El radicalismo le saca 10 puntos a la lista peronista que encabeza Jorge Capitanich en las elecciones del Chaco. La alianza con los libertarios no le sumó votos al gobernador Leandro Zdero. El tercer lugar es para Primero Chaco, una línea peronista que suma 11%.
Con la mitad de las mesas escrutadas, el oficialismo logra un triunfo contra el peronismo en unas elecciones marcadas por un ausentismo que superó el 40%.
El acuerdo de Zdero con los libertarios no parece haberle sumado demasiado al oficialismo. En las elecciones de 2021, Juntos había sumado 259 mil votos que subieron a 316 mil votos y por el momento, suma 141 mil con algo más de la mitad de las mesas escrutadas.
El peronismo había logrado una lista de unidad entre Capitanich y Gustavo Martínez, eternos rivales, alcanzaron un acuerdo que contó con el aval de Cristina Kirchner y Sergio Massa, además de la CGT y los movimientos sociales.
Sin embargo, la intendenta de Barranqueras, Magda Ayala, impulsó a la lista Primero Chaco, identificada con el peronismo, que obtiene más del 11% de los votos.
El Municipio de Villa Regina y la Federación Empresaria Hotelera Gastronómica de la República Argentina (F.E.H.G.R.A.), lanzan un nuevo curso con inscripción abierta y totalmente gratuita. En la Oficina de Turismo e Informes, ubicada en las intersecciones de Pioneros y Florencio Sánchez, los días miércoles 2 y jueves 3 de octubre, se estará dando un…
Los hermanos Milei y Santiago Caputo decidieron ir a fondo contra Mauricio Macri, una vez que pasen las elecciones porteñas. En plena veda electoral, citaron a Patricia Bullrich a una reunión con Javier Milei en Casa Rosada para exigirle que le rompa el bloque de Diputados al PRO este lunes, si se confirma la derrota de Silvia Lospennato a manos de Manuel Adorni, que descuentan en la Casa Rosada.
El “triángulo de hierro” le exigió a la ministra de Seguridad que asegure el pase de al menos 10 diputados de la bancada que conduce Cristian Ritondo y le pidieron que en la medida de lo posible se trata de legisladores con mandato hasta 2027, para garantizarse en la tropa propia soldados que no tengan que incluir en las listas este año.
No es la primera vez que la hermana del Presidente le marca el ritmo a la ex candidata presidencial del PRO, incluso con poca delicadeza. En su reciente afiliación a La Libertad Avanza, Karina no tuvo problemas en contar ante los medios como le impuso esa decisión a la ministra de Seguridad: “Agarre y le dije que tenía que afiliarse ahora”, afirmó ante las cámaras de televisión, con Bullrich a su lado intentando disimular su incomodidad.
La decisión de apurar la fractura del bloque del PRO coincide con el momento más crítico de esa bancada, como se vio esta semana a la hora de tratar la situación de los jubilados, donde quedó al borde de la ruptura, como anticipó LPO en exclusiva.
Esta semana Ritondo tuvo que hacer enormes esfuerzos para contener a sus diputados, que terminaron presentando dictámenes diferentes en el plenario de comisiones que debatía la restitución de la moratoria previsional y el aumento de los haberes de los jubilados.
Esta semana Ritondo tuvo que hacer enormes esfuerzos para evitar una ruptura entre diputados, que terminaron presentando dictámenes diferentes en el plenario de comisiones que debatía la restitución de la moratoria previsional y el aumento de los haberes de los jubilados.
Por un lado, Daiana Fernández Molero, Luciano Laspina, María Eugenia Vidal, Germana Figueroa Casas y Martín Ardohain promovieron un incremento con “efecto fiscal neutro” y, por otro, Silvana Giudici y seis más presentaron un expediente junto a los libertarios y los radicales con peluca para crear una comisión que diseñe una reforma previsional.
Ritondo, en su banca.
Esa división, tal como informó LPO este martes, fue la anticipación más patente de la ruptura que promueven Santiago y Karina para terminar de doblegar a Macri. Ritondo tuvo que suspender la reunión de bloque de ese día porque las diferencias entre ambos sectores resultaban irreconciliables.
Una de las diputadas que apoyó el proyecto de Fernández Molero dijo a LPO que su expediente “tiene el apoyo de Macri y es del PRO pero Bullrich es libertaria”.
El pedido a Bullrich cayó como un baldazo de agua fría en medio del temporal que azotó las últimas 48 horas el área metropolitana. Un diputado macrista que ya tiene su pase asegurado al campamento violeta le dijo a LPO que, si esa maniobra de la ministra se efectúa, no solo detonaría el bloque sino que arrojaría a los amarillos puros a los brazos de la oposición: “¿Cómo piensan que van a votar Vidal, Lospennato, Laspina o Figueroa Casas cuando el peronismo y Pichetto traten el proyecto de moratoria y aumento jubilatorio, si hacen esto? Van a votar con ellos”, vaticina con tono catastrófico.
¿Cómo piensan que van a votar Vidal, Lospennato, Laspina o Figueroa Casas cuando el peronismo y Pichetto traten el proyecto de moratoria y aumento jubilatorio, si apuran una ruptura? Van a votar con la oposición.
Aún si no se subieran a los intentos que el oficialismo y sus aliados más férreos califican como un “agujero fiscal”, los macristas dispuestos a fichar para los libertarios advierten que al pelotón de los que responden a la Fundación Pensar “no los van a poder contar para blindar el veto” que eventualmente deba firmar Milei.
Desde el entorno de Bullrich, niegan “cualquier tipo de apriete” de los hermanos Milei, cuando LPO consultó si la ministra se había reunido con Santiago, Karina y Milei. “No tenemos ningún apriete, más bien, tenemos la libertad para tomar decisiones cuando las consideremos necesarias”, aclararon.
Durante la jornada de este jueves, personal de la Secretaría de Obras y Servicios de la Municipalidad de Villa Regina trabajó en la limpieza de cámaras de la red cloacal en distintos puntos de la ciudad. Para llevar adelante esta tarea se contó con el camión vactor desobstructor de la empresa ARSA, razón por la…
La primera vez que robó tenía 12 años. Esa noche su mamá tenía solo un paquete de fideos y dos huevos. Desde los 9, U. juntaba latas de cerveza para llevar plata a su casa. Su mamá siempre se las había rebuscado sola, con sus tres hijos, en la villa 21-24. Esa noche que U. robó por primera vez, ella se hizo un té con un saquito que le dio una vecina y le dejó la comida a los chicos. La escena se repitió muchas veces, los robos también. U. quería tener sus cosas, unas zapatillas, unos botines. Sabía que no se los podía pedir a su mamá. Hoy, a los 19, está en un centro de privación total de la libertad en CABA. Cumple una sentencia de 12 años.
El sistema penal juvenil en Argentina se rige por la ley 22.278, decretada por el gobierno militar de 1980. Cuando se sancionó, retrotrajo la edad de punibilidad a la del código penal de 1921: 14 años. En 1954 la edad había sido elevada a 16 en el marco de una política integral dirigida a la protección de la infancia. Aunque se modificó parcialmente en 1983 y la edad se estableció nuevamente en 16 años, el cuerpo de la normativa sigue vigente. Su noción de minoridad está vinculada a la ley de Patronato de Menores de 1919, que consideraba a Niños, Niñas y Adolescentes (NNyA) como un objeto a tutelar por el Estado. Esta concepción se abandonó en 1994, cuando Argentina incorporó la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño a la Constitución Nacional, pero recién a partir del 2006, con la sanción de la ley de Protección Integral, se reconoce a los y las NNyA como sujetxs de derecho.
Los últimos días de junio la ministra de Seguridad Patricia Bullrich y el ministro de Justicia Cúneo Libarona presentaron en el Congreso un un anteproyecto de ley para bajar la edad de punibilidad a 13 años. La propuesta contempla penas de hasta 20 años de prisión y faculta a los y las jueces/zas intervinientes a investigar y someter incluso a los y las no punibles menores de 13 años a “internación” con fines de “readaptación social”, en aquellos casos que consideren que existe riesgo de comisión de nuevos delitos o que el niño/a es peligroso/a para sí o para terceros.
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“Este proyecto vuelve a los tiempos de la dictadura”, asegura Claudia Cesaroni, abogada, magíster en criminología e integrante del Centro de Estudios en Política Criminal y DDHH (CEPOC), y de la Red Argentina No Baja. Y aclara: “Desde las organizaciones insistimos mucho con la edad de punibilidad. No se está hablando de la edad a partir de la cual se puede imputar un hecho delictivo a un niño, niña o adolescente, ni a qué edad distinguen el bien y el mal”. La abogada considera que lo que está en discusión es a partir de qué edad se los y las puede someter a proceso penal. Actualmente la política criminal, social y de infancia decide que hasta los 16 años ninguna persona debe pasar por el sistema penal. Con ellos/as debe intervenir el sistema de promoción y protección de derechos de los y las NNyA. Aún así, hay menores de 16 que están privados/as de libertad. Cesaroni explica que los argumentos en favor de la baja “pseudo garantistas” son los más peligrosos porque se esgrimen desde un discurso de protección de derechos: “Sostienen que si los/as metemos en el sistema penal juvenil van a tener derechos y garantías procesales cuando los derechos de NNyA deberían estar garantizados como política de Estado”.
Argentina tiene una edad de punibilidad alta comparada con otros países de la región. En Brasil y Panamá es de 12 años, en Uruguay 13, y las reformas de sus sistemas penales se llevaron adelante en la década de los 90, bajo gobiernos neoliberales. Sin embargo, la ley vigente en nuestro país, todavía vinculada al paradigma tutelar, tiene artículos que van en contra del paraguas de normas de DDHH de los/as NNyA ratificado por Argentina, no solo la Convención sobre los Derechos del Niño, sino también las directrices de Naciones Unidas, o la Convención Americana de DDHH.
Gloria Bonatto fue la última directora de la Dirección Nacional para Adolescentes Infractores a la Ley Penal (DINAI), la última porque el organismo fue desarticulado por la actual gestión. Lxs adolescentes entre 16 y 18 años, explica, no son juzgados/as por el mismo sistema que las personas adultas: “Hay dos momentos: primero se declara si el/la chico/a es culpable o inocente. Si es culpable se dicta una sentencia de declaración de responsabilidad penal donde el/la juez/a aplica un año de tratamiento tutelar, lo que hoy se llaman medidas socioeducativas”. Pasado ese año se evalúa el tratamiento, recién allí se determina si se aplica una pena o se lo/la absuelve. Las penas privativas de la libertad son el último recurso. Y, de aplicarse, debe hacerse por el mínimo tiempo que proceda y en una institución especializada.
U. ingresó al Centro de Atención y Derivación (CAD) ex Inchausti de CABA a los 13 años. Entró y salió varias veces. Se acomoda los anteojos y cuenta que es donde llevan a los/las menores de edad que no pueden estar en comisarías comunes. El CAD Ex “Inchausti”, que depende de la Dirección General de Responsabilidad Penal Juvenil (DGRPJ), tiene un área de no punibles donde solo pueden permanecer detenidos por el tiempo mínimo indispensable (entre 4 y 5 horas). Luego de ese lapso, intervienen las Defensorías de Niños, niñas y adolescentes que deben privilegiar el derecho a volver al núcleo familiar y la protección de derechos de los/las NNyA.
El ex “Inchausti” también tiene un área de mayores de 16 años, que pueden estar detenidos/as entre 12 y 48 hs. Un operador socioeducativo cuenta que “los/as jueces/zas a veces tardan mucho en determinar qué hacer con los/as pibes/as” y recuerda casos donde los/as chicos/as permanecieron semanas y hasta un mes en el CAD.
Al salir del CAD, la Justicia puede ordenar medidas penales en territorio, como programas de acompañamiento vigentes en la jurisdicción, distintas formas de arraigo con una persona adulta responsable, medidas socioeducativas de escolarización, reparativas del daño comunitario, de incorporación laboral -entre otras-, o incluso la prisión domiciliaria. También existe la posibilidad de la restricción de libertad (en residencias de semi privación) y de privación total de libertad (Centros Socioeducativos de Régimen Cerrado). “El margen de decisión del juez/a es muy amplio. En mi caso limito las amplias prerrogativas que me da la ley 22.278 con el cuerpo de normas de derechos de NNyA”, dice Gladys Krasuk, jueza de responsabilidad penal juvenil del juzgado 1 de Quilmes.
En CABA hay 3 centros de privación total de la libertad. Al San Martín le dicen “La Pañalera”, porque van los y las más chicos/as, de 16 años. Al Rocca/Agote van los varones de 17. Al cumplir los 18 pasan al Manuel Belgrano. Luego depende del tribunal de menores o del juzgado que lleve la causa si permanecen para cumplir sentencia allí o si son derivados a Marcos Paz, que es el único penal que tiene un pabellón de jóvenes-adultos.
Hace dos años que U. está en el Centro Socioeducativo de Régimen Cerrado Manuel Belgrano. La sentencia de 12 años dictada por el tribunal se redujo a 6 por haber cometido el delito a los 17 años. Aún le restan 4 años de privación de libertad. Las sentencias de los/las NNyA se revisan periódicamente.
U. quiere terminar el colegio. Está en el segundo ciclo del CENS y en un año tendrá su título secundario. Cursa de 8 a 11 de la mañana, después charla y mira televisión con sus compañeros. Almuerzan y cenan juntos, a la tarde hace un taller de pizzería y luego deporte en el patio. Cuando salga quiere estudiar abogacía o arquitectura, todavía no se decide: “Hay que ver si eso me da frutos, y sino bueno, a trabajar en la basura con mi familia, tengo varios parientes que están en la basura” dice. Sabe que se está discutiendo un proyecto de ley de baja de edad de punibilidad: “No estoy a favor, no me parece, acá en el contexto en el que estoy. Si hubiese igualdad no pasaría esto. No todos tienen las mismas oportunidades de ir a un colegio, de estar acompañado, de vestirse bien, de comer bien. He conocido un montón de chicos que quisieron hacer las cosas bien y no pudieron”.
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La primera vez que T. vio a un médico en su vida fue en la revisación obligatoria para el ingreso en el Centro de régimen cerrado Rocca/Agote, a los 17 años. Antes vivía con su mamá, sus abuelos y su hermano en la villa 31 de Retiro. Cuando el defensor público que le asignaron le hablaba, T. no lo entendía. Le preguntaba a los chicos que estaban hacía tiempo “y sabían lo del juicio abreviado, lo del juicio oral, y así más o menos fui comprendiendo”.
Bonatto explica que el juicio abreviado -que implica el reconocimiento de los hechos por parte del/la imputado/a y un acuerdo sobre el hecho, la calificación legal y la pena sin una instancia de juicio oral- se creó para descomprimir el trabajo del Poder Judicial. Sin embargo, la cantidad de casos no amerita este tipo de procesos. Dice que deberían estar prohibidos para los/as adolescentes: “Los/as pibes/as ni se enteran qué pasó, el defensor les dice firmá acá”. El proceso, además de ser educativo, debería imponer medidas posibles de cumplir: “A uno de mis defendidos, hace muchos años, le impusieron como regla de conducta que tenía que conseguir trabajo. Yo fui con la tapa de Clarín de ese momento que tenía un título escandaloso de los niveles de desempleo en Argentina”.
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En 2014, Diego Iván Borja murió quemado en el Rocca/Agote. Tenía 17 años y había prendido fuego un colchón mientras estaba sancionado dentro de una celda de aislamiento. En 2023 el instituto acumuló 17 denuncias de maltrato y abuso (golpes y quemaduras de cigarrillos) por parte del cuerpo de vigilancia.
A. llegó al Rocca/Agote luego de entrar y salir cinco veces del CAD ex Inchausti. Y siguió en el Belgrano, donde hoy es compañero de U. Tiene un tatuaje con el nombre de su mamá en el brazo y una condena por robo a mano armada: “Tenía 14 y quería tener mis cosas. Yo me juntaba con personas que hacían esto y veía que ellos se podían comprar sus zapatillas, su ropa, su mochila para ir a la escuela, yo no hice esto para ayudar a mi mamá sino para no tener que estar pidiéndole, lo hice para vestirme bien, para sentirme bien”.
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Un 81.1% de las aprehensiones de NNyA en 2023 fue por presuntos delitos contra la propiedad. Según los últimos datos disponibles del Ministerio de Justicia de la Nación, en 2022 se dictaron 134sentencias a menores.Las estadísticas de la edad que tenían lxs condenados/as al momento de cometer el delito muestran que los/las menores de 18 años representan un 0.6%.
El último relevamiento nacional de SENAF-UNICEF, en junio de 2023, muestra una reducción progresiva en los tres dispositivos diseñados para la población penal juvenil: medidas en territorio, centros cerrados e institutos de semi privación de libertad. Esta población representaba, al momento del informe, menos del 0,1% del total de adolescentes de 14 a 17 años del país.
Aunque las mujeres tienden a delinquir dentro de bandas y sin armas, los tipos de delito y la edad promedio no varían sustancialmente por género. Como la categorización de “jóvenes” se construye a partir de una perspectiva adultocéntrica, masculina y universal, en el imaginario penal juvenil las adolescentes casi no aparecen. El 94,8% de los/las NNyA en el sistema penal son varones y el 5,2% mujeres. El abogado y escritor Julian Axat sostiene que “la proporción mucho más alta de los varones es también un mecanismo de construcción y mantenimiento del estereotipo del cliente habitual del sistema penal juvenil patriarcal: varón, joven morocho de las periferias, mal vestido y mal hablado”.
La ausencia o el vacío de normas y regulaciones específicas sobre las niñas contribuye a la invisibilización de los problemas de este grupo especialmente vulnerable. La psicóloga Aluminé Rodriguez Lima sostiene que es necesario abordar las especificidades desde la criminología feminista. Las prácticas judiciales con perspectiva de género deben contemplar la creación de lugares de alojamiento específicos para niñas y adolescentes mujeres y problematizar las formas de violencia sobre la población femenina en los territorios, donde la detención suele ser un resultado posterior al hostigamiento en cadenas violentas de circulación machista, extorsiones y acosos.
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Melany Cueto tiene 29 años. Su mamá, policía de la bonaerense, quedó en coma luego de un enfrentamiento cuando ella tenía 10 y no volvió a su casa. Melany estaba sola. Los vecinos llamaron a la policía que la vino a buscar y la llevó a un hospital: “Como si estuviera enferma, me dejaron 15 días, porque yo no tenía a nadie que me cuide”, cuenta. Del hospital también la retiró la policía, esposada y descalza. La llevaron a lo que cree que era una comisaría, no lo supo con certeza. Sí recuerda que pasó dos días sobre una cama de cemento sin colchón, que le dieron de comer una sola vez y no la dejaban ir al baño, se hacía pis encima. Melany no había cometido ningún delito, pero no tenía quien la cuide. Un juez determinó que la trasladaran al instituto de privación de libertad Stella Maris de La Plata.
La policía la llevó otra vez esposada. “Te mandaban a bañar a las 5 de la mañana, si el agua estaba fría estaba fría, te daban la pasta dental medida, desayunábamos un mate cocido y un pedazo de pan era horrible estar ahí, algunas de las chicas se cortaban los brazos, otras se querían ahorcar”, cuenta ella.
Estuvo un año y medio. A los 12 se fue a vivir con su papá, al que no conocía. Nueve meses más tarde se escapó y fue a buscar a su mamá, que estaba en una clínica psiquiátrica por las secuelas del coma. Ella no la reconoció. “Mi vida dió un vuelco”, cuenta. Empezó a delinquir con La Banda de la Frazada, chicos/as de entre 8 y 18 años que estaban en situación de calle. Estuvo varias veces en comisarías: “Nos cagaban a palos, nos dejaban 5 días cagados a trompadas, nos mataban de hambre, los vigis nos meaban”.
A los 16 años ingresó en una de las casas de abrigo de La Plata, una institución que implementa programas para garantizar la protección de derechos de la niñez y adolescencia. Ahí empezó a cocinar para vender como parte de un programa Envión de promoción de derechos. Fue su primer trabajo. “Nos dieron oportunidades. Ese lugar fue mi familia”, cuenta Melany. Hoy es encargada de un pabellón en la Unidad de Alojamiento de Internos en Tránsito Melchor Romero del Servicio Penitenciario Bonaerense.
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“Los/las menores de 16 años no tienen penas, lo que no significa que no haya intervención violenta del Estado”, dice Krasuk. Si un/una chico/a se encuentra “falto de asistencia, en peligro material o moral, o presenta problemas de conducta, según la definición del artículo 1 de la ley vigente 22.278, el juez o la jueza puede determinar que, si tiene familia vaya a la casa y si no la tiene, vaya a un instituto”, explica la magistrada e insiste en que tenemos un sistema penal de acto, no de autor: a la persona se la tiene que juzgar por lo hizo, no por la familia de donde viene.
En Argentina cada jurisdicción tiene, además, sus propias normas procesales. Muchos códigos provinciales continúan dándole un tratamiento a los y las NNyA equiparable al de personas adultas pero reduciendo la pena a los parámetros de la tentativa. Hay regiones donde no hay jueces/zas ni procesos especializados.
“La ley hay que cambiarla, pero cuando se la discute solo se piensa en bajar la edad”, sostiene Krasuk. El delito, dice, es un detonante que no debe guiar las decisiones sobre los/as no punibles. En cambio, según la jueza, hay que evaluar la situación de peligro en la que se puso a ese/a chico/a para definir la mejor estrategia de promoción y protección de derechos.
Argentina fue condenada internacionalmente varias veces por la vigencia de la ley 22.278. Cuando se habla de reformarla se discute la baja de edad, que no atiende al principio de no regresividad de los DDHH, y no los aspectos que colisionan con los principios básicos internacionales que el país se comprometió a respetar. El tratamiento de NNyA debe ser un proceso educativo, dice Bonatto: “Adecuar la ley actual a los estándares internacionales de derechos de NNyA implica voluntad política y dinero, por eso no se hace. Bajar la edad es una respuesta fácil para una población que, en número de casos, es insignificante”.
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A. tiene 18 años. Está esperando su juicio hace 8 meses en el Manuel Belgrano. En septiembre, cuando llegue, va a haber pasado unas 7.920 horas esperando. Mientras tanto se levanta a las 7.30 de la mañana y va a la escuela que está dentro del centro, después hace un taller de confección de cuadernos de la cooperativa que funciona dentro del Belgrano. Esa experiencia de trabajo autogestiva fue creada en conjunto por los chicos y los trabajadores de la Dirección General de Responsabilidad Juvenil y del programa de intensificación y Diversificación Curricular (InDiCu) del Ministerio de Educación de CABA. El objetivo es generar una experiencia real de inclusión sociolaboral en la que los chicos realicen producciones que tengan un valor económico para ellos mismos. “Esos cuadernos los vendemos, una parte queda en la cooperativa para comprar más recursos para seguir produciendo y la parte que gano se la doy a mi familia” cuenta A.
A partir de esa experiencia se impulsó la instalación artística proyecto Cisne en la que los chicos construyeron colectivamente un cisne gigante con origami, que luego se exhibió dentro de la Ex ESMA, y un espacio radial que ellos mismos llamaron “La Revancha Radio”.
A. usó la plata de su primer robo para comprar pintura para la casa donde vivía con su mamá y sus tres hermanas, él es el mayor. Después siguió saliendo “a apretar”: “el problema fue la calle”, dice. Hoy está imputado por intento de homicidio. No fue en una situación de robo, pero no quiere contar más. La primera vez que se sentó con un psicólogo y con un trabajador social, fue en el Centro Manuel Belgrano.
Aunque no sabe cuánto falta, sueña despierto con la barbería que le gustaría tener cuando salga.
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L. se presenta y dice “primero que nada, buenas tardes”. Se despedirá con un “muchas gracias por escuchar”. Habla despacio, como si estuviera cansado. Tiene 20 y está privado de su libertad hace más de tres años en el Belgrano. Antes estuvo en el CAD ex Inchausti y en el San Martín.
Piensa que va a ser un poco raro cuando salga por primera vez porque está privado de su libertad hace muchos años: “Era un pibito y conocí a un grupo, y bueno, nos fuimos en un auto y pasó lo que pasó. Yo veía a los pibes que se compraban zapatillas, que se compraban estupefacientes, drogas, y bueno, yo era chico y no quería depender de nadie, ahí arrancó. Vivía con mis abuelos y mi hermanito en el barrio Cildañez, me fui a vivir con ellos porque mi mamá cuando yo era chico se drogaba y no me podía cuidar. La situación de mis abuelos era mala, apenas alcanzaba, yo no les podía pedir nada. Mi abuela estaba preocupada entonces me llevó y me anotó en la escuela secundaria, fui dos, tres meses, pero después caí”.
“Bajar la edad no va a ayudar a los pibes, lo único que va a hacer es que este lugar se llene y los pibes van a empeorar en vez de mejorar” dice P., compañero de L. Dejó de hablar con sus amigxs “de afuera” porque le da vergüenza. Cree que lxs chicxs necesitan más contención en sus familias y de la escuela, él no hablaba con nadie, cuenta: “Ningún adulto se me acercaba, no conocí a nadie del gobierno tampoco que quiera ayudar”.
P. es migrante paraguayo, nunca fue a un hospital porque nadie lo podía acompañar y tenía miedo de perderse en una ciudad que no conocía. Dice que hubiera “estado piola” tener un psicólogo antes, cree que su historia sería diferente. Pide que “se fijen en los pibes”, que miren lo que está pasando ahora con los comedores que no están recibiendo mercadería: “Hay pibes que no comen y lo que ves es que se cagan en todo”.
La Dirección de Tránsito y Protección Civil de la Municipalidad de Villa Regina informa que se reprogramarán las charlas de educación y seguridad vial que se iban a dictar en el transcurso de esta semana. Asimismo recuerda que en el lapso mencionado no habrá atención al público en las oficinas. Esto obedece a que el…
Las estructuras sumergidas de Yonaguni presentan escalones y terrazas tan perfectas que científicos de todo el mundo debaten si fueron creadas por una civilización perdida o por fracturas naturales en la roca.
Basta descender unos 25 metros en las aguas cristalinas que rodean la isla japonesa de Yonaguni para encontrarse con un espectáculo que desafía nuestra comprensión arqueológica convencional. Un macizo de arenisca de unos 200 metros de largo se levanta en terrazas perfectas, con aristas rectísimas y rampas que parecen salidas de una maqueta de ciudad antigua. ¿Es una ruina de una civilización desconocida? ¿O simplemente una roca muy fotogénica?
El descubrimiento de la «Atlántida japonesa»
El hallazgo, señalan desde DW, se remonta a 1986, cuando el instructor de buceo Kihachiro Aratake exploraba la zona, situada a unos 100 kilómetros al este de Taiwán y frente a las costas de la isla japonesa de Yonaguni, en busca de nuevos paisajes para llevar a turistas.
Al acercarse, se alzaron ante él gigantescas estructuras de piedra que inmediatamente le recordaron a construcciones arqueológicas. Sorprendido, Aratake avisó a investigadores de la Universidad de Ryukyu, y así nació la leyenda de la «Atlántida japonesa».
Teorías arqueológicas: ¿restos de una civilización sumergida?
Uno de los principales defensores de la hipótesis de origen humano es Masaaki Kimura, profesor emérito de geofísica, quien ha pasado décadas estudiando el yacimiento. Kimura no duda: lo que hay bajo el mar son restos de una ciudad antigua, quizás construida por el pueblo Jōmon hace más de 10.000 años, cuando esta zona aún no estaba sumergida debido al menor nivel del mar. Sin embargo, posteriormente Kimura redujo su estimación a unos 2.000-3.000 años de antigüedad, según indica IFL Science.
«Me recordó inmediatamente a las pirámides y pensé que estaba en el antiguo Egipto», confesó el profesor en un documental citado por Süddetsche Zeitung en 2017.
Como evidencia de su origen artificial, Kimura señala haber identificado marcas de cantera en la piedra y rocas que parecen haber sido esculpidas con forma de animales. «Un ejemplo que he descrito como una esfinge submarina se parece a un rey chino o de la antigua Okinawa», declaró a National Geographic en 2007.
Para Kimura, las pruebas son dobles: por un lado, marcas en la piedra que podrían indicar trabajo de cantera y figuras talladas; por otro, la violenta actividad sísmica del área. Recuerda que en 1771 un tsunami con olas de hasta 40 metros arrasó Yonaguni, causando cerca de 12.000 muertes, según el periódico Yomiuri Shimbun. De acuerdo con Kimura, no sería impensable que un evento similar sepultara una ciudad entera bajo el mar.
Su teoría encuentra respaldo en otros expertos, como Toru Ouchi, profesor asociado de sismología en la Universidad de Kobe, quien tras bucear personalmente en el sitio afirmó: «Lo que dice el profesor Kimura no es exagerado en absoluto. Es fácil darse cuenta de que esas reliquias no fueron causadas por terremotos».
A 12000 year old pyramid found in the sea near Japan
What is our real story? Is it different from the history that was taught to us in our school books ?
The Yonaguni monument, a mysterious underwater structure near Taiwan, could reshape our understanding of ancient… pic.twitter.com/OWYgeo8We6
Evidencias geológicas: formaciones naturales en el fondo marino
Sin embargo, como cabría esperar, no todos están convencidos. Robert Schoch, profesor de la Universidad de Boston y geólogo, se posiciona en el otro extremo del debate. Tras su primera inmersión en el sitio, su veredicto fue contundente: «Supe que no era artificial. No es tan regular como muchos afirman, y los ángulos rectos y la simetría no cuadran en muchos lugares».
Según Schoch, las formaciones son resultado de procesos geológicos naturales. «Es geología básica y estratigrafía clásica para areniscas, que tienden a romperse a lo largo de planos y dan estos bordes muy rectos, particularmente en un área con muchas fallas y actividad tectónica», explicó a National Geographic.
En un artículo para Spiegel Online, el geólogo y buceador profesional Wolf Wichmann concuerda con esta visión tras analizar el sitio en múltiples ocasiones, señalando que las superficies y paredes de las terrazas siguen patrones naturales de erosión: «Las superficies y paredes de las terrazas discurren a lo largo de las zonas débiles predeterminadas de la roca: las juntas de las capas de la roca sedimentaria y la red de fracturas que discurre perpendicular a estas».
Wichmann explica que fenómenos como «canales de oleaje, agujeros arremolinados en la roca, recubrimientos de corteza endurecidos, así como agujeros fresados por erizos de mar y conchas», son claramente identificables como formaciones naturales.
Uno de los argumentos más fuertes contra la teoría de la civilización perdida tiene que ver con la cronología. Como esboza IFL Science, si el monumento fuera artificial, tendría que haberse construido antes de quedar sumergido, lo que nos remontaría a más de 12.000 años atrás. Esto lo situaría antes que cualquier otra civilización sofisticada conocida, incluso anterior a Göbekli Tepe, desafiando nuestra comprensión actual del desarrollo de las sociedades humanas complejas.
Por otra parte, el consenso científico actual sostiene que las grandes construcciones monumentales surgieron después del desarrollo de la agricultura (hace unos 12.000 años), que posibilitó los excedentes alimentarios, las estructuras de poder centralizadas y la especialización del trabajo. Si se demostrara que Yonaguni es artificial, «sería necesario reescribir por completo la historia», como apunta NDTV.
Por tanto, no hay que apresurarse a concluir que tal estructura fue creada artificialmente, especialmente si se considera que algunos entusiastas han ido más allá, vinculando el monumento –una hipótesis que carece de respaldo científico sólido– con el legendario continente perdido de Lemuria (también conocida como el continente de Mu y similar a la Atlántida) en el Pacífico, una civilización avanzada que quedó sumergida bajo las olas a causa de un gran cataclismo.
En última instancia, como asegura el científico japonés Takayuki Ogata, también de la Universidad de Ryukyu, todo indica que se trata de una formación natural, sobre todo teniendo en cuenta las formaciones rocosas similares de los alrededores, así como el hecho de que la estructura está unida a un macizo rocoso mayor, lo que sugiere que las capas bien definidas del yacimiento se han formado gradualmente debido a su ubicación en una zona propensa a los terremotos.
Más allá del debate, lo que sí es cierto sin lugar a dudas es que el monumento Yonaguni se ha convertido en un destino popular para buceadores aventureros, aunque no está exento de riesgos debido a las fuertes corrientes de la zona. Además de su interés arqueológico y geológico, el sitio alberga una rica biodiversidad, incluyendo tiburones martillo que frecuentan estas aguas.
Entre tanto, los lugares dentro del monumento han recibido nombres evocadores como «Triangle Pool» o «Waterway», amplificando la narrativa misteriosa que envuelve estas formaciones submarinas. Como describe poéticamente Süddeutsche Zeitung, «si Ariel, la sirenita, asomara de repente por detrás de las piedras, no sería ninguna sorpresa».