Cueva Cacao: el hallazgo en Catamarca que podría reescribir la historia del poblamiento de América
A más de 3.500 metros de altura, en la puna catamarqueña, un equipo de científicos argentinos y franceses descubrió restos y artefactos de entre 40.000 y 50.000 años de antigüedad. Las evidencias halladas en la Cueva Cacao, en Antofagasta de la Sierra, podrían modificar por completo las teorías sobre la llegada del ser humano al continente. El hallazgo, comparado en magnitud con la mítica Cueva de las Manos en Santa Cruz, ubica a la arqueología argentina en el centro del debate mundial.
Por Alcides Blanco para Noticias La Insuperable

Un hallazgo que desafía los mapas de la historia
A veinte kilómetros del poblado de Antofagasta de la Sierra, en la parte superior de una formación de ignimbrita, se esconde un sitio arqueológico que está cambiando todo lo que se sabía sobre el poblamiento americano. En la Cueva Cacao, investigadores del CONICET, la Universidad de Buenos Aires y especialistas franceses del Ministerio de Europa y Asuntos Exteriores de Francia hallaron restos y herramientas que datarían de entre 40.000 y 50.000 años de antigüedad.
Las excavaciones, que se intensificaron a partir de 2019, revelaron artefactos líticos tallados, costillas de megafauna y objetos cotidianos que fueron encontrados en un contexto estratigráfico intacto. Según los análisis preliminares, las piezas humanas aparecieron directamente asociadas a huesos de animales prehistóricos como megaterios y caballos extintos (hippidion), con dataciones que superan los 39.000 años.
El arqueólogo francés Éric Boëda, uno de los referentes de la Misión Arqueológica Franco-Argentina en Antofagasta de la Sierra (MAFANS, 2020-2024), sintetizó el impacto del hallazgo con una frase que resuena en toda la comunidad científica: la ciencia no puede decir que algo es imposible. Si encontramos nuevas evidencias, debemos investigar y replantear nuestras teorías.
De la megafauna al primer Homo sapiens
Los objetos hallados en Cacao presentan similitudes notables con herramientas del Pleistoceno encontradas en África y Asia, lo que abre la hipótesis de movimientos humanos mucho más antiguos y complejos de lo que se creía posible en Sudamérica.
Hasta ahora, los modelos más aceptados ubicaban el ingreso del Homo sapiens al continente americano hace unos 13.000 años, a partir de la cultura Clovis. Sin embargo, los resultados obtenidos en Catamarca podrían adelantar esa fecha en más de 25.000 años.
El director provincial de Antropología, Cristian Melián, aseguró que este hallazgo “podría poner patas para arriba el mapa arqueológico de América”, y destacó que se trata de uno de los descubrimientos más importantes de los últimos tiempos. Por su parte, el gobernador Raúl Jalil acompañó al equipo científico y sostuvo que estos hallazgos ponen a Catamarca en el centro de la arqueología americana, al tiempo que anunció estrategias para preservar el sitio y prepararlo para el turismo científico.

Cueva Cacao: un archivo de la memoria humana
Los distintos niveles estratigráficos del sitio revelan ocupaciones continuas a lo largo de milenios, lo que convierte a la Cueva Cacao en un verdadero archivo natural de la historia humana. Entre los hallazgos más recientes se cuentan mechones de cabello humano, sandalias de cuero, cerámicas y un sonajero rústico, datados en unos 3.200 años.
En niveles más profundos, los científicos descubrieron pinturas rupestres con figuras humanas y animales, máscaras y signos, expresiones que reflejan un universo simbólico comparable al de la Cueva de las Manos en el Cañadón del Río Pinturas, Santa Cruz. Pero mientras las obras patagónicas se ejecutaron entre los 13.000 y 9.500 a.C., las de Catamarca podrían superar ampliamente esas fechas, configurando una cronología mucho más antigua para el arte rupestre sudamericano.
La ciencia argentina, protagonista
El proyecto binacional encabezado por Carlos Aschero y Christelle Lahaye se enmarca dentro de una línea de investigación de larga duración que busca reconstruir las trayectorias sociales y ecológicas del norte argentino desde tiempos prehispánicos. Además del CONICET y la UBA, participan investigadores de la Universidad Nacional de Tucumán, la Universidad Nacional de Mar del Plata, el IANIGLA-CONICET de Mendoza, y especialistas en biología, botánica y geología que trabajan sobre restos de diatomeas, fitolitos y polen fosilizado para reconstruir el paleoambiente de la Puna.
El documental “Historias Científicas de Pandemia”, producido por el Instituto Superior de Estudios Sociales (ISES-CONICET-UNT) y CONICET Documental, retrata precisamente el regreso de estos equipos al trabajo de campo tras la crisis sanitaria global, poniendo en primer plano la continuidad del conocimiento científico argentino incluso en los momentos más difíciles.
Entre la Cueva Cacao y la Cueva de las Manos: un diálogo milenario
Mientras en Catamarca se excava un pasado que podría reescribir los manuales de historia, en el sur de Santa Cruz se profundizan los estudios en la Cueva de las Manos, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Allí, las investigaciones buscan conectar los nuevos hallazgos con la dinámica social, espiritual y ambiental de los grupos humanos que poblaron el continente hace miles de años.
Como sostiene la investigadora María Teresa Civalero, del CONICET-INAPL, comparar ambos sitios es fundamental para entender la movilidad y la interacción de aquellos pueblos originarios, sus rutas y sus vínculos con la megafauna extinta.
Un nuevo horizonte para la arqueología sudamericana
Si los estudios confirman la antigüedad propuesta, la Cueva Cacao pasará a ocupar un lugar central en la arqueología mundial. No solo por la magnitud de su antigüedad, sino porque demuestra que la historia del poblamiento de América no es lineal ni unívoca, sino un entramado de rutas, migraciones y adaptaciones culturales que aún sigue revelándose bajo las arenas de la puna.
La ciencia argentina, una vez más, muestra que su capacidad para hacer historia no se mide solo en laboratorios, sino en el polvo milenario de sus montañas.


