María Sol Báez, madre de Giovanni Tanoni -un niño de 5 años con discapacidad- denunció que la obra social de la Policía Federal le suspendió el servicio de transporte por falta de pago, lo que impide que su hijo pueda asistir a la escuela y a las terapias de rehabilitación. La mujer reclama también por la falta de cobertura en medicación, pañales y tratamientos que son indispensables para la evolución del pequeño.
El reclamo se reactivó esta semana en Neuquén, cuando la familia recibió la notificación de la suspensión del traslado escolar y sanitario. Ante la deuda de la obra social con la empresa de transporte, el servicio dejó de prestarse y la madre presentó una nueva nota exigiendo la reactivación.
Mientras tanto, Báez busca visibilizar la situación en los medios locales y en la Justicia, ya que, sin el transporte ni la cobertura completa, Giovanni queda aislado de los espacios educativos y de salud que necesita para sostener su desarrollo.
La madre Giovanni comentó que «nadie emite respuesta, si mi hijo no tiene traslado no podemos llegar a la escuela y como tampoco a las terapias. Y sin rehabilitación y otras terapias tenemos retroceso». Además, presentó una nueva nota para reclamar por la reactivación del transporte, clave para sostener la evolución del niño.
Situación crítica
Tanoni padece Mielomeningocele (MMC), una malformación congénita del sistema nervioso central. Desde los 3 años, su familia recurrió a la Justicia porque la obra social, que debería cubrir su medicación y tratamiento, no lo hace o lo hace de manera parcial.
La situación se agravó tras la suspensión del transporte por falta de pago. Frente a ello, Báez presentó una nueva nota y buscó visibilizar su reclamo para recuperar las prestaciones. Según relató en el escrito, la empresa continuó trasladando a Giovanni incluso cuando la obra social mantenía deudas de varios meses. «Actuaron con compromiso y buena voluntad, pero lamentablemente esta situación se ha vuelto insostenible para ellos«, afirmó.
Sin terapias ni espacios de socialización, la evolución del niño se ve cada vez más comprometida. A esa realidad se suman otras carencias derivadas de la falta de cobertura. «Tenemos la obra social de Policía Federal, que constantemente tiene un incumplimiento con todo lo que tiene que ver con la discapacidad de mi hijo, no cubre los tratamientos, que están autorizados al 100%, pero no se les paga a los prestadores la medicación. Hubo varios meses que no nos entregaron la medicación. Hoy actualmente nos están entregando la medicación», explicó su mamá en diálogo con LMNeuquén.
Costos y sacrificios
Báez agregó que «tenemos las terapias cortadas por falta de pago, no de un mes, sino que llevan ocho meses de deuda». Y reclamó con urgencia la reactivación del traslado: «Estamos pidiendo la cobertura al traslado, que es lo más importante, si no se paga la deuda a los prestadores sin el traslado Gio no tiene acceso a nada, porque él tiene una discapacidad motriz, camina con un andador. Las distancias que él puede caminar no son largas y las paradas de colectivo que nosotros tenemos son lejanas, no están las condiciones para que yo pueda manejarlo solito arriba de un colectivo», lamentó.
El reclamo persiste. Giovanni tiene una lesión sacrolumbar que le genera múltiples complicaciones de salud. Solo puede caminar cortas distancias con ayuda de un andador y requiere medicación para el funcionamiento de sus órganos. Además, cada seis horas su madre debe cambiarle sondas intermitentes y realizar cuidados de higiene.
Las necesidades económicas son enormes: además de los medicamentos, el niño utiliza pañales —»por mes, unos 240″—, guantes descartables y unas 180 sondas especiales. «Solo en sondas, gastamos un millón de pesos», detalló Báez.
Las dificultades con la obra social de la Policía Federal se profundizaron desde fines del año pasado, cuando dejaron de cubrir las terapias diarias y los traslados a la Escuela Primaria 2. «Desde octubre pasado que no le pagan a la prestadora del transporte para mi hijo. También hay deuda con la kinesióloga», explicó.
Desesperada, la madre llama todos los días a Buenos Aires para exigir que se atienda el reclamo. «Estuvimos diciembre y enero sin medicación», comentó. La familia incluso debió afrontar por su cuenta la compra de sondas más económicas que terminaron lesionando al niño. «Sangra cuando orina. Lo estoy lastimando», expresó con la voz quebrada.
También tuvieron que reemplazar los pañales habituales por otros de menor calidad, hasta que la obra social regularice la situación. «Actualmente, el servicio está cortado nuevamente», concluyó.
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