Por Ignacio Álvarez Alcorta para Noticias La Insuperable
A pesar de las pruebas que lo vinculan con el narco Fred Machado, José Luis Espert ratificó su candidatura y Milei salió a sostenerlo con una reunión urgente en Olivos. Crece la hipótesis de un pacto de hierro entre la Casa Rosada, la boleta liberal y los dólares del narcotráfico.
La noche blanca de Olivos
El viernes, tras una jornada frenética en el oficialismo que incluyó la visita de Mauricio MAcri, Milei citó de urgencia a José Luis Espert en la quinta presidencial de Olivos. El encuentro no fue casualidad: horas antes, para sumar un «poroto» más a la pendiente que desbarranca al candidato oficial, se había filtrado un video del diputado en la presunta casa de Federico “Fred” Machado, empresario acusado de narcotráfico, lavado de activos y fraude en la Justicia de los Estados Unidos.
En medio de rumores de que bajaba su candidatura, Espert respondió con furia en redes: “No me bajo nada”.
Un candidato sostenido a cualquier precio
Las versiones en el oficialismo indicaban que Karen Reichardt podía quedar al frente de la lista, pero el economista liberal eligió confrontar: “Dejen de decir estupideces. Nadie se baja de nada”, escribió a las 23.44.
El mensaje no fue solo para la prensa, sino para la interna libertaria. Milei decidió sostenerlo, a pesar del escándalo y de la presión mediática.
El eslabón perdido: Fred Machado
El empresario detenido Fred Machado, conocido por su flota de aviones utilizada en operaciones de narcotráfico y que llevaron al candidato libertario en 35 oportunidades, es una figura que vuelve una y otra vez al entorno liberal. Espert ya había reconocido que recibió 200 mil dólares, aunque siempre intentó despegarse de su origen.
Lo cierto es que su nombre aparece en expedientes judiciales internacionales y en investigaciones periodísticas, donde se lo vincula directamente con maniobras de narcotráfico.
El antecedente Milei
La trama suma un condimento explosivo. En febrero pasado, Noticias La Insuperable rescató una declaración de Santiago Cúneo en C5N, donde reveló que, antes de llegar a la política, Milei asesoraba a narcos para poder alimentar a sus perros.
Aunque el propio periodista aclaró que no contó todo lo que sabe, dejó abierta la puerta a nuevas revelaciones si la crisis libertaria se profundiza.
Hipótesis del Triángulo Blanco
Los hechos recientes permiten construir una hipótesis inquietante: un “Triángulo Blanco” entre Milei, Espert y el narcotráfico.
Milei: con un pasado marcado por asesorías turbias de lavado de dinero y hoy sosteniendo a un aliado cuestionado.
Espert: con vínculos comprobados con Machado y dólares de origen espurio.
Machado: el narco-empresario que conecta ambos extremos de la línea.
¿Será esta la razón por la que, contra toda lógica política y electoral, Milei sostiene a Espert hasta el final?
Una candidatura blindada por la cocaína
A tres semanas de las elecciones, la decisión oficial de mantener a Espert como candidato habla más fuerte que cualquier discurso. Si el liberal no cae, no es por fuerza propia: lo sostiene un entramado de poder que mezcla negocios, política y droga.
En la Argentina de Milei, el poder blanco parece pesar más que los votos.
Desde el gobierno de Jorge Macri aumenta la presión a sindicatos, directivos y docentes para implementar una medida inconsulta, que oculta un trasfondo que busca no salir a la luz, y que acá te contamos en exclusiva.
Por Tomás Palazzo para Noticias La Insuperable
Desde hace unos meses, prácticamente en solitario, el sindicato docente Ademys salió a hacer frente a una directiva del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires que, bajo el manto de una mejora en el servicio de liquidación de haberes, parece ocultar un persecución hacia un gremio atomizado que parece incapaz de mantener un postura firme ante un nuevo avasallamiento que se suma a la polémica nueva «reforma educativa», BA Aprende, que viene a pauperizar aún más a la educación secundaria porteña.
«Desde que el gobierno comenzó con el intento de imponer la huella dactilar para acreditar el presentismo docente y no docente, el rechazo en las escuelas fue contundente. Es así, que el Gobierno ha llevado adelante todo tipo de amenazas a la docencia y a Ademys por organizar el rechazo y no deja de enviar comunicados donde intenta intimidar ya sea por los canales oficiales o a través de supervisiones o conducciones que se prestan a tal fin. También, algunos sindicatos orientan a sus afilidxs que “pongan la huella porque les pueden descontar” o “no se puede hacer nada”» -señalan desde Ademys-. Y agregan-: «El gobierno insiste en entregar los datos personales de la docencia a una empresa privada sin dar ningún tipo de información sobre el uso de los mismos ni sobre los fondos que destina para tal fin».
Sin respuestas a la Legislatura
Desde Noticias La Insuperable nos proponemos dar luz sobre una medida oculta bajo siete llaves, que ha llevado al gobierno que encabeza Jorge Macri a desoír los pedidos de informes emanados desde la Legislatura que buscan respuestas ante una medida compulsiva, inconsulta, y que huele más a negociado que otra cosa. Tras casi 20 años en el gobierno, el PRO se ha acostumbrado, lamentablemente, a gobernar sin dar explicaciones
Las preguntas de los legisladores que han quedado en el vacío, más allá del costo operativo, equiparan la implementación con la desastrosa tercerización en el sistema de licencias médicas del personal docente y municipal de la Ciudad que fue privatizado y, que desde su puesta en funcionamiento, no ha traído nada más que problemas para los trabajadores así como errores en las liquidaciones, duplicaciones de haberes y descuentos salariales compulsivos.
«Se utilizan cifras millonarias del presupuesto en estos negociados, mientras los salarios del personal docente por cargo se encuentra por debajo de la línea de la pobreza, y se sigue sin invertir los recursos necesarios para responder las problemáticas de infraestructura en escuelas que cada vez que llueve se inundan o tienen filtraciones, colegios que se cayeron techos o con problemas en las instalaciones eléctricas, falta de calefacción y sistema de refrigeración adecuado, o tienen ratas y plagas, y no cuentan con los recursos y el equipamiento necesario para el dictado de clases adecuadamente«, detalla uno de los pedidos presentados, en este caso por la docente y legisladora Mercedes Trimarchi.
Si bien desde el gobierno no se explica nada, acá sacaremos a la luz un proyecto del ministerio de Educación que encabeza Mercedes Miguel, que no contenta con implementar una reforma educativa que parece tener por objetivo bajar la calidad académica, lanza una licitación digitada que, además de oler a negocios de amigos, deja a las claras el poco conocimiento que tienen las autoridades sobre el funcionamiento de las escuelas porteñas y que parece querer perseguir docentes, dejando además una puerta abierta a la exposición de los datos del personal.
Los ruidos
Para llevar adelante el control, el gobierno porteño lanzó adelante una licitación que prevé la apertura de sobres para el cinco de diciembre de este año, a fin de realizar durante el receso todas las instalaciones técnicas pertinentes en los establecimientos educativos porteños e iniciar 2026 con la implementación.
«La Subsecretaría de Gestión de Recursos Humanos efectúa la presente contratación para la adquisición de relojes de control biométrico y el software necesario para su funcionamiento, administración y monitoreo, mediante el mecanismo de orden de compra abierta, con destino principal a establecimientos educativos del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires«, indica el pliego de especificaciones técnicas.
Y a continuación ya empiezan «los ruidos»: lo que parecería una licitación amplia y transparente de golpe se ve limitada a poquísimos. Y es que solo se aceptarán productos de una marca determinada. El artículo comienza diciendo: «Los equipos a proveer deberán ser relojes de control biométrico marca ZKTeco, nuevos, originales de fábrica y de primera calidad». Sólo ZKTeco; ningún otro.
Los chinos
ZKTeco es una empresa china especializada en soluciones biométricas y de seguridad. Se dedica al desarrollo y fabricación de tecnologías de identificación biométrica: huellas dactilares, reconocimiento facial, reconocimiento del iris, lectura de venas, etc. El pliego de especificaciones técnicas indica las dos primeras (huellas y reconocimiento facial) como los medios pertinentes de identificación para docentes y no docentes. Además la empresa, en sus servicios, integra software para administrar estos sistemas: plataformas de gestión, control centralizado, conectividad con sistemas empresariales, etc.
Fundada en 1998, ZKTeco es una compañía que cotiza en la Bolsa de Shenzhen (China). El capital mayoritario de la compañía está en manos de un chino del que poco se sabe: Quanhong Che, quien según SimplyWall posee el 53% de la empresa.
En junio de 2024, Kaspersky publicó un informe en el que identificó 24 vulnerabilidades críticas en terminales híbridos biométricos de ZKTeco, como por ejemplo, Inyección SQL (SQL injection), que permitiría a un atacante insertar código malicioso en la base de datos, hacerse pasar por otro usuario, etc.; lectura arbitraria de archivos que podría exponer datos sensibles de biometría y contraseñas; permitir escribir archivos arbitrarios, ejecutar comandos maliciosos o instalar “backdoors” mediante exploits en estos dispositivos, etc. Un marca señalada como expertos por su vulnerabilidad es la que eligió el gobierno porteño «a dedo» para administrar datos sensibles de sus trabajadores.
Medios relevantes en la materia, como The Hacker News, publicaron análisis y advertencias sobre cómo esas vulnerabilidades podrían permitir a un atacante comprometer edificios, instalaciones críticas o datos sensibles si los dispositivos no estuvieran parcheados o correctamente configurados.
En Argentina
En nuestro país, ZKTECO ARGENTINA S.A. fue fundada en 2012 por el empresario Marcelo Alfredo Sosa y la octogenaria Norma Gloria Lenguita, a su vez referente en el Consejo Profesional de Trabajo Social CABA (también llamado “Consejo Profesional de Graduados en Servicio Social o Trabajo Social de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires”), entidad colegiada que regula, representa y fiscaliza el ejercicio profesional del Trabajo Social en la jurisdicción de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Ambos componían el Directorio de la firma.
En momentos en que el gobierno porteño empezaba a garabatear el proceso licitatorio, en abril de este año, Sosa renunció a la presidencia del Directorio y fue reemplazado por un tal Mei ZHOU, de la que nada se sabe más allá de su declarada residencia en el belgranero Barrio Chino sobre la calle 11 de septiembre.
El pliego de bases y condiciones para la Licitación se publicó a fines del mes de agosto. El plazo de otorgamiento es de 12 meses, pudiendo la autoridad (el gobierno) renovarlo sin más y establece una cantidad total de 800 Dispositivos de Control Biométrico más el Software.
Según establece la RESOLUCIÓN N.º 2117/SSGRH/25 el monto estimado es «de Pesos Trescientos Sesenta y Dos Millones ($ 362.000.000)«.
Como señalan desde Ademys, «destinan dinero para empresas amigas, mientras le ponen un cepo al salario docente que pierde día a día frente al avance del alza en los precios«.
El morbo tiene reservado un lugar especial para nosotros los enfermos y compartimos espacio con los accidentados; que a ver cómo se la arreglan con el trauma, que qué es lo que pueden con las nuevas circunstancias, hasta dónde llega el límite de lo humano, qué contorno tiene la dignidad, cómo hace eso que hace o cómo hará eso que tendrá que hacer.
Este lugar del morbo se despliega en dos líneas narrativas que operan en simultáneo; una se encuentra en la superficie y está envuelta por un campo de energía luminoso y afirmativo, su propósito es demostrar aliento aunque huela más a indigestiones y muelas podridas que a respaldo y contención. La segunda merodea sagaz por el crepúsculo interno, su secuencia argumental tiene sed de castigo y exterminio.
Lo que cautiva de este espectáculo siniestro no es el camuflaje del subtexto que disimula lo perverso. Es decir, no se trata de un instrumento del relato. Cautiva porque ver al otro remar en su mierda deja en evidencia los privilegios propios, es una forma de distancia y contraste, un regocijo canalla que aparece cuando se observa a los demás haciendo malabares para soportar el dolor.
Sus ojos son el ojo de la cerradura que mira y te hace mirar en simultáneo, pero ojo que este libro no es un espejo donde reconciliarse ni un tratado de paz con el infierno personal.
Así de implacable es este morbo, un magnetismo narcotico. Debe tener una modulación particular para no perder el tono de la lástima, la empatía y la superación, principios constitutivos del régimen de la resiliencia. Y como no podía ser de otra manera, para esto hay muchos títulos: porno inspiracional, absolución cristiana, enjuague moral, etc. etc. Los todavía sanos en calidad de testigos frente a los sobrevivientes aguardan inquietos por algún remate: la cura, la rehabilitación o la muerte, un rito de paso de un estado a otro que alivie las conciencias y restituya el orden que la enfermedad desacomoda.
Pero María Moreno no le da el gusto a cualquier sádico. Estamos hablando de un cortocircuito. En La Merma no hay acatamiento sino decepción: quien busque una respuesta sosegadora, un bálsamo progresista en torno a la identidad o una declaración de sufrimiento que haga brotar misericordia, no tiene idea dónde se ha metido, y saldrá de su último libro con más frustración que consuelo.
Esto no es un halago para vos, María. Mi admiración, digo, no es de tan tonta calidad, sino más bien un aviso para ustedes que están leyendo sobre aquello que se sostiene sin asco durante todo el libro: la enfermedad hace otras cosas además de amenazar, humillar o producir lamento.
En este nuevo coágulo de la historia, la enfermedad vuelve al corazón del debate político pero ahora la cordura perdió eficacia como instrumento discursivo.
Pero sería bien inocente suponer una voluntad de decepción, como si La Moreno fuera de las que recurren a ademanes literarios y piruetas estilísticas para merecer tal o cual etiqueta. Su elaboración del artificio nunca ha tenido que ver con la distancia estéril de la etnografía bajo un régimen temático, sino con hacer aparecer las vidas y las cosas que, con rigurosidad, ilustra a partir de los efectos que surten los encontronazos en su propio cuero.
En La Merma la veracidad no importa en tanto copia fiel de la realidad porque lo que a ella la calienta es la ficción. Tampoco importan las expectativas del lector porque no le debe nada a nadie más que a sus fijaciones.
La Moreno es una degenerada, y eso no es un procedimiento sino un atajo para entrarle al morbo por el agujerito del costado sin tanta sarasa moral. Sus ojos son el ojo de la cerradura que mira y te hace mirar en simultáneo, pero ojo que este libro no es un espejo donde reconciliarse ni un tratado de paz con el infierno personal. La Merma se aventura a contrabandear lo sucio y problemático que vibra en las bajas frecuencias de la vida con el calor de una carcajada guasona liberándote de tus deudas con la coherencia. Aún así, no hay ánimo alguno de reparación.
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Cuerpos amontonados, cuerpo de obra, corporalidades y disidencias, cuerpos en fuga, cuerpa, cuerpe, cuerpo con x, cuerpo con arroba, cuerpo con guión bajo, corporalidades, corporrealidades, cuerpito, teoría del cuerpo, poéticas del cuerpo, oye tu cuerpo pide salsa, acuerparse, poner el cuerpo, poner la cuerpa, soma, esqueleto, cuerpos en disputa, máquina, fábrica, flujos. El gesto de decir “cuerpo” está vaciado de sentido. Si solo nombrarlo fuese suficiente para exonerarse de toda alienación, alcanzaría con decir dolor para rajar del sufrimiento. Si digo morfina ¿aliviaré? Pero como a ella nunca le importó la obsecuencia con la época, La Merma tampoco es un facsímil de los discursos buena onda de turno que repiten consignas a lo pavo, pese a que la severidad que acontece en su biografía haría tambalear a todo guapo colgado de luchas colectivas mangueando compasión. Hace rato venimos viendo cómo, por mucho menos, cualquiera se sube al podio para dar cátedra de sensibilidad social, violencias y padecimientos, encaprichados por volverse referentes, funcionarios, gerentes.
Este libro llega en un estado de fragilidad de la vida singular, social y global sin parangón: montañas de cadáveres desbordando de las pantallas, formas de explotación laboral moleculares, alteraciones técnicas y digitales de la psiquis, solapamientos temporales, nuevas formas de fascismos, velocidades de cálculo inalcanzables para la mente humana, bellezas hiperbólicas, mecanismos de tortura imperceptibles, anatomías transformadas con precisión milimetrica. Hasta el gobierno nacional reclama protagonismo en la agenda de la eugenesia global cagando a palos a jubilados, cortando antirretrovirales y medicamentos oncológicos, escupiendo a todo aquel que se parezca al más sano y cuerdo de todos, nuestro presidente elegido democráticamente.
La Moreno es una mala sobreviviente. A lo largo del libro se nota que agradece estar viva pero lo hace con una mueca socarrona y desabrida que desmantela la tragedia.
En este nuevo coágulo de la historia, la enfermedad vuelve al corazón del debate político pero ahora la cordura perdió eficacia como instrumento discursivo. Las ultraderechas se mofan de la normalidad desde su empoderamiento psicofarmacológico instalando un orden donde los putos, los raros, las travas, los negros, los viejos, las minas y los enfermos somos basura de descarte. ¿Quién queda en sus filas? ¿A quién llevarán a Marte?
Si treinta años atrás el cuerpo era un campo de batalla -siguiendo a Butler- hoy estamos frente a un escenario de devastación atiborrado de esquirlas, pedazos de órganos por acá, cachos de subjetividad por allá. Como si cada trozo de nosotros fueran los soldaditos minúsculos de la Batalla de Curupaytí pintada por “El Manco”, nuestra carne y persona visten uniformes rojos y merodean desorientados por ahí.
No podemos saber a ciencia cierta si la guerra ya pasó aunque la destrucción sea evidente. En el segundo párrafo de la página veintiséis de La Merma, Moreno escribe: “la mayor transgresión al modelo de belleza humano es quebrar el principio de simetría”. Me pregunto si existe algo más asimétrico que una derrota. Pero a pesar de que el cuerpo real, ontológico y lingüístico sea una batalla perdida, insiste en hacer otra cosa con ese desastre y lo lleva a cabo desplazando al cuerpo del sintagma escritura como centro de sentido; en ventilar la finitud de sus posibilidades como vida funcional versus la permanencia del relato a sabiendas de su cafisheo cruzado. Lo hace sin rendirle pleitesía al monumento de la literatura.
Pareciera que no le excita esa cosa autorreflexiva y anodina del escritor mirando su práctica o la paja de esas literaturas del yo que rebalsan en las librerías y de tan iguales parecen mimetizarse con edictos policiales. Además de los otros, sus excesos también han sido la cultura de masas, los medios hegemónicos de información, los expulsados de la historia oficial del mundo, cualquier otra cosa que no se corresponda con los berretines de los grandes temas legalmente importantes para las autoridades intelectuales. Me refiero a que el agotamiento del tópico cuerpo también está puesto en consideración para sus elucubraciones. María impugna su propia verdad, enferma la escritura, infecta y contamina su propio canon pero ese gesto no es el corte de cinta que inaugura su nueva identidad bajo la luz radiante y colorida del testimonio; ella es una desequilibrista en esta cuerda floja y recta de obviedades desde siempre, aunque ahora tenga su propio carnet de rareza.
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Si tanto hemos discutido el lugar de víctima, La Merma viene a desbarajustar el lugar de sobreviviente y acá aparece de nuevo la decepción. Como era de esperarse, La Moreno es una mala sobreviviente. A lo largo del libro se nota que agradece estar viva pero lo hace con una mueca socarrona y desabrida que desmantela la tragedia, y no suelta la queja porque ella bien sabe que organizarla en el lenguaje es la arteria para que devenga en protesta.
Al comienzo de la página ciento cinco se pregunta por qué no pensó en su madre. Pero, ¿reconocer una ausencia no es una forma de aparición? ¿No habíamos quedado en eso? Sin embargo se toma el tiempo para evocar a la madre de Virginia Woolf, otra mostra como ella con la que conversa desde siempre. Cincuenta años antes de que Orlando y la Señora Dalloway escandalicen los corsarios, Julia Stephen ya estaba empecinada con la relación entre cuerpo y justicia social. En su Tratado sobre enfermería toma la sábana como significante del dolor y plantea una política de la disposición y la textura para fabricar una mínima dignidad a sus pacientes. Desde la atención microscópica a las migas en la cama hasta el cuidado del pelo, la madre de la Woolf propuso una ética del cuidado que resuena de fondo en la internación de la Moreno como terreno de sospecha.
Y aunque María Moreno sepa por vieja, por diabla y por enferma, también tiene miedo. Reconoce que se está rompiendo y en vez de lamentarse, se sorprende al descubrir que posee un cuerpo.
Luego del bar, la noche, los antros, las manifestaciones, La Moreno vuelve al hospital y aunque este ya sea considerado paisaje recurrente de la literatura universal, no se detiene en los chalecos de fuerza foucaultianos, ni en las salas de espera chejovianas, ni en el quirófano lombrosiano. Ella okupa la cama como unidad básica con su secuaz Lamborghini flotando en el lugar. Insiste en el problema metafisico de la sábana ya no exclusivamente como territorio de disputa erótica, sino como un velo horizontal que, más que correrlo para echarle luz a lo reprimido, precisa ser alisado para atenuar la tortura de los pliegues producto de una noche revoltosa. Una cama bien tendida recompone la estructura simbólica que el dolor destruye, la sábana es la carne del fantasma.
Y aunque no sea lo que la Bastilla para el Marqués de Sade en Los 120 días de Sodoma, el Basavilbaso de Moreno se parece más al Hospital Británico de Viel Temperley o lo que el Neuropsiquiátrico de Oliva para Jorge Bonino pero con olor al área de infectología del Rawson. El paladar de la institución de encierro estimula la lengua y hace salivar desde una poética del síntoma hecha de la jerga biomédica hasta una gramática de protestas con y en contra del sistema de salud haciendo una maraña de posiciones donde no hay ni malos ni buenos, solo circunstancias que ella atraviesa en dirección oblicua.
En La Merma se la siente silbar bajito y con la espesura de su nueva velocidad. “Voy hacia lo que menos conocí en mi vida: voy hacia mi cuerpo”, una cita tatuada en la nuca que se asoma por encima de su nuevo vehículo eléctrico en el que se aleja tartamudeando sin ritmo.
Más que un técnica literaria, su monólogo interno es un artefacto auditivo que viene refinando desde siempre en retratos y crónicas pero esta vez redirigido hacia ella misma. Y aunque María Moreno sepa por vieja, por diabla y por enferma, también tiene miedo. Reconoce que se está rompiendo y en vez de lamentarse, se sorprende al descubrir que posee un cuerpo. Renuncia al pasaporte de humanidad que es la bipedestación porque caminar nunca fue importante para ella y la perturba reconocer la escritura como un trabajo profundamente manual al ver su diestra paralizada. Y ahí recuerda que la usa para sostener, para excitar, para lavarse, aunque ahora nada de eso importa si no funciona su mano util de diez dedos y curiosamente eso trae alivio, al menos para mí.
Cualquier otra cosa que haga saltar el destino irrevocable de la anatomía humana en su devenir robot, es que a La Moreno no le queda bien el grillete de autómata.
Amigarse con la decadencia de la salud debe ser de las tareas más ásperas de la vida y a veces un consuelito sublingual viene bien, aunque al cabo de un rato se diluyan sus efectos. Admito que la imagen del garfio mucho no me calienta, se me hace medio chongo y adornado, como juguete de un Barbanegra para principiantes alardeando Swarovski y sofisticación de estaño. En cambio me imagino su dedo del fuck you bueno como una cerbatana que escupe dardos hirviendo, como un estoque, un catéter que hurga por dentro, una punta para cuidarse en el yire. Cualquier otra cosa que haga saltar el destino irrevocable de la anatomía humana en su devenir robot, es que a La Moreno no le queda bien el grillete de autómata.
El léxico hospitalario tiene un latiguillo para el ACV: “time is brain”. Pero el bisturí al igual que la escritura es un instrumento de paciencia y ella lo sabe aunque la prisa haya sido la velocidad de su educación sentimental, y no la azota cualquier rebenque; así se peina, así escribe, así señala cada tecla con ese dedo dildo manicurado y coleando.
Igual, se rescata del eterno sueño y toma perspectiva de sus aparatos corporales disponibles junto a la ritmología de sinapsis entre ellos para lograr construir una oración. Dice: “He renunciado a mis excesos barrocos y a mis enumeraciones caóticas rococó. He llegado a la síntesis por un déficit, no por voluntad. Y he ganado lectores: ahora soy transparente, mientras que mi habla se vuelve, a veces, infranqueable”. Se burla de la economía gramatical que deambula paranoica por los borradores de quienes escriben especulando con las extensiones porque sabe que su desmesura está concentrada en cada punto, en cada coma, en cada letra.
En vez de refunfuñar y colgar los guantes como haríamos la mayoría, ella se da vuelta e inventa otra cosa con lo que hay, no sin antes eludir los aplausos de la novedad, de la superación, de la piedad, pirándose por el callejón de la acidez prepotente y la ironía escatológica. Claro, no podía ser de otra manera, ella es la primera en asquearse con la idea de un “Método Moreno” aunque el asco ya no sea lo mismo luego de que La Moreno exista. Imagino que nada le debe producir más escozor que la descendencia cristalizada en idolatría literaria por la que tanto trabajan algunos machos de la zona o los vitoreos ProVida que higienizan su supervivencia cuando la informan que sigue escribiendo como antes.
Y ahora María, que solo sos tu lado izquierdo y sabés lo que es cargar con esta lepra, ahora que finalmente pertenecés a un grupo vulnerable y hablás en primera persona y no en nombre de otros como un alma bella bienpensante, ahora que finalmente llegan los premios y los reconocimientos y que en el fondo todos sabemos que se deben a tu silla de ruedas y no a vos, ¿no te parece que el mundo de los raros también es un poco aburrido? Vamos, entre enfermos no nos vamos a pisar los recetarios.
Cuando faltaban quince minutos para la medianoche, José Luis Espert publicó un video de seis minutos confirmando lo que ya se sabía: cobró 200 mil dólares. Lo hizo intentando despegarse de Fred Machado, el narco detenido dueño de los aviones que usó en su campaña de 2019. La explicación, lejos de aclarar, oscureció aún más el vínculo.
Por Ignacio Álvarez Alcorta para Noticias La Insuperable
El video de la medianoche
En un mensaje grabado, leído de punta a punta y sin margen para improvisar, Espert aseguró: “Los pagos que se me hicieron no fueron de campaña ni del ejercicio de la función pública, sino producto de mi actividad privada”. Notar que dice «pagos» en plural, lo que abre la pregunta: ¿cuánto dinero recibió realmente? El escenario elegido —un escritorio, unas hojas impresas y una cortina beige detrás— buscaba transmitir seriedad. Pero el Bank of America, cuyos registros forman parte de la causa judicial en Texas, dice otra cosa: la transferencia salió de una de las empresas de Machado y terminó en una cuenta de Espert.
O sea, a Espert le pagaron 200 mil dólares por adelantado, por un trabajo que nunca se hizo y en donde nunca nadie le pidió devolución del dinero.
Y lo cuenta después de balbucear en televisión abierta dos días seguidos.
El diputado libertario intentó desligarse afirmando que trabajó para un empresario de Guatemala, Iván Morales, de la empresa Minas del Pueblo. Según su relato, lo asesoró sobre proyectos mineros y reestructuración empresarial. El problema es que Machado también tenía inversiones en Guatemala. Y que los papeles bancarios no dejan lugar a dudas: el dinero provino de una firma controlada por el narco.
“Puedo haber pecado de ingenuo, pero delincuente jamás”, se defendió Espert, repitiendo el guion de “operación kirchnerista” que luego reforzó Milei en redes.
Milei, único sostén
El presidente salió en su auxilio: “El PROFE @jlespert desmontando la inmunda y burda operación montada por el kirchnerismo. Los kirchneristas están tapados de causas de corrupción y como todo ladrón creen a otros de su misma condición”, escribió Milei en X.
En la Rosada, sin embargo, la preocupación es otra: Bullrich y Francos presionaron públicamente para que Espert dé explicaciones claras, y la militancia libertaria en Buenos Aires ya se niega a repartir boletas con su cara.
Candidato en la sombra
La crisis se notó enseguida. Se suspendió un acto en La Plata, y en Ezeiza, durante el anuncio del nuevo Código Penal, a Espert lo mandaron a la tercera fila para esconderlo de las cámaras. Mientras Milei prometía “tolerancia cero con el crimen”, el candidato acusado de recibir dinero narco entraba al penal acompañado por personal del Servicio Penitenciario Federal.
Ese mismo día pasó por Casa Rosada para ver a Santiago Caputo. Allí le confirmaron que no se baja, pero que deberá sostener el relato oficial: “operación kirchnerista”.
La militancia, en crisis
Mientras tanto, en el conurbano bonaerense la bronca crece. “En el territorio nos dicen: nos llegaron los panfletos con la cara de Espert, pero, ¿con qué cara le damos esto en el barrio?”, confió un referente de campaña a Noticias La Insuperable.
Dos causas, un mismo patrón
En tanto, el juez Marcelo Martínez de Giorgi investiga en la causa 1780/2021 los 35 vuelos en aviones de empresas vinculadas a Machado durante la campaña 2019. Allí el propio Espert reconoció que los usó con fines electorales, aunque intentó deslindar responsabilidades. En paralelo, el juez Lino Mirabelli analiza la denuncia de Juan Grabois por el pago de 200 mil dólares de una socia de Machado condenada en Texas por lavado narco.
Final abierto
El video de Espert pretendió ser un cierre, pero abrió más preguntas de las que respondió. El dinero llegó de Machado, los aviones eran de Machado, y las causas siguen vivas en Comodoro Py y en Texas. Mientras tanto, Milei insiste en blindarlo como amigo personal, aunque cada vez más sectores libertarios se preguntan: ¿cuánto costará políticamente seguir cargando con un candidato que no logra explicar ni un dólar de los que recibió?
Un giro de dinero del Bank of America por u$s200.000 demuestran la conexión entre el diputado de la Libertad Avanza y el narcotraficante Fred Machado.
Por Tomás Palazzo para Noticias La Insuperable
El libro contable del Bank of America dejó expuesta una transferencia internacional por 200.000 dólares destinada al diputado y candidato de La Libertad Avanza, José Luis Espert, vinculada directamente a la red empresarial de Federico “Fred” Machado, acusado en Estados Unidos de fraude, narcotráfico y lavado de dinero.
La documentación, publicada por La Nación a partir de registros oficiales de la justicia norteamericana, fue incorporada como evidencia en el juicio celebrado en Texas contra Debra Mercer-Erwin, socia de Machado, condenada en 2023. El dato coincide con lo revelado por Juan Grabois, quien días atrás utilizó parte de esos documentos para denunciar a Espert en la justicia federal de San Isidro.
El nombre de José Luis Espert aparece en un libro contable oficial de la empresa Wright Brothers Aircraft Title, cuya dueña es Debbie Mercer-Erwin, socia de Fred Machado
La transferencia bajo la lupa
El giro corresponde al 22 de enero de 2020, antes de que se conociera públicamente que Machado era buscado por la justicia de Estados Unidos. La planilla del BoA detalla que los fondos pasaron por OKX (plataforma de criptomonedas), Cash Pro, Citibank y Morgan Stanley, hasta llegar a la orden final de acreditarlos a nombre de Espert.
El documento incluye el código N28FM, matrícula del avión privado que Machado le prestó a Espert durante su campaña presidencial de 2019. El economista había reconocido públicamente haber usado esa aeronave y una camioneta blindada del empresario, pero ayer se negó a confirmar o desmentir la transferencia que, de ser real, nunca fue declarada ante la justicia electoral ni ante la AFIP.
El material bancario se incorporó al expediente criminal “USA v. Mercer-Erwin et al.” (4:20-cr-00212-ALM-BD), bajo la órbita del juez federal Amos Mazzant. La evidencia figura como la pieza “45a”, aceptada en el juicio pese a la objeción de la defensa y subida en febrero de 2025 al sistema oficial PACER, de acceso público en Estados Unidos.
La contabilidad registra una transferencia de 200.000 dólares el 22 de enero de 2020 y el detalle d elos bancos por los que pasó
El esquema Machado-Mercer
La fiscalía norteamericana, liderada por Ernest González, demostró que el entramado incluía compra y venta de aviones y helicópteros mediante sociedades fantasma, fideicomisos y cuentas “escrow”. Por esas vías, millones de dólares del narcotráfico fueron blanqueados.
En ese contexto, la transferencia a Espert aparece no como parte de un negocio aeronáutico, sino como un giro directo a su nombre, registrado como válido y ejecutado en su totalidad. Según testificó Jeffrey Jackson, experto del BoA, la entidad mantiene estos registros como práctica regular y con validez probatoria.
La cronología de la causa
Mercer-Erwin, su hija, Machado y otros cinco acusados fueron imputados por un gran jurado en 2020. Sin embargo, las pruebas confirmaron que siguieron operando hasta septiembre de ese año, ocho meses después de la transferencia destinada a Espert.
El caso se había iniciado en 2019, cuando un informe de la cadena WFAA de Dallas descubrió que en el diminuto pueblo de Onalaska, Texas, con menos de 3.000 habitantes, había más de mil aviones registrados, muchos más que en ciudades como Seattle o Nueva York. La investigación destapó el uso de fideicomisos para ocultar la identidad de los dueños de aeronaves, utilizadas luego para introducir cocaína a Estados Unidos.
Machado y la Argentina
Machado fue detenido en abril de 2021 en Neuquén y desde entonces espera resolución sobre su extradición. En 2022 el juez federal Gustavo Villanueva declaró procedente el pedido, ratificado luego por el procurador Eduardo Casal. Sin embargo, en agosto de 2025 la Corte Suprema devolvió el expediente al juzgado neuquino para evaluar un escrito de la defensa.
La estrategia dilatoria beneficia al empresario, cuyo abogado en la Argentina es Francisco Oneto, actual representante legal de Milei.
Silencio de Espert
Pese a la contundencia de los documentos, Espert optó por el silencio. Consultado nuevamente por La Nación, no respondió. Mientras tanto, la evidencia sigue sumándose: el giro por 200.000 dólares, registrado con todos los protocolos bancarios, lo señala directamente como beneficiario de dinero proveniente de la red de Machado, hoy acusado de narcotráfico internacional.
La propia ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, salió a marcarle la cancha al diputado y candidato de La Libertad Avanza, José Luis Espert, en medio del escándalo por sus presuntos vínculos con el narcotráfico. Bullrich pidió que “hable y diga las cosas” luego de que se negara a responder sobre un supuesto aporte de u$s200 mil del empresario Fred Machado.
Por Roque Pérez para Noticias La Insuperable
Bullrich le exige a Espert lo que Milei no se anima
En plena crisis interna dentro de La Libertad Avanza (LLA), la ministra de Seguridad Patricia Bullrich volvió a poner el dedo en la llaga sobre la situación de José Luis Espert, acusado de haber recibido fondos del empresario Fred Machado, investigado en Estados Unidos por lavado de dinero y vínculos narcos.
“Tiene que volver a los medios y contestar claro”, afirmó Bullrich en declaraciones radiales, dejando en evidencia el malestar incluso dentro del propio oficialismo libertario.
La plata de Machado y el silencio de Espert
La polémica gira en torno a si Espert recibió o no u$s200 mil en 2019 por parte de Machado, en el marco de su campaña presidencial. El empresario recién fue procesado en 2021, pero ya entonces existían sospechas por sus vínculos turbios.
Frente a la consulta, Espert eligió el silencio: se negó a responder y calificó la denuncia como una “operación política”.
Sin embargo, Bullrich no compró esa versión: “Me parece que cuando uno no tiene nada que esconder lo mejor es hablar y decir las cosas”, sentenció.
Un problema viejo que vuelve
La ministra reconoció que la causa data de 2019, pero advirtió que eso no exime a Espert de dar explicaciones: “Evidentemente él tuvo una posición un poco cerrada de no decir exactamente las cosas que sucedieron”, apuntó.
En otras palabras, Bullrich le reclamó lo que Milei hasta ahora evitó exigirle: responder sin evasivas.
Crisis en la Comisión de Presupuesto
El escándalo de Espert escaló hasta la propia Comisión de Presupuesto y Hacienda, que preside el diputado. Desde la oposición intentaron desplazarlo, pero no prosperó.
Bullrich defendió la permanencia de Espert en el cargo, aunque criticó el “manoseo total y absoluto de las instituciones” que generó la votación fallida.
Una “vara altísima” para el voto liberal
La funcionaria cerró con un mensaje directo: “Me parece que Espert tiene que volver a los medios y contestar claro, punto. No es un tema de convencimiento. Nosotros tenemos una vara altísima. El voto liberal y republicano exige respuestas”.
El mensaje fue tan contundente que dejó expuesta una fractura dentro del oficialismo: mientras Milei lo respalda y minimiza la denuncia como “chimento de peluquería”, Bullrich exige explicaciones inmediatas.