El Hospital Garrahan se suma al Foro Permanente por la Discapacidad y convoca a un abrazo simbólico en Plaza de Mayo ante lo que califican como un “escándalo”: el Presupuesto 2026 de Milei no asigna fondos para las áreas de salud pediátrica ni para la atención de la discapacidad, pese a que existen leyes votadas que establecen la emergencia en ambos sectores.
Por Alina C. Galifante para LNI
Reclamo en Plaza de Mayo ante un presupuesto que deja afuera a la infancia y la discapacidad
El Garrahan anunció que este miércoles se unirá al Foro Permanente por la Discapacidad para realizar un abrazo simbólico en Plaza de Mayo. La actividad está prevista para las 18.30 frente a Casa Rosada y busca visibilizar lo que desde el hospital consideran una decisión política inexplicable: el Presupuesto 2026 de Milei no contempla partidas específicas para salud pediátrica ni para discapacidad, aun cuando el Congreso aprobó leyes que declararon la emergencia en ambos campos.
La Asociación de Profesionales y Técnicos (APyT) del Garrahan informó que la convocatoria está abierta “a toda la comunidad que esté dispuesta a seguir acompañando el reclamo”, recordando que el sector continúa “en emergencia” porque las leyes votadas no fueron aplicadas. Según plantearon, la falta de implementación deja al hospital, a los equipos de salud y a las familias de niñas, niños y personas con discapacidad en un escenario crítico.
El propio Ministerio admite el vacío presupuestario
Fuentes del Ministerio de Salud de la Nación consultadas por la agencia Noticias Argentinas reconocieron entender el reclamo porque “el Presupuesto no contempla ambas emergencias”. También señalaron que las leyes “fueron proclamadas y suspendidas” en espera de que el Congreso “dictamine de dónde van a obtener los fondos”.
El reconocimiento ministerial confirma lo que los trabajadores vienen denunciando desde hace meses: la política sanitaria de Milei continúa desfinanciando áreas esenciales y deja en suspenso normas que deberían estar aplicándose plenamente.
Falta de fondos, salarios con incertidumbre y denuncias sobre la intervención del hospital
Norma Lezana, secretaria general de APyT del Garrahan, afirmó que los trabajadores “no se resignan ni bajan los brazos”. Señaló que, más allá de declaraciones del ministro Mario Lugones, la convicción del personal es firme porque están en juego “derechos esenciales”, como el funcionamiento de un hospital de alta complejidad, público, gratuito y de alcance federal.
Lezana también advirtió que, aunque este año lograron un avance salarial, sin la aplicación de la Ley de Emergencia la incertidumbre vuelve a instalarse para 2026. La dirigente remarcó que se detectan “situaciones graves”, entre ellas una administración opaca de los millonarios recursos que genera el propio hospital por atención a prepagas y obras sociales, y la persistencia de una intervención encabezada por “un emisario del ministro Lugones, el señor Mariano Pirozzo”, cuyo rol y decisiones —sostienen— carecen de transparencia.
En ese contexto, médicos, técnicos y profesionales de uno de los hospitales pediátricos más importantes de América Latina insisten en que no se puede administrar la salud de las infancias ni la atención de la discapacidad como si fueran un gasto prescindible. El abrazo simbólico en Plaza de Mayo buscará justamente visibilizar esa certeza ante la comunidad y recordar que el hospital —referencia nacional— no puede seguir dependiendo del ajuste ni de decisiones improvisadas.
Uno de los denunciantes de Libra pide correr a Taiano de la causa porque cree que el fiscal maneja el expediente a favor de Milei. La decisión quedó en manos del juez Marcelo Martínez de Giorgi.
Como contó LPO, Taiano ralentizó todo lo que pudo la causa. Desde un principio frenó la recolección de pruebas y rechazó avanzar contra Manuel Terrones Godoy y Mauricio Novelli, dos traders cercanos a Javier Milei.
Taiano tampoco aceptó citar a los testigos propuestos por la querella y se negó a colaborar con la comisión investigadora del Congreso.
«Esta parte considera que el doctor Eduardo Taiano ha perdido la objetividad que debe tener por ser acusador público y no se encuentra dirigiendo esta investigación en búsqueda de la verdad ni protegiendo los intereses generales de la sociedad», escribió el denunciante Martín Romeo según detalló La Nación.
Romeo es un especialista en criptos y cuestionó que Taiano no hubiera justificado su rechazo a la detención de Terrones Godoy y Novelli, de quien se difundieron imágenes realizando movimientos sospechosos en el sector de cajas fuertes de un banco días después del Criptogate.
Como contó LPO, meses atrás el abogado Gregorio Dalbón comparó con un delfín porque «nada, nada, nada». Ahora será Giorgi quien decida por la continuidad del fiscal.
Todo lo que vivimos a partir del 26 de febrero de 2025 se inscribe en la lógica de una tragedia en dos tiempos. De un fatal bioshock primero y de una búsqueda de explicaciones después.
¿Cómo entender la decisión del suicidio de nuestra hija Margarita, de 22 años?
Nada de lo que nos pueda pasar de ahora en más a su papá y a mí va a reparar el efecto devastador de lo que comenzó ese miércoles con aquella llamada, cuando el policía Alvarenga nos informó que durante la madrugada Margarita había sido encontrada muerta. Siete horas después ya habíamos atravesado los 900 kilómetros que separan Carmen de Patagones, de donde somos, de la comisaría 37 de Palermo. Entonces, nuestra desesperación por saber quedó suspendida ante la urgencia de las actuaciones policiales y los trámites de la morgue. Recién tres días después nos permitieron retirar el cuerpo para su sepultura.
Ella
Margarita era ilustradora, conocida en las redes sociales desde 2017 como Bachatota y antes como Bechita Suaj.
Cuando dijo por primera vez que quería ser artista todavía usaba chupete. Ahora los libros y cuadernos que quedan en su habitación muestran la evolución de sus técnicas para dibujar, primero a mano, con tableta después. Seres humanos, caballos, personajes de series. En su placard siguen sus trajes de cosplay, los recuerdos de convenciones y figuras de animé, la colección de remeras. Conservan su olor.
A medida que Margarita crecía fuimos conociendo la naturaleza de las plataformas y comunidades digitales, con gustos parecidos de series, mangas y animés. Se divertía. Vendía ilustraciones a pedido. Colaboraba en streamings. Jugaba en línea. Enseñaba y aprendía técnicas de dibujo. Tenía seguidores. Hacía amigos.
La experiencia en Doomverse, Discord, Reddit, Youtube, Twitch, Facebook y Twitter tuvo su antecedente en DeviantArt. Ahí ejercía una subjetividad alternativa a nuestras percepciones de padres analógicos y agigantaba su personalidad temeraria y su humor corrosivo.
Su identidad online — con más de cuatro mil seguidores — convivía en sincro con una carrera universitaria en la Universidad de Palermo (iniciada en la virtualidad de la pandemia) y con su vida familiar de pueblo patagónico.
En ese presente de realizadora, ilustradora y streamer, en mayo de 2024 la alcanzó su primera cancelación o funa, como decimos en la Patagonia. La segunda, en diciembre. El hostigamiento continuó: casi al final del verano, el 25 de febrero del 2025, Marginada, ansiosa y sin tiempo de duda, Margarita decidió su final.
A semanas del suicidio me senté a leer las casi doscientas páginas del expediente judicial, que incluye el puntilloso informe de su autopsia. Esa lectura de detalles me permitió salir de la parálisis y darle un marco racional, poner en palabras lo que el horror nos sustrajo a Gabriel, su papá, y a mí. El expediente fue derivado a la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional N° 37. En junio nos permitió tomar vista de la libreta donde Margarita explica en modo de despedida su decisión.
En veintitrés micropáginas de una libretita, mi hija expresa con letra y sintaxis prolija un marco ético y estético antes de decidir arrojarse de una terraza. Afirma que no es un asesinato ni un accidente, sino un acto deliberado. Presumo que ese mismo día, en medio de un solsticio de energía, quiso explicar, sobre todo a sus amigos de las redes, el hartazgo que la invadía por ser víctima de acusaciones y hostigamiento. Señala sus malas juntas con decepción.
En la libreta, no tanto mi preciosa Margarita sino Bachatota, expresa que lo perdió todo. Que se siente sola. Se culpa a sí misma. Da nombres. Al leer, me pregunto si este fue un factor determinante en su incapacidad para soportar su conciencia.
Sus interacciones de las redes sociales indican que Bachatota fue acusada de encubrir a Brany, una amiga señalada de pedofilia, y de mantener cercanía con un usuario llamado Hogo, acusado de abuso y de haber provocado el suicidio de una chica trans. Aunque no lo acusa directamente de su decisión, hace una declaración significativa sobre Jerry, el streamer con quien colaboraba a través de ilustraciones: “si el Jerry me hubiera tratado bien (…) no lo odien”. Esta afirmación, hecha después de una lista de personas importantes para ella, sugiere que el trato de Jerry (que primero la defendió de acusaciones pero luego se desvinculó de ella) contribuyó a su estado emocional, a su desilusión.
Pide también que reembolsen las comisiones pagadas por las ilustraciones que no completó y que la policía investigue en sus redes sociales el acoso que padeció. Hasta la fecha los oficiales de justicia realizaron pericias parciales de la computadora y teléfono, y no parece haber otro tipo de actuaciones.
En aquella visita de junio, cuando aportamos un testigo que padeció acoso extremo del mismo grupo de odiadores, en la Fiscalía nos dejaron entrever lo difícil que es probar la instigación al suicidio a través del acoso y el hostigamiento en las redes sociales.
La funa
La funa es un artificio de las comunidades de las redes para cancelar la reputación de alguien. Proviene de fünan que en mapudungun, la lengua mapuche, significa podrido o echado a perder, algo o alguien que queda abandonado de todos, sufriendo deterioro, sin derechos y sin dignidad. El mecanismo nace como práctica social en Chile, cuando se crea la Comisión Funa iniciada por Acción, Verdad y Justicia (H.I.J.O.S.-Chile) para denunciar públicamente a torturadores, asesinos y cómplices de las violaciones a los derechos humanos durante la dictadura de Pinochet. Ese “escrache”, como protesta social, fue adoptado también por los familiares argentinos. Pero aquella idea de funa no tiene nada que ver con esta turba digital que publica injurias y calumnias que, como verdades absolutas, marginan sin que la víctima tenga derecho a la defensa.
Nueve de cada diez jóvenes fueron víctimas de mensajes de odio en redes, según UNICEF Argentina. En la campaña ElSilencioSeSienteHate busca empoderar a las y los testigos de hateo, lograr que se involucren, conozcan los impactos de estas situaciones en la salud mental y dar herramientas para intervenir y generar conciencia entre pares.
En la vida paralela de las plataformas, el odio es casi una forma de interactuar. Los contenidos ofensivos tienen nula moderación y llevan al insulto, a la cancelación, al acoso y a la exposición de información privada como prácticas de “castigo” por comportamientos “cuestionables” o por expresar opiniones críticas. No hay tiempo apacible y de acuerdos. Se trata de la remasterización del señor de las moscas donde la libertad subvierte en maldad de anónimos. Su reputación asciende si logran desacreditar a otras personas o al menos causarles daño para alejarlas.
El empleo de este mecanismo en redes sociales tiene severas implicaciones a partir del ejercicio del “derecho” de una horda que decide hacer justicia por cuenta y riesgo. Instigar al suicidio de una persona se relata como un logro alcanzado. O se cuestiona como externalidad del tipo: “se te fue la mano”. La velocidad de las interacciones entre funados y funantes se mide en likes y comentarios, en wikipedias colaborativas tendenciosas, videos explicativos que con aparente intención de racionalidad justifican una vocación delictiva al vulnerar el derecho a la dignidad de las personas con impacto directo en la psiquis, en su reputación y en la vida misma.
Con estos hostigamientos, Margarita quedó expuesta al escrutinio de los grupos y comunidades con opiniones divididas. Fue atacada y amenazada. Estresada, ansiosa, revivió en diciembre la situación traumática de mayo. En el medio rindió finales, viajamos, vino a Patagones, se juntó con amigos reales, cocinó mucho, leyó, pintó.
A través de hilos de Twitter, el usuario Alan, que se trataría de un adolescente, arrogándose con otros participantes un rol de juez la acusa de cometer delitos sin haber verificado la existencia (o falta) de pruebas y justificaciones, a pesar de que la dinámica general se presenta como un conflicto marcado por hostilidad y contradicciones.
Este estado de intolerancia perpetua, de beligerancia en aumento que se agita con denuncias cruzadas, información, dibujos o capturas de chats, se propaga exponencialmente con hordas que si antes simpatizaban ahora odian hasta destruir.
Previo al sepelio, nuestra Universidad publicó en sus redes sociales un sensible obituario para acompañarnos a Gabriel y a mí. Inmediatamente, ese posteo se llenó de mensajes de acoso y burlas de parte de nicknames que, suponemos, son los que hostigaron a nuestra hija. Una estrategia de la comisión de estos delitos es la velocidad con la que se eliminan datos para sortear las eventuales acusaciones por compartir información falsa o mitigar el daño de las consecuencias perjudiciales. Sin embargo, a veces no suele ser suficiente ni tan rápido el autobaneo para rectificar la situación.
En su última obra, finalizada en la noche del 25 de febrero, Margarita expresó con símbolos los efectos del odio, los dos bandos o personajes duales que ocultan mensajes a otros pero intercambian información entre ellos. Aunque heridos, sostienen el cuerpo de la pequeña presa muerta, atravesada por las flechas de ambos en el centro y, abajo, la margarita caída.
La OMS declara que el suicidio en sus distintas formas representa un problema de salud global, ya que se encuentra entre las diez principales causas de mortalidad general y entre las tres primeras causas de muerte en adolescentes y adultos jóvenes. Provoca una tragedia para individuos, familias y comunidades. La cifra es alarmante: por año, se suicidan 800 mil personas.
Mientras que en países como Gran Bretaña, Japón, Holanda y Alemania hay políticas activas sobre la prevención del suicidio y hasta Ministerios de Soledad, en Argentina — donde es la principal causa de muerte en jóvenes de entre 15 y 24 años — , los recortes presupuestarios en áreas del Estado afectan directamente la implementación de la Ley 27.130 de Prevención del Suicidio y las estrategias de abordaje, como la línea 0800 y los programas de prevención y atención.
Nosotros sin Margarita
La muerte de una hija, el mayor de los traumas, no tiene una forma propia de ser nombrada: esto nos arrincona mucho más hacia la soledad de la experiencia, la ansiedad y la tristeza.
A su papá y a mí nos queda mirar el mundo como lo hacía Margarita: de una forma valiente, desprejuiciada, curiosa. Hablamos de ella, la percibimos en el aire, en el gato del cementerio, en la música y en sus zapatillas, que ahora uso.
Sin nada que perder, confiamos en los rituales necesarios para honrar su vida, su memoria, su dignidad. Vamos semanalmente a terapia, tomamos medicación, nadamos. Reconocemos la mirada evitativa, la conspiración del silencio de amigos y compañeros de trabajo que no quieren incomodarnos, no saben qué decir. Delphine Horvilleur, una de las tres rabinas de Francia y autora de Vivir con nuestros muertos, explica que no hay maldad en eso, que es el efecto secundario del afecto humano mejor compartido: el miedo. Experta en duelos, Horvilleur escribe que los finales brutales pueden reducir toda la existencia, “mejor decir todo lo que fue y podría haber sido, mucho antes de decir lo que ya no será”.
En nuestro duelo dedicamos tiempo a la investigación académica, es el trabajo que nos gusta y al que le agregamos valor.
El peligro de la brutalidad de la tragedia por la muerte de una hija es que se confisque el relato de nuestras vidas, plena de ella misma y que excede su desenlace.
En hebreo, shakul es la palabra para nombrar la pérdida del hijo, y es una referencia vegetal de la rama vendimiada amputada de su fruto. Aunque no tenga sentido, se emparenta con el esfuerzo de la RAE por instituir huérfilo como la condición de los padres sin sus brotes.
Nos cuesta aceptar que en su querida vida tenía el compromiso de la misión de dejar atrás el universo, de haber sentido y dicho la última palabra, de haber realizado su último propósito sin nada pendiente.
Pienso en la libreta y me imagino la despedida de puño y letra, como dice el expediente. ¿Habrá sentido paz después de tanta ansiedad generada por la funa? Pienso en el propósito de su vida, si creyó que llegaba nada, como dice Borges, o que no, que sencillamente no pudo con eso.
Después del shock
Sus padres, después del shock, tratamos de vivir en una existencia descolocada que incluye análisis, charla con el rabino Diego Elman sobre la importancia de los rituales, bendición en un templo evangélico, zoom con papás duelantes de la Red Empesares. Aunque en parte seguimos atascados en el misterio, en una niebla mental, como conscientes en un mal sueño, hay algo, muy pequeño, un milímetro del trámite del trauma que se movió: por eso puedo escribir este testimonio.
Como en El salto de papá, de Martín Sivak, la explicación posiblemente se escurra y precise de una caja de herramientas instintiva y propia, con pistas y culpas, sobre la decisión de nuestra amada hija, hoy con otro tipo de presencia.
Ofelia Fernández tiene casi la misma edad que mi Marga. En el documental “¿Qué le pasa a nuestra generación? Cómo ser feliz” ensaya que, desde 2010, con la instalación de la cultura de like de Facebook y el Iphone 4 con cámara frontal para selfies, la distancia entre lo que los padres suponíamos riesgoso y lo que la virtualidad proponía a los niños y jóvenes fue en aumento. Porque no se sabía, “y se tuvo que llegar a este extremo para corregir esta miopía”, dice Ofelia. Explora el fenómeno social y tecnológico de una generación que se siente atrapada, rota, ansiosa en/por las redes sociales como parte de un modelo de negocios amasijante del tiempo y la información, con externalidades de altas tasas de depresión instigadas por la vida digital.
Menos mal que tenemos memoria del crecimiento de Margarita. De cuando se hizo grande, distinta. De la pandemia configurante de rituales de pertenencia híbridos que mellaron a las juventudes y a la vida universitaria. Entonces, las redes sociales se enseñorearon con discursos de odio y hostigamientos como los que recibió mi Marga. Su identidad fue arrebatada por el mal de época de una soledad de hiperconectados.
Como fondo de pantalla de su monitor, Gabriel tiene un dibujo que Margarita le hizo en enero: una nena con un corazón y un TKM. “Ya que no me dejás verlos, haceme un dibujo”, le había dicho.
En estos nueve meses de duelo nos contactaron algunos de sus amigos digitales y reales. Sus compañeros de la universidad, que supieron por las redes sobre lo sucedido, compartieron fotos de reuniones donde se la ve divertida, en comunidad. Algunas universidades argentinas postpandemia comenzaron a incorporar las problemáticas de salud mental como parte de sus políticas de bienestar estudiantil.
¿Cómo no supimos leer lo que le pasaba a Margarita? No espiarla, no invadirla, era respetar y afianzar su confianza de espíritu libre. Ella no vio dónde se estaba metiendo y nosotros menos todavía. «Ahora vas a duelar», te dice gente que no está en el asunto. Al caer, Margarita paró el reloj de todos los que la amamos. No podemos abrazarla, mirarla dormir, ni reirnos con ella. La congoja nos asalta varias veces al día y así, angustiados, esperamos los avances en la causa judicial.
Pensar en el futuro parece catastrófico. Las nuevas generaciones necesitan una intervención multifacética y una reorientación de la realidad. Y a los padres duelantes nos adviene el servicio, esa dimensión religiosa que expresa la voluntad de lograr un mejor vivir para los que quedan, incluyéndonos: en esa intersección me quiero quedar. La paz, un anhelo. Quizá se concrete en bendecir la vida de la hija que como ser humano transitó un valle de sombras, en agradecer su memoria y legado. El amor es más fuerte que la muerte. Ahora, horriblemente, lo sé.
Graciela Giménez es de Bariloche y en los noventa se mudó a CABA, donde estudió Literatura. En 2002 nació Margarita, su hija. Desde 2009, con la puesta en marcha de la Universidad Nacional de Río Negro, se mudaron a Carmen de Patagones.
Trabaja al otro lado del río y entre los árboles de Viedma en el rectorado a cargo de la Oficina de Aseguramiento de la Calidad. Inició su trayectoria profesional en 1993 en la ex Secretaría de Políticas Universitarias y desde entonces trabaja en análisis institucional, gestión académica y aseguramiento de la calidad universitaria.
Fue docente secundaria y universitaria. Participó en proyectos de investigación, incluyendo la formulación de nuevas universidades nacionales y publicaciones centradas en la política y gestión universitaria.
La Justicia realizó 35 allanamientos simultáneos en la AFA, el predio de Ezeiza y 17 clubes del fútbol argentino en el marco de la causa Sur Finanzas, en plena escalada política entre Milei y Chiqui Tapia. El trasfondo: el avance del Gobierno para forzar las sociedades anónimas deportivas y disciplinar al fútbol argentino.
Por Ignacio Elfratini para NLI
Un operativo descomunal en el momento político exacto
La mañana del martes amaneció con un despliegue judicial pocas veces visto: 35 allanamientos simultáneos en el edificio de la AFA, el predio de Ezeiza y las sedes de una larga lista de clubes—entre ellos Independiente, Racing, San Lorenzo, Banfield, Barracas Central, Argentinos Juniors, Morón, Platense y Deportivo Armenio—ordenados por el juez Luis Armella en el marco de la causa que investiga maniobras financieras y presunto lavado de dinero vinculados a la firma Sur Finanzas.
Según detalló el periodista de C5N Diego Gabriele en Mañanas Argentinas, la investigación apunta al presunto lavado de $818 mil millones mediante empresas ficticias, parte de los cuales habrían llegado a las arcas de los clubes allanados y de la propia AFA. La fiscal Cecilia Incardona pidió además el levantamiento del secreto fiscal y bancario para reconstruir el circuito del dinero, que incluía créditos otorgados por Sur Finanzas y cobrados mediante derechos de televisación o contratos de marketing.
Mientras el dueño de la financiera, Ariel Vallejos, aparece como principal investigado, el avance judicial se produce en el punto más caliente de la pelea política entre Milei y el presidente de la AFA, Claudio “Chiqui” Tapia, justo cuando el Gobierno presiona para forzar la llegada de las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD) al fútbol argentino.
Una Justicia alineada al poder y los viejos métodos de presión
La simultaneidad, el volumen del operativo y el momento elegido no pasaron inadvertidos. En medio de la ofensiva discursiva y política de Milei contra la AFA, este despliegue surge como una herramienta de disciplinamiento. Mientras el Gobierno repite que el fútbol debe “modernizarse” y abrirles la puerta a las SAD, el mensaje detrás de estos operativos parece claro: o aceptan el nuevo esquema de negocios, o se profundiza la persecución judicial.
La historia reciente muestra cómo la Justicia federal se ha convertido en un arma preferencial del poder político de turno. Lo vimos con la persecución al kirchnerismo durante el lawfare, y ahora reaparece la misma matriz aplicada sobre otra estructura que le resulta incómoda a Milei: el fútbol organizado.
El contraste es evidente. La misma Justicia que mira para otro lado frente a los desastres económicos del Gobierno, que se mueve con parsimonia ante los negociados de los funcionarios libertarios, actúa con velocidad quirúrgica cuando se trata de un conflicto central para la construcción de poder del Presidente.
Esta selectividad quedó expuesta también en las últimas semanas, mientras el Gobierno niega cualquier responsabilidad por la crisis sanitaria, los casos de fentanilo y la caída en los niveles de vacunación que derivó en el retorno de enfermedades que estaban erradicadas. Frente a esas emergencias, silencio. Frente a Tapia, allanamientos.
Las SAD detrás de la cortina y un fútbol que resiste
Desde que Milei reveló su intención de abrir la puerta a las Sociedades Anónimas Deportivas, la AFA y la mayoría de los clubes afirmaron públicamente que no permitirán la privatización del fútbol argentino. Tapia, convertido en enemigo público del oficialismo, es la cara visible de esa resistencia.
El eje real del conflicto aparece entonces con nitidez: la pelea no es por Sur Finanzas, sino por el control del negocio del fútbol. Y cuando la política quiere avanzar, la Justicia suele funcionar como su ariete.
En paralelo, los allanamientos alcanzaron a Sur Finanzas tanto en su sede de Adrogué como en las oficinas donde funcionaba la empresa rebautizada Neblockchain. Las medidas fueron impulsadas desde el juzgado federal 11, a cargo de Sebastián Casanello, para secuestrar información que permita reconstruir cómo se movieron los fondos que administra el grupo investigado.
Pero más allá de los aspectos técnicos de la causa, la lectura política es inevitable. Enfrentado a un Chiqui Tapia que no se le arrodilla, Milei vuelve a encontrar en los jueces de siempre un aliado para desgastar, presionar y condicionar. No es una novedad: es un método.
El gobierno nacional anunció una nueva rebaja de las retenciones al campo, la segunda en lo que va del año, en un reflejo de la urgencia de Toto Caputo para conseguir dólares.
El ministro anunció de uno y dos puntos para los principales productos. La soja bajará de 26 a 24 puntos y los derivados de soja de 24,5% a 22,5%. También bajan dos puntos el trigo y la cebada, de 9,5 a 7,5 por ciento. En tanto, maíz y sorgo bajan de 9,5% a 8,5%; y el girasol de 5,5% a 4,5%.
La medida tendría un impacto fiscal de unos 500 millones de dólares, aunque cubierta por una mejora de los precios internacionales de los granos que mejoró la recaudación prevista para 2026.
Fuentes del sector indicaron a LPO que en el campo ya estaban advirtiendo al gobierno que con el actual valor del dólar liquidarían solo lo necesario para cubrir costos y se sentarían a esperar mejores condiciones.
El campo ya le demostró al gobierno este año que puede esperar sentado sobre el grano hasta que le mejoren el panorama. La rebaja a cero que Caputo aplicó en septiembre para conseguir dólares generó una dinámica de la que el ministro difícilmente pueda salir.
«Le va a volver a pasar», dicen en el campo, donde arriesgan que la liquidación de soja será mínima en marzo y abril y esperarán a que el gobierno esté ahorcado en julio y agosto para que le vuelvan a bajar las retenciones.
La rebaja de las retenciones podría tensar la discusión de Milei con el FMI ya que se sabe que el organismo es reacio a que se baje este impuesto porque complica la meta fiscal.
El gobierno ya había aplicado una rebaja temporal de las reducciones a principios de año, que se extendió hasta el 30 de junio. En julio, Milei anunció finalmente que esa reducción quedaría fija.
En septiembre, Caputo y Milei dispusieron una suspensión total de las retenciones para que el campo liquide 7 mil millones de dólares, una medida muy cuestionada en el campo que solo le sirvió a las cerealeras para hacer un negocio monumental y al gobierno para tener un poco de aire en la previa de las elecciones.
IMPORTANTE! %uD83D%uDC47 Nueva reducción de impuestos a las exportaciones para el campo.%uD83C%uDDE6%uD83C%uDDF7%uD83C%uDDE6%uD83C%uDDF7%uD83C%uDDE6%uD83C%uDDF7Damos hoy un nuevo paso en el camino del alivio fiscal para el sector agropecuario, avanzando en la reducción permanente de los derechos de exportación para las cadenas de granos y…