El Eternauta: el conocimiento como acto político

El Eternauta: el conocimiento como acto político

 

También nos subimos a la moda El Eternauta y en el programa radial Cómo llegamos hasta acá conversamos sobre la historieta convertida en éxito de streaming con Sebastián Gago, Dr. en Estudios sociales de América Latina, investigador adjunto de CONICET y docente de la Facultad de Comunicación de la Universidad Nacional de Córdoba, que estudia los procesos sociales de recepción cultural en la narrativa gráfica argentina.

Me llama la atención la moda de El Eternauta. ¿Cómo se ha puesto de moda El Eternauta?

Creo que a lo largo de casi 70 años de trayectoria editorial, porque ese es el tiempo aproximado que ha transcurrido desde que la historieta se estrenó, ha pasado por muchos procesos de reediciones, de rescate, de consagraciones, ha tenido hasta incluso una canonización por parte del Estado y dentro de toda la instancia de consagración cultural se ha convertido realmente en una gran fábula de ciencia ficción, uno de los relatos más grandes y más potentes de la narrativa argentina de la segunda mitad del siglo XX y de lo que llevamos hasta acá.

Sebastián Gago, Dr. en Estudios sociales de América Latina, investigador adjunto de CONICET y docente de la Facultad de Comunicación de la Universidad Nacional de Córdoba.

¿Cuáles son los elementos que destacás o los que te parecen más interesantes de la serie actual?

Me parece que en la serie televisiva de Netflix, comparándola con la serie que hizo Oesterheld en su momento y que se publicaba en una revistita de folletín, porque El Eternauta salió como un folletín de tres páginas en entregas semanales durante 106 semanas, hay un rescate de elementos básicos de la esencia de la historia: el extrañamiento de la mirada de uno hacia uno mismo y hacia el otro, un extrañamiento que viene de una situación catastrófica, en este caso una nevada, una invasión, la incertidumbre frente a lo desconocido; eso se puede conectar también con cómo Oesterheld diseñaba a sus propios personajes, personas comunes que se enfrentaban ante una situación extraña, insólita o poco común, y eso es lo que los empujaba a la aventura. Creo que eso está muy bien logrado y reactualiza esta historieta que por la potencia de las formas que tiene puede dialogar constantemente con las distintas épocas, con el devenir.

Otra de las cosas que yo rescato de esta adaptación es cómo ponen el conocimiento o la ciencia como una interfase constante entre esa dimensión humana y la violencia, la violencia del poder, un poder opresor que intenta dominar a una sociedad, y la contracara de una violencia contra el poder, una violencia resistible contra el poder. Entonces el conocimiento en El Eternauta se convierte en un acto político y creo que eso es uno de los puntos más altos que tienen la historieta y la serie.

¿Te parece que la forma en que se delinearon los personajes en la serie los cambió mucho?

Creo que hay cambios bastante pertinentes en relación a cómo es nuestra sociedad actual después de 70 años. La edad de los protagonistas, el perfil psicológico de algunos de ellos, sobre todo el protagonista científico, el profesor Favalli, que lo hacen bastante distinto en su personalidad… Bueno, después el protagonismo de los personajes femeninos es también un punto interesante porque vos vas viendo los perfiles, las características de ese conjunto de personajes protagónicos, teniendo en cuenta que no hay un solo protagonista. La mujer adquiere un papel importante sobre todo en la capacidad que tiene de entender al otro, la empatía, la sensibilidad, cosas que los hombres no tienen, al menos en esta serie televisiva. Pero lo que se mantiene y se actualiza muy bien es esa mezcla de personas que si bien son casi todas de clase media, que tienen distintos perfiles en su conocimiento, uno más ortodoxo del lado de la ciencia, de la lógica, el otro más autodidacta, más de tipo de saberes prácticos, ¿no? Y después está muy interesante, esa autodidactica que tiene el argentino, eso de querer descubrir cosas, de tener un tallercito, de investigar, y de ahí que cobra sentido esa frase «lo viejo funciona», ¿no?, una de las frases más importantes de la trama.

Además, en esto de formar o delinear este personaje que va a ser Favalli en la serie, este conocimiento científico parece más salido de una revista Mecánica popular que de una institución educativa.

No me cabe la menor duda, y creo que en el Favalli de la historieta también pasaba algo así, ¿no? Y eso le sirve a Oesterheld para ir modelando una dimensión histórica de la conciencia de sus personajes, de sus héroes, porque eran seres humanos que cargaban una historia, una trayectoria, experiencia de vida. Claramente son personajes que les gusta el taller, la experimentación, arreglar cosas, crear cosas nuevas. Juan Salvo también, en cierto punto. Hay una combinación de distintos acervos sociales, de saberes, conocimientos, memorias, usos, y eso es fascinante, ¿no? El héroe se va haciendo, va descubriendo cosas y va intentando conocer qué sucede allá afuera donde se está muriendo gente, un afuera donde se está viniendo el mundo abajo.

Y ahí nos vamos, tal vez, a una de las preguntas más centrales que tiene esta gran fábula, ¿cómo uno puede sobrevivir cuando no hay Estado, cuando la sociedad se ha venido abajo, cuando las instituciones han muerto, cuando esas instituciones que regulaban la vida de las personas han sucumbido? Por eso lo político atraviesa de lleno la obra. ¿Dónde hay sociedad en un mundo cuando hay una invasión extraterrestre? ¿A dónde funciona la sociedad? Esa es la gran pregunta y creo que adentro de los personajes pervive la sociedad: en su modo de juntarse, de organizarse, de entenderse, de tolerarse y de entender que nadie se salva solo.

Mencionaste las dos frases eslogan de la serie: «Lo viejo funciona» y «Nadie se salva solo». ¿Por qué crees que esta serie tan argentina y con héroes tan de carne y hueso tiene tanto éxito en todo el mundo, entre un público quizás acostumbrado a héroes como los de Marvel o los de DC que tienen superpoderes?

Claro, son héroes sin superpoderes, son personas comunes que te podés cruzar en cualquier esquina, personas de barrio con sus problemas, sus miedos, sus taras, sus traumas, sus problemas psicológicos. Esos problemas psicológicos que arrastran los personajes es un atractivo por eso, porque la aventura se sitúa en un barrio común de una ciudad latinoamericana donde las personas se van insertando en la aventura porque son empujadas hacia eso, ¿no? Porque ellos per se o a priori no son héroes. Se van haciendo héroes con el correr de los problemas, de las situaciones, de los días, y es un atractivo por todo ese suspenso, esa intriga que ha sabido modelar Oesterheld en sus guiones, una ciencia ficción de anticipación, una ciencia ficción que reflexiona sobre el futuro, sobre la sociedad, sobre los problemas de nuestra sociedad, y también sobre las personas comunes.

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