejo que respaldo: las razones detrás del posible 35 % de Milei
Aunque el Gobierno libertario podría alcanzar un resultado superior al 35 % en las elecciones de hoy, eso no implicaría ni aprobación de su gestión ni adhesión real a su política económica. Lo que se juega es un entramado de factores políticos, mediáticos y emocionales que exceden por completo al desempeño de un gobierno hundido en la recesión, la corrupción interna y el desgaste social. Muy lejos, además, de aquel 56 % del balotaje que ya parece un recuerdo remoto.
Por Ignacio Álvarez Alcorta para Noticias La Insuperable

1. El voto antiperonista, el salvavidas de siempre
El llamado “voto antiperonista” —una franja estructural del electorado que ronda el 35 %— se mantiene como refugio para quienes priorizan evitar cualquier regreso del kirchnerismo antes que evaluar la gestión actual. Es un voto más motivado por el rechazo que por la convicción, y hoy Milei es el beneficiario circunstancial de ese reflejo político.
2. El botín de la derecha tradicional
Con el PRO desarticulado y la UCR sin norte, los votantes huérfanos de Macri y Bullrich encontraron en Milei un sustituto funcional. No por afinidad ideológica plena, sino porque el resto de la oposición no logró construir liderazgo ni discurso consistente. Así, el Gobierno hereda un electorado prestado, más por falta de alternativas que por mérito propio.
3. Polarización fabricada
El oficialismo insiste en su libreto: “nosotros o el caos”. Esa polarización binaria, amplificada por los medios concentrados, disfraza la crisis como combate épico y transforma cualquier crítica en una amenaza al orden. De ese modo, parte del electorado termina votando con miedo más que con esperanza.
4. El miedo económico como herramienta de control
El temor a una nueva disparada del dólar, a una hiperinflación o a una recesión aún más profunda funciona como mecanismo disciplinador. El mensaje instalado es simple: “si se debilita el Gobierno, todo puede empeorar”.
No es apoyo: es resignación. Y la resignación también vota.
5. El blindaje mediático
Mientras la economía real se derrumba, el blindaje de los grandes medios mantiene a flote la imagen de Milei con el relato del “presidente valiente que se anima a hacer lo que nadie hizo”.
La gestión se disfraza de gesta moral y el ajuste, de acto heroico. En los titulares, el hambre se convierte en “orden fiscal”.
6. El espejismo internacional
El guiño de figuras como Trump, Bolsonaro o Bukele suma estética, no votos reales. Pero contribuye a consolidar una narrativa de “liderazgo global” que seduce a los sectores más ideologizados de la base libertaria.
Es marketing geopolítico para consumo interno, nada más.
7. Oposición dispersa, resultado inflado
El peronismo llega dividido y sin relato unificador. Esa fragmentación multiplica el peso relativo del oficialismo, aun cuando su caudal real de votos sea menor al del año pasado.
Por eso, un 35 % en este contexto no equivale al 56 % del balotaje, sino que refleja un piso consolidado, no un crecimiento.
8. La “mística del sacrificio”
El Gobierno logró instalar la idea de que “esto duele, pero es necesario”, apelando a un discurso de redención colectiva. Parte de la sociedad tolera el ajuste como si fuera un tránsito hacia un futuro mejor, postergando la evaluación del fracaso presente.
9. El voto joven y digital, entre la bronca y la confusión
El oficialismo mantiene ventaja en redes sociales, donde la política se reduce a slogans y memes. Allí el desencanto se confunde con rebeldía, y muchos jóvenes canalizan su enojo votando por quien promete “dinamitar todo”.
Pero la bronca no siempre entiende de economía.
10. Entre el miedo y la inercia
El eventual 35 % de Milei no sería un voto de confianza, sino el resultado de una conjunción de miedos, rechazos, cansancio y manipulación mediática.
Es un voto de defensa más que de esperanza, y aunque pueda otorgar sobrevida al oficialismo, no alcanza para recomponer la legitimidad política perdida.
Conclusión:
Si Milei logra un resultado “aceptable”, será por la inercia del voto antiperonista, el pánico económico y la fragmentación opositora, no por una validación de sus políticas.
El supuesto “respaldo popular” se desdibuja frente a una realidad económica devastadora y una sociedad exhausta.
El 35 % podrá darle aire al Gobierno, pero el 56 % del balotaje ya pertenece al pasado: la distancia entre ambos números es la medida exacta del desencanto argentino.

