Sociedad

  • Hablar con los muertos

     

    Mi tío abuelo David nace en Buenos Aires, en el barrio de Floresta, en los años treinta. En 1948 se crea el Estado de Israel y se va para allá, la ansiada patria para su pueblo exiliado. Cuando llega, se acuchilla con las personas que viven en el lugar donde él quiere hacer su nuevo mundo: territorio comunitario, trabajos rotativos, jerarquías disueltas. La primera construcción de su kibutz no es una carpa, no es un pozo de agua: es un cementerio donde enterrar a tres de nueve. ¿Que cuántos palestinos acuchilló mi tío? Por su forma de inclinar la frente y levantar las cejas supongo que bastantes.

    Cuarenta y dos años después nazco yo. Sesenta y dos años después, él viene de visita a Buenos Aires y vamos a buscar la casa donde nació. Segurola y la segunda o tercera calle paralela a Juan B. Justo, para el lado de Monte Castro. Caminamos por la vereda y él acaricia los paraísos. Son los mismos, dice, cambiaron pero son los mismos, mis favoritos. Me dice que hace años no siente miedo. Que en 1967 entró a trabajar en el Mossad. Lo raptaron, lo encapucharon y lo entrenaron, como en las películas. Empiezo a escuchar con más atención. Me dice que no ponga esa cara, que lo que me está por contar es secreto. Cómo pasaban fronteras con sigilo, cómo falsificaban documentos con prolijidad, cómo ponían bombas en autos de líderes palestinos, del aeropuerto al hotel, del hotel a la calle, pasando papelitos, espiando fotos, cambiando patentes, sincronizando relojes, desaprendiendo reflejos, inventando códigos secretos.

    Ghassan Kanafani. Enter. Nace en Palestina en 1936. Zoom en Acre, una ciudad pequeña cerca de Nahariya. Al norte de lo que en 1948 empieza a llamarse Israel, luego de una reunión de Naciones Unidas. En una mesa unos hombres blancos de traje negro despliegan cuadernos y mapas y firman y los guardan. Como años atrás desplegaron otros cuadernos y mapas y se repartieron África y firmaron.

    Kanafani y su familia escapan a Líbano y luego a Siria. Su padre es juez, se dedica a confrontar la ocupación británica. Y Ghassan empieza a trabajar para confrontar la ocupación israelí. Que son lo mismo pero no es igual. Entonces estudia, conoce gente, organizaciones, publica cuentos y novelas, se une al Frente Popular por la Liberación Palestina, hace una imprenta, escribe, arenga, de mano en mano, con casi nada. Son los años setenta: hay que radicalizar, radicalizar, la vía pacífica no existe más, no se puede vivir sin tierra, sin agua, sin lengua, veinte años en campos de refugiados, ¿de qué no violencia estamos hablando?

    Un día reparten veintitrés mil. Veintitrés mil impresos en un día. Se juntan a celebrar, entre rodillos y tipos móviles y pilas de hojas y olor a tinta. Y botellas y libros y manos y en un momento se despiden: chau, hasta mañana, y Ghassan sale por el portón.

    Camina con su sobrina hasta el auto. Mete la llave en la cerradura. Abre la puerta, y se sienta en la butaca. Contrae los hombros, pone la llave en el arranque, y activa una bomba de tres kilos. Que puso mi tío abuelo. Una bomba que puso mi tío abuelo justo cuando Ghassan Kanafani festejaba que su pueblo y sus palabras se estaban moviendo. Mi tío abuelo se entrenó para ponerle una bomba al auto de Kanafani, una suerte de Rodolfo Walsh palestino.

    Mi tío abuelo me dijo: matar o morir.

    Kanafani me dijo: podés cambiar el relato de tu vida.

    ***

    Bien arriba de la cordillera de los andes mapuche me sentás bajo un árbol y me pedís una intención para la ceremonia. Rastrear en mis cuerpos actuales y antiguos formas de transformación de la violencia. Empezás a cantar y cierro los ojos y mi piel desde las uñas se vuelve tornasolada, azul y verde, y una deidad de la muerte con dedos largos y afilados me agarra la espalda, me aprieta, me hace firmar papeles. Y una cachetada en la cabeza me abre los ojos y vos gritás y escupís y eructas y tosés y corrés alrededor mío encendiendo fuegos, y cierro los ojos y afuera de mi casa unas viejas me reclaman deudas revoleando pagarés y me zarandean, y por un sendero de piedra violeta llegás a los alrededores de mi cerebro. Está rodeado de alarmas y sensores, no te dejan entrar, y me eyecto de la tierra y me sumerjo en el éter, es todo agua, la atmósfera que rodea el planeta no es aire, es un agua leve que no opone resistencia. Y nado sobre los continentes, son mares abiertos, y un rey me agarra del cuello y me tira en un sótano medieval cubierto de moho, y estoy raquítico y pálido y un verdugo encapado me corta la cabeza con un hacha y abro los ojos.

    Quedo nublado, acostado en la tierra, entre las ramas de los pinos el sol. Me levantás y me cargás hacia la casa: Un día vas a volver a ser ancestro, y mortales e inmortales van a estar en tu muerte, siendo parte de tu vida y la de los demás.

    —Dani, sos de un pueblo ancestral, no entiendo cuál. Y dentro de ese pueblo tenés un rol.

    —Soy judío.

    —¿Cómo judío? ¿Y qué pensás de lo que pasa en Palestina?

    —…

    —Bueno, en alguna parte de tu árbol se perdió un legado. Un tatarabuelo te está pasando una soga. Tenés que ir a buscarlo.

    Buenos Aires, casa de mis padres, caja de recuerdos desordenados. Una foto en blanco y negro, veinte personas en dos filas, mujeres y hombres, trajes entallados y vestidos escotados, los de atrás de pie, los de adelante sentados, todos de brazos cruzados y al frente un hombre recostado en el piso, cadera quebrada, mano en el muslo, anteojos tipo Lennon. Es el único que está en el piso. En su gesto insolente reconozco mi frente. Detrás de la foto hay una oración en idish escrita con tinta negra. Mi madre me traduce al oído: Reunión del Movimiento Iluminista judío, Vilna, 1875.

    ¿Quién es este? Llamamos a mi tía abuela que vive en Israel desde los años cincuenta. Es Yosef Eliyahu Trivush, tu tatarabuelo, traductor de Tolstoi al hebreo, tradujo Anna Karenina y Guerra y paz. Publicaba cuentos, novelas y escritos críticos del talmud. Googleo y encuentro un diario del Levantamiento del Ghetto de Varsovia. Un sobreviviente cuenta que una noche, en medio del Levantamiento, se meten en un sótano a leer “la traducción de Trivush de Anna Karenina”. Y yo en 2023 preguntándome por la relación entre lengua, espiritualidad, política y violencia.

    El Movimiento Iluminista fue un gran movimiento político de emancipación judía. Surgió en Europa en el siglo XVIII y explotó en el XIX. Buscaba correr al pueblo de la religión, abrirlo a la literatura y la ciencia, salir del ghetto social e integrarse al resto de la sociedad. A través de la cultura le disputaban a la élite religiosa el liderazgo espiritual de nuestro pueblo.

    Querían integrarse sí, pero manteniendo y renovando su cultura, así que las lenguas judías cumplieron un rol fundamental. El idish, la lengua de la vida cotidiana, la mezcla y la diáspora, que algunos despreciaban como dialecto del alemán, fue cobrando una inédita potencia literaria y política. Y también el hebreo: los Iluministas empezaron a sacarlo de los límites del templo, a llevarlo al intercambio público y doméstico y abrazar la posibilidad de una lengua completamente propia. ¿Ancestral? ¿Nacional? ¿Secreta? ¿Afán de pureza? El multilingüismo era sustancial en las comunidades y la traducción se volvió un acto relevante. Se tradujo, por ejemplo, la Torá al alemán y grandes obras de la literatura occidental al hebreo.

    Lxs judíxs se incorporaron a las luchas políticas de los lugares donde vivían. Y organizaron las propias. En ese caldo de cultivo secular fue creciendo una generación de escritorxs, artistas y revolucionarixs judíxs que, reivindicando la rebeldía del paria, desplegaron una crítica radical al sistema de valores occidental y sus dispositivos de dominación. Y también apareció el sionismo, el movimiento nacionalista judío. Que en sus inicios reunió tendencias tan diversas como la izquierda marxista y la derecha fascista, y hoy parece sinónimo de imperialismo y destierro del pueblo palestino.

    Viajo a Lituania y Polonia a buscar los lugares donde vivieron mis abuelos, bisabuelos, tatarabuelos. Vamos con mis padres y mi hermana del medio. Ese mismo día se muere mi abuela. Tenía 99 años. Se la hizo difícil a mi madre toda la vida, no iba a desaprovechar su muerte. Mis padres volvieron al entierro y llegaron dos días después.

    El primer día vamos con mi hermana a Zychlin, un pueblo de seis mil personas al sur de Polonia donde nació Yacub, el papá de mi papá. Encontramos en el mapa un cementerio judío y caminamos directo hacia ahí, pensando que quizás encontremos la tumba de algún Zelko. Qué ingenuos. No es un cementerio, es una fosa común, un monumento abandonado en un descampado donde fusilaron en masa a los judíos de la zona. Hacemos una videollamada con mis padres, cantamos los cuatro en idish y en hebreo, dejamos fotos entre las piedras, prendemos velas y hierbas. En la mano llevo la armónica de mi abuelo. De niño sobrevivió a la Primera Guerra Mundial caminando por estos pueblos, tocando la armónica por monedas. Él tocaba y su hermanita bailaba. El repertorio consistía en tres canciones: un vals, una polka y un freilej. Apoyado en las piedras rotas del monumento hago sonar la armónica. La música es una telaraña de aire y agua que conecta las vueltas del tiempo.

    —Mari mari hermano del futuro, hoy me apareciste en un pewma. Vas a encontrar a tu tatarabuelo en un parque con flores rojas. Para que te reconozca tenés que hablarle en su idioma, decile de dónde venís, presentate, contale de tu obra.

    Me queda un día en Vilna y solo vi flores rojas en macetas de restaurantes. Cuando me preguntan por qué estoy acá, digo que vine a buscar el espíritu de mi tatarabuelo, pero los espíritus antiguos ya no viven en las ciudades. Demasiadas guerras, ocupaciones, turismo, cámaras, gentrificaciones.

    Mi madre me cuenta que mi bisabuela odiaba el color rojo. De chica tuvo tifus y la hicieron ponerse un pañuelo rojo en la cabeza y desde entonces no podía ver el color rojo ni nombrarlo ni nada. ¡No tienen por qué ser rojas! Voy a un parque por el que cruza el río Vilna y siguiendo el agua encuentro una zona en la orilla llena de flores fucsias. Se mueven como miradas por Jonas Mekas. Entre las flores y yo, el lente de ese lituano tierno, poeta de la memoria en movimiento. Es acá, estamos todos. Menos mi tatarabuelo. Mi tatarabuelo está en sus libros.

    Me acerco al agua. Saco de la mochila la foto que nos unió, su traducción de Anna Karenina y mi talismán para convocar a los muertos.

    ¿Cómo se filma una ceremonia? Leo la presentación que le escribí, le cuento quién soy y qué hago, en hebreo y en idish. Cierro los ojos, entro en la foto del Movimiento Iluminista de 1875, camino hacia él, le extiendo la mano, la toma con fuerza, se levanta con envión, nos abrazamos, su respiración va lento, su corazón fuerte, la tela de su traje es mucho más suave de lo que imaginé, me acaricia la mandíbula, me da un beso en el cuello, me abraza de nuevo y me agarra la nuca con la mano.

    Hablar con los muertos, siempre quise hablar con los muertos. ¿Cómo hacerlo? No quiero más médium que mi cuerpo. El único ritual que conozco es leer. Los muertos hablan. Los muertos escuchan. ¿Será que también escriben? ¿Qué palabras vamos a salvar de la muerte? ¿Qué muertes vamos a salvar de la narración?

    Estoy dudando de cosas en las que creo mucho.

    Marcha por la Vida es una organización sionista internacional que lleva todos los años a miles de jóvenes y no tan jóvenes a conocer los campos de concentración en Polonia y después a Israel: la solución que dio la historia a tanto dolor. El subrayado es mío. Fui en 2008, entré a las cámaras de gas, en las manchas azules de Zyklon B de las paredes reconocí la cara de mi tío, caminé por los bosques escuchando gritos fusilados tarareando: Los que se fueron no los olvidamos/ los que vendrán esperan por ahora/ y los que estamos aprovecharemos/ para cambiarte la cara viejo mundo.

    Un día fuimos a Auschwitz-Birkenau. Estaba con mi mejor abrigo y era primavera y así y todo un frío seco y punzante me atravesaba la piel, los músculos, la carne, los huesos. ¿Cómo se sentiría ese frío en invierno, sin abrigo y desnutrido? Salimos de una barraca y a través del alambrado se dejan ver unos chalets rodeados de árboles: ¿¡Emprendimientos inmobiliarios al lado de Auschwitz!?

    —Esas casas estuvieron siempre ahí, Dani.

    Dina es una de las sobrevivientes que viaja con nuestro grupo. Nos queremos, me acompaña, conversamos, leemos, me enseña. Llorando me entrego al cliché:

    —¿Y nadie hacía nada?

    —Si querés quedarte con esa parte, allá vos. Pero nadie se salvó de este lugar sin la ayuda de alguien más. Un vecino que tiró una papa dura, un compañero que te ofreció una mano para saltar el barro, un flacucho que tarareaba una canción mientras hacías la fila para buscar sopa podrida. Todos los que salimos vivos de este lugar, salimos gracias a la ayuda de un otro, por más pequeña que sea. Nadie se salva solo. Nadie se salva solo con los propios.

    Llegamos a Israel para Iom Haatzmaut, el Día de la Independencia. Lo festejamos en un megaevento en Latrun, pueblo estratégico y emblemático de la llamada Guerra de la Independencia. Nos sacamos una foto con un soldado israelí y mi mejor amiga me dice: Vamos a tener que venir a la Tzavá, si no la Shoá se va a repetir.

    Cuando sonó el himno de Israel, lloré. ¿De emoción? Sí. Se me puso la piel de gallina. Era tan placentero. ¿De dónde venía esa emoción? ¿Del relato de la pérdida familiar, del relato de la redención popular? Las emociones son genuinas y sinceras, están hechas de sentimientos ajenos, hábitos, malentendidos, manipulaciones, herencias. Todavía no sabía nada de la Nakba ni de la masacre de Deir Yassin ni de Ghassan Kanafani. 

    —¿Vos de verdad pensás que si gana la ultraderecha en Argentina Israel me va a cuidar? Es más probable que me reprima con armamento y software israelí.

    —…

    Creo que mi mamá empieza a aceptar que el sueño familiar del kibutz devino multinacional de armas y tecnologías de control.

    El otro día Nellie Jo David, del pueblo O’odham, contó que Estados Unidos acaba de instalar tres torres con drones y cámaras en su territorio, supuestamente soberano, para que hagan de muro virtual en la frontera con México. Todo con software y hardware israelí.

    Unxs amigxs chilenxs mandan fotos de la represión al estallido: gas lacrimógeno made in Israel. La exportación de armas israelíes alcanzó un récord en 2022 y no para de crecer. Una cuarta parte se vende a los países árabes con los que Israel firmó los Acuerdos de Abraham.

    El Iron Dome (cúpula de hierro) es un sistema de defensa aérea que Israel produjo y usa desde 2011. Una especie de misil supersónico que intercepta y destruye cohetes y proyectiles en el aire. Desde que entró en funcionamiento, Israel disuelve en el aire proyectiles que se dirigen hacia su territorio. Cada batería del Iron Dome cuesta entre 50 y 100 millones de dólares y cada lanzada entre 50 mil y 100 mil dólares. En 2012 me encontré en un bar de Villa Crespo con un historiador israelí que me dijo que desde que Israel empezó a usarlo, el país mismo se está cerrando sobre sí mismo, que el país mismo se está convirtiendo en una cúpula de hierro. Quienes queden por fuera serán compradores de armas o enemigos. Que Israel ya no nos va a proteger a los judíos del mundo, que a partir de ahora va a ser al revés: lxs judíxs del mundo vamos a sufrir las consecuencias del accionar de Israel, que solo va a cuidar a los judíos que estén de acuerdo con el genocidio. ¿Desde cuándo es así?

    Parece que el nombre del Iron Dome viene de “Iron Wall”, el título de un artículo escrito hace cien años por Jabotinsky, líder del ala dura del sionismo llamada revisionista. En ese texto dice que siempre los pueblos colonizados se resisten a sus colonos, que no habrá forma de un acuerdo voluntario con los árabes palestinos, que quien espere ese acuerdo mejor renuncie directamente a que exista Israel. Que el sionismo debía avanzar sin considerar a la población nativa. Que solo cumpliría sus objetivos erigiendo un Muro de Hierro, un poder tan fuerte que la población nativa no pueda romper aunque quiera. Y que si a alguien eso le parece inmoral, está equivocado. Porque el sionismo siempre será moral y justo, más allá de lo que haga.

    En mi casa se decía que mucho antes de ser una religión el judaísmo fue un pueblo. Que sin el Estado de Israel los judíos del mundo seguiríamos siendo perseguidos. Que Israel empezó a arruinarse con la guerra de 1967. Que la vida de los palestinos sería diferente si sus hermanos árabes los ayudaran. Que somos el pueblo del libro. Que lo importante son los valores. Que el judaísmo es una forma de vida.

    Había tanto más… No me acuerdo bien. Olvidé con mucho esfuerzo algo que ahora quiero retomar.

    La entrada Hablar con los muertos se publicó primero en Revista Anfibia.

     

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    Tiempo de depredar

     

    Una mirada al inquietante ensayo La hora de los depredadores de Giuliano Da Empoli.

    Por Jorge G. Andreadis para Noticias La Insuperable

    Por más que al oír no supiéramos con exactitud qué significa,  nos sonaría feo que nos dijesen que vivimos entre paréntesis. Si nos aclararan que no es personal sino colectivo y que el cierre del signo pronto nos devolvería a la oración principal del mundo, tampoco quedaríamos muy satisfechos.

    Sin embargo, podría ser que los paréntesis hubiesen representado un oasis que no supimos apreciar y que ya estuviéramos en viaje de regreso al desierto o verdadero mundo, al mundo de los depredadores. Vivir entre paréntesis, por más feo que suene, podría haber sido una bendición.

    Que el paréntesis constituye -o constituyó, en la peor de las interpretaciones- una anomalía es una de las tantas cuestiones poco tranquilizadoras que pone de manifiesto Giuliano Da Empoli en La hora de los depredadores.

    Plantea que desde el fin de la Segunda Guerra hasta nuestros días, se vivió una excepción al imperio de la fuerza bajo la ilusión de formas no violentas, legisladas, de alcanzar el poder. Lo normal a lo largo de la historia fue conquistar el poder por la fuerza. Y parece, según el autor, que podría seguir siendo así. Si es la hora de los depredadores, también es la del cierre del paréntesis.

    Pero, para llegar hasta aquí, Da Empoli parte de una tesis que podría sintetizarse en la cita «Hoy, la hora de los depredadores ha llegado, y en todas partes las cosas evolucionan de tal manera que todo lo que deba resolverse, se resolverá por el fuego y por la espada.”,  y  después recorre un camino inquietante.

    El derrotero no por inquietante es menos racional. El autor, además, por su actividad, conoce el detrás de escena del poder. En su ensayo anterior, Los ingenieros del caos (2019), había comenzado a analizar las características de la construcción de poder y sus dinámicas en nuestro tiempo. Ahora, con mayor perspectiva, más datos y acontecimientos que considera hitos, profundiza el análisis.

    A través de una analogía histórica –conquistadores españoles y aztecas-, presenta el desembarco de los generales de las tech, informales y amigables al principio, en los dominios políticos de los líderes de las democracias liberales. Estos generales camuflados representan una de las dos categorías de depredador, la más novedosa y original.

    La otra, maquiavélica podría decirse, es la “borgiana” (por César Borgia): sus representantes aborrecen la tecnocracia y no aceptan disidencias. Trump, cuya segunda llegada al poder sería un hito depredatorio, es el ejemplo destacado: impulsivo, autocrático, artero  e impredecible.

    En todos los casos, el depredador se adapta óptimamente al imperio de la violencia y explota mejor que nadie la lógica del predominio extendido de la fuerza. Se beneficia también del caos desde el poder, es decir: ha logrado invertir las ventajas del caos, antes patrimonio de las resistencias.

    Los generales del tech, “los dueños o señores de las tecnológicas”, moldearon gradualmente un nuevo paradigma vital, ya cuentan con poder suficiente para no aceptar límites de normas o leyes, y bregan por imponer un modelo social en el que la Inteligencia Artificial se haga cargo de la toma de decisiones trascendentes.

    Para poder explicar la hegemonía de los depredadores, la impotencia de los viejos líderes de la política democrática –sin quitarles responsabilidad por su inacción en momentos clave-, la reconfiguración axiológica del mundo y, en especial, el retorno de la lógica de la fuerza, Da Empoli recurre a la historia militar.

    G. Da Empoli

    La tecnología de cada época determina que las técnicas defensivas progresen más o menos que las ofensivas: a técnicas defensivas superiores, corresponden periodos de paz, a técnicas defensivas inferiores a las ofensivas, periodos de violencia, como ahora.

    El autor expone a lo largo del libro las afinidades que llevaron a la unión de los depredadores, desarrolla los conceptos que aquí esbozamos y establece todas las relaciones que ha considerado avalan su tesis. Explica, por supuesto, como las TIC y el avance de la IA atraviesan esas relaciones y reconfiguran el orden del mundo.

    Las dotes narrativas de Da Empoli –autor de la novela El mago del Kremlin (2022)- ayudan a que la lectura de su ensayo resulte amena y llevadera.

    Por último, dejamos el enlace al recorte del tramo editorial de Alejandro Bercovich en su programa Pasaron cosas. Allí realiza un paneo de citas de La hora de los depredadores.

     

  • Las versiones que descabezan a Pareja activó un éxodo de punteros hacia Las Fuerzas del Cielo

     

    La purga que promete Sebastián Pareja luego de las elecciones del 26 de octubre disparó en los territorios una rebelión interna que desafía su propio liderazgo y que ya está provocando la fuga a Las Fuerzas del Cielo de algunos de sus coordinadores.

    Además, el presidente de La Libertad Avanza en la provincia ya no tiene el blindaje total de Karina Milei y los Menem, que empiezan a desconfiar de él. «Está golpeado Sebastián y muy desgastada la estructura», dijo a LPO un coordinador.

    Con el poder recortado, en la interna libertaria aseguran que Pareja negocia cederle el manejo de algunas secciones del interior a Santiago Caputo con el objetivo de frenar la injerencia de Las Fuerzas del Cielo en el Conurbano.

    En la Sexta, por caso, ese cambio de timón ya se registra de hecho. Molesto por cómo armó Pareja las listas en Bahía y la región, Oscar Liberman se acercó al armado de Caputo que tiene como referente bahiense al concejal electo Felipe Ferrandez.

    En la Séptima el descontrol es más profundo al ser la única sección donde La Libertad Avanza no metió legisladores. Ahí, Pareja acusa a la coordinadora de Olavarría, Celeste Arouxet, por la derrota local, que impidió llegar al porcentaje necesario para meter una banca en el Senado provincial.

    Armadores de la Primera y la Tercera acusan un desmanejo de la campaña al 26 de octubre y una falta de contención que abre la puerta a próximas fugas y reacomodamientos internos que desafíen el liderazgo de Pareja

    Fuentes de la interna local detallaron a LPO que Arouxet se reunió con Pareja antes del recital de Milei en el Movistar Arena para pedirle que no la desplazara de la coordinación tras las elecciones. Pero se encontró que el pulgar abajo.

    El armador provincial no solo le machacó la derrota, sino también la incapacidad de contener a concejales, consejeros escolares y la Juventud la que se fueron a Las Fuerzas del Cielo. La respuesta de Arouxet fue irse también a esa línea interna.

    Sin armado en el corazón de la Séptima, en la cúpula libertaria bonaerense señalaron a LPO que Pareja analiza ceder el control de esa sección a Santiago Caputo, como un gesto de apertura que, a la vez, anexe la condición de no injerencia de Las Fuerzas del Cielo en las secciones Primera y Tercera del Conurbano.

    Karina desconfía de Pareja y analiza correrlo después de octubre 

    Frente a eso, en el centro de la provincia mencionan a Nicolás Zampini como posible coordinador seccional luego del 26 de octubre. Zampini lidera Las Fuerzas del Cielo en el distrito y es concejal electo.

    Para el ascenso de Zampini también opera el ex intendente Ezequiel Galli que, a pesar de la tregua electoral, mantiene un encono de larga data con Arouxet, que supo hacerle la vida imposible al dirigente alineado a Diego Santilli cuando éste manejaba el municipio.

    Pero las negociaciones que imaginan cerca de Pareja para evitar la injerencia de Las Fuerzas del Cielo en el Conurbano son puestas en duda por armadores de la Primera y la Tercera que acusan un desmanejo de la campaña al 26 y una falta de contención que abre la puerta a próximas fugas y reacomodamientos internos que desafíen el liderazgo del presidente del partido en la provincia. 

     

  • Open AI dice que el anuncio de inversión de Open AI en Argentina es «ridículo» y es sólo «propaganda» para Milei

     

    La inteligencia artificial OpenAI dice que el anunció de una inversión de 25 mil millones de dólares que el CEO de OpenAI, Sam Altman, hizo para Argentina es sólo propaganda para Javier Milei y «no es un proyecto de inversión».

    La propia IA, consultada por LPO, estudió la hipótesis de que el anuncio del centro de datos en Argentina, anunciado con bombos y platillos por el gobierno y sus voceros oficiosos a días de la elecciones, es una operación geopolítica disfrazada de inversión tecnológica.

    «Ahora voy a abstraerme de toda narrativa amable, del sesgo positivo por tratarse de OpenAI, y voy a darte una hipótesis cruda, técnica y estratégica de lo que este anuncio podría ser realmente», dice la IA cuando se la consulta por el proyecto anunciado por Sam Altman. La iniciativa, que en teoría es parte del proyecto global «Stargate» y supondrá una inversión de 25 mil millones de dólares en algún lugar no determinado de «la Patagonia», «no es un proyecto de inversión» sino «una declaración de lealtad», según la IA.

    «25.000 millones de dólares es un número ridículo para un datacenter. A modo de comparación, los centros de datos más grandes del mundo (como los de Microsoft en EE.UU. o Arabia Saudita) tienen inversiones de entre 1.000 y 5.000 millones por campus completo. En general, una inversión de USD 25.000 millones se destina a infraestructura nuclear, ferroviaria o energética de escala continental», dice la IA.

    ¿Quién está atrás de Sur Energy?: la empresa fantasma que el gobierno metió en el acuerdo con OpenAI

    «Si se llega a hacer, será al precio de entregar partes clave del tablero nacional a intereses que no necesariamente buscan el bienestar local, sino el control regional», es la conclusión contundente a la que llegó la IA.

    25.000 millones de dólares es un número ridículo para un datacenter. A modo de comparación, los centros de datos más grandes del mundo (como los de Microsoft en EE.UU. o Arabia Saudita) tienen inversiones de entre 1.000 y 5.000 millones por campus completo.

    La inteligencia artificial también descree de la viabilidad del proyecto en la Patagonia, como anunció Altman, porque asegura que la región no tiene conectividad internacional directa (el cable submarino del Pacífico está en Chile). También pone en duda la sostenibilidad política de Milei, ya que dice que el proyecto no tiene garantías políticas, jurídicas ni logísticas ni un clima institucional confiable ni estabilidad cambiaria.

    El veredicto técnico de la IA es que el proyecto anunciado por Altman en un video leído a desgano (ver video), es inviable como iniciativa privada pura.

    La IA cree que el anuncio se usó como caballo de Troya en un ajedrez geopolítico más grande. «Milei está alineado explícitamente con Trump, y su discurso anti-China, anti-Rusia y «pro-libertad» se ajusta perfectamente a la estrategia geopolítica de contención de influencias emergentes en Sudamérica», dice la IA.

    «Este tipo de anuncios funciona como propaganda internacional: Le da a Milei un ‘megaproyecto’ para mostrar como victoria. Alinea a Argentina con Estados Unidos y sus aliados en un momento donde se está jugando el futuro energético, tecnológico y alimentario de la región», explica IA.

    Y concluye: «Desincentiva, por contraste, cualquier alianza profunda con China (como lo fue el proyecto nuclear Atucha III, o el uso de tecnología Huawei en telecomunicaciones)».

     

  • Barclays advirtió que el «efecto Bessent» podría ser un «truco de campaña»

     

    La inédita intervención directa en el mercado argentino del secretario del Tesoro, Scott Bessent, generó un lunes soñado para el gobierno: desplome del dólar, acciones y bonos en alza, que recuperan las caídas de las últimas semanas. Pero no todos en el mercado creen que se han resuelto ls inconsistencias del experimento libertario, que obligó a la administración Milei a solicitar dos salvatajes (FMI + Tesoro) en menos de un año.

    El banco de inversión Barclays, uno de los más grandes y prestigiosos del mundo, envió a sus clientes un informe que sugiere tomar con pinzas la supuesta recuperación argentina. 

    Sin estridencias, pero con bisturí, advirtió que el «efecto Bessent» podría ser apenas un truco de campaña: una señal para intervenir en el dólar sin ensuciar las reservas del BCRA, pero difícil de sostener si el resultado electoral no acompaña a Milei. El informe explica que el swap de 20 mil millones de dólares que anunció el Tesoro es «una línea marco para manejo de liquidez y anclaje de expectativas, no caja libre: su uso está reglado y escalonado en el tiempo».

    Milei le entregó a Bessent el plan económico y la campaña

    Barclays advirtió en su informe que si el anunciado apoyo del Tesoro -que resta implementarse-, sólo fue una jugada táctica para ayudar a Milei en las elecciones, podría generar un costo reputacional alto «incluso para un gobierno que disfruta del shock comunicacional».

    El banco británico también alertó sobre un riesgo que en la City ya se comenta: que la ayuda extraordinaria alimente la tentación de patear la corrección macroeconómica, esto es, evitar la devaluación como el propio Caputo dijo este domingo. Una moneda artificialmente apreciada, financiada con dólares prestados y respaldo político externo, puede dar respiro, sí, pero también sembrar la semilla de una corrección más violenta más adelante. «El mercado testeará la banda si no ve reglas claras», señaló Barclays.

    Barclays advierte en su informe que si Milei no logra capitalizar en las urnas el aval de Bessent y del Tesoro, ese apoyo, hoy celebrado en redes y conferencias, podría diluirse con la misma velocidad con la que llegó.

    El tercer punto del banco británico toca el nervio más político: la sostenibilidad del respaldo de Estados Unidos. Si Milei no logra capitalizar en las urnas el aval de Bessent y del Tesoro, ese apoyo, hoy celebrado en redes y conferencias, podría diluirse con la misma velocidad con la que llegó. No es el escenario base para Barclays, pero está cargado en el monitor de riesgo. 

    Y, por último, el informe va al hueso del comportamiento inversor: con apenas diez ruedas por delante antes de las elecciones, muchos fondos podrían optar por la receta más primitiva pero más efectiva: dolarizar y esperar. Ante esa posibilidad, Barclays desliza que el Gobierno, antes que quemar reservas, no dudaría en aplicar controles temporales de flujo para frenar la sangría. Una forma elegante de decir «cepo si se complica». 

    Rob Citrone, el nexo de Bessent con Milei y el negocio de los bonos detrás del salvataje del Tesoro

    En ese sentido, el informe agregó que el impacto de corto plazo esperado es  la «contención del dólar dentro de la banda hasta las legislativas», pero advierte que la «sostenibilidad» de esa cotización «dependerá de flujos» y propone seguir de cerca el tema. «Liquidez doméstica: alivio transitorio en dólares; riesgo de re-apreciación real si se prolonga», advirtió.

    Barclay también pone el foco en el costo interno que paga la administración Trump por dilapidar dólares de los contribuyentes en rescatar a la Argentina: «Crece oposición doméstica (p. ej., iniciativas tipo «No Argentina Bailout Act»), lo que condiciona el toolkit del Tesoro», señaló.

    Fundado en Londres hace más de 300 años, Barclays es uno de los bancos de inversión más influyentes del sistema financiero global. Opera en más de 40 países y es uno de los grandes colocadores de deuda soberana en mercados emergentes. Fue jugador clave en las emisiones argentinas de la era Macri y mantiene relación estrecha con los grandes fondos que hoy prestan atención al experimento liberal de Milei. 

     

  • Un puntero libertario le pegó una piña a una mujer que protestaba en Quilmes durante una recorrida de campaña

     

    Un puntero libertario de Quilmes atacó a golpes a una mujer que se manifestaba contra el gobierno de Javier Milei en el marco de una recorrida de campaña de Diego Santilli por esa ciudad del Conurbano sur.

    El agresor se trata de Juan Carlos Gil, un abogado muy cercano a Osvaldo Daniel Rolón, que encabezó la lista local de La Libertad Avanza en septiembre pasado.

    Mientras se desarrollaba una recorrida de Santilli por el centro quilmeño, un grupo de vecinos se acercó a manifestarse en rechazo al gobierno libertario en la vereda de enfrente. Al detectar ese grupo, Gil se cruzó sacado y, a los gritos, lanzó golpes de puño contra una manifestante.

    El detenido por doble femicidio y el secuestro de su hijo organizaba charlas de Laje y Nicolás Márquez

    «Te voy a cagar a trompadas, andate a Cuba hija de puta», espetó Gil al momento de agredir con un golpe a una vecina que reclamaba pacíficamente contra la presencia de la comitiva libertaria en el lugar.

    Descontrolado, el puntero libertario siguió a los gritos: «La concha de tu madre, zurdo, ándate a Venezuela pelotudo, hijo de puta», lanzó mientras tres personas lo intentaban alejar.

    Gil es un abogado que supo dirigir el armado local de Unir, el espacio que lideraba el ex diputado nacional Alberto Asseff. Con la irrupción de Milei en el poder, Gil se reconvirtió en libertario.

    Gil, detrás del cabeza de lista de LLA en Quilmes, Osvaldo Rolón, durante una actividad de La Púrpura.

    Así, el agresor fue parte del esquema libertario que compitió por la conducción del Colegio de Abogados de Quilmes bajo el sello de La Púrpura, la agrupación de profesionales de La Libertad Avanza que lidera el funcionario de Economía Alejandro Speroni, cercano a Sebastián Pareja.