Las fuertes oscilaciones que tuvo este lunes la cotización del dólar que arrancó la jornada desplomándose y luego subió fuerte, en el mercado la atribuyeron a una decisión del Tesoro norteamericano que aprovechó el previsible derrumbe post electoral del dólar para recuperar parte de los dólares invertidos y de paso hacerse de una ganancia interesante.
La jugada, aseguran, habría sido ejecutada a través de sus bancos de siempre, JP Morgan, Citi y Santander, que operan como brazo largo del Tesoro en los mercados emergentes.
El dólar, que llegó a caer hasta los $1.320 en las primeras horas de la mañana, rebotó con fuerza para cerrar en $1.460. El salto encendió el tablero en las mesas de dinero, donde algunos leyeron la intervención como una señal que el Tesoro de Estados Unidos no solo vende cuando quiere ayudar al gobierno libertario, sino que también compra cuando el precio se derrumba. Micromanagement del peso argentino.
«Es la típica operación de Bessent y compañía: primero empujan y después salen a precio de ganga», resumió un operador porteño.
La escena fue cinematográfica: en cuestión de horas, el humor financiero dio una vuelta completa. A las 10 de la mañana, el dólar oficial caía de $1.515 a $1.370, casi un 10% en una hora. Al mediodía, el billete recuperaba 50 pesos y se ubicaba en torno a $1.420. En el tramo final, con las pantallas de BYMA encendidas y las mesas al rojo vivo, la divisa trepó hasta $1.460, donde terminó el día.
En el mercado mayorista el movimiento fue similar: piso en $1.350, cierre en $1.435. La volatilidad fue tal que algunos la compararon con una corrida «a la inversa»: no por fuga, sino por entrada. «Cuando el tipo de cambio cae 200 pesos y el Tesoro de EE.UU. aparece comprando, no es una corrida, es una aspiradora de dólares», bromeó un gestor local. En esa lógica, el derrumbe inicial habría sido una trampa perfecta para los fondos globales que venían expectantes de una señal de estabilización.
Es la típica operación de Bessent y compañía: primero empujan y después salen a precio de ganga.
Pero el Gobierno si tuvo una mejora financiera importante. El riesgo país, que venía en 1.080 puntos el viernes, se derrumbó 40% para cerrar en 650 puntos basicos. Una mejora impresionante, aunque la tasa de financiamiento sigue siendo prohibitiva: el 11% anual en dólares, un nivel que sigue dejando a la Argentina fuera de los mercados voluntarios.
El telón de fondo es político: el triunfo libertario tranquilizó los mercados. Desde la noche misma de la elección, los primeros indicios ya estaban ahí: el dólar cripto se desplomó y las acciones argentinas en Wall Street se dispararon hasta un 40% en el premarket.
El lunes por la mañana, la tendencia se consolidó. Los bonos rebotaron entre 15% y 23%, mientras las ADR de los bancos, grandes perdedores de las últimas semanas, encabezaban la recuperación con subas de hasta 50%.
En Nueva York, los bancos y energéticas argentinas lideraron el ranking de subas: Galicia, Macro y BBVA se dispararon más de 45%. Las acciones de YPF también acompañaron el rally. Los bonos globales, en tanto, cerraron la jornada con alzas de dos dígitos: el AL30 saltó 18%, el GD35 trepó 22%.
Aun así, los operadores más veteranos pidieron cautela. «El alivio es técnico, no estructural. Todavía no esta resuelto el problema de solvencia del país», advirtió un portfolio manager desde Miami. Otro fue más filosos: «Esto no es confianza, es oportunismo».
La flamante diputada de La Libertad Avanza por Corrientes, Virginia Gallardo, comparó su elección legislativa con los certámenes de belleza en los que participaba en su juventud. Entre frases hechas y elogios a Milei, dejó en claro que para algunos el Congreso no es más que otra pasarela de luces y cámaras.
Por Ignacio Álvarez Alcorta para Noticias La Insuperable
Entre plumas, cámaras y boletas
Apenas pasaron unas horas desde que Virginia Gallardo se consagró como diputada nacional por Corrientes, y ya logró lo que pocos: generar polémica por su manera de celebrar. La ex panelista de Mujeres Argentinas (El Trece) habló de su victoria como candidata de La Libertad Avanza y aseguró que su experiencia en política “es como cuando concursaba para reina del carnaval”.
Sí, leyó bien: la flamante legisladora comparó la representación popular con una elección de belleza.
“Siempre me expuse a la votación popular”
Gallardo intentó justificar su desembarco en la política con una lógica peculiar: “Yo crecí con la crítica. Me expuse a la votación popular toda mi vida, desde los reinados en Corrientes, los programas de televisión, a candidatura hoy”.
Una comparación que deja en evidencia la banalización con la que el mileísmo aborda la política, donde lo que debería ser vocación de servicio se confunde con una competencia de popularidad o un certamen televisivo.
En su estilo habitual, Gallardo remató con una frase de autoayuda: “Somos arquitectos de nuestro destino”. Y aunque se trate de un cliché reciclado, lo que preocupa no es la superficialidad de las palabras sino el lugar desde donde se pronuncian: una banca legislativa nacional.
De la comparsa a la bancada libertaria
La nueva diputada agradeció efusivamente a Milei por “la confianza”, destacando que su salto a la política fue “impensado” pero que “en un mes y medio ganamos y entramos”. La velocidad de su ascenso no debería sorprender: en el universo libertario, la política parece haberse convertido en un reality donde cualquiera puede ser candidato si tiene suficientes seguidores o minutos de pantalla.
Gallardo, nacida en 1985 en Corrientes, se hizo conocida por su participación en los carnavales locales, desfilando para la comparsa Ara Berá y ganando certámenes como el de Reina de la Naranja. Hoy, en una escena insólita, pasa de representar a una comparsa a representar a su provincia en el Congreso.
La estética antes que la ética
No es casual que figuras mediáticas sin trayectoria política ocupen espacios institucionales. El mileísmo convirtió la política en espectáculo, reemplazando formación, compromiso y proyecto colectivo por frases motivacionales y luces de estudio.
Gallardo asegura que “no escucha las críticas” y que “siempre se pone a disposición de que la gente haga con ella lo que quiera”. Tal vez esa sumisión a la voluntad ajena sea útil en un certamen de belleza. Pero en política, un diputado no está para posar ni complacer, sino para legislar.
El carnaval libertario sigue
La elección de Gallardo es una muestra más del vaciamiento político que promueve el gobierno de Milei, donde la representación popular se confunde con un casting y la meritocracia se reduce a saber sonreír ante las cámaras.
Mientras el país se hunde en recesión y ajuste, el oficialismo celebra el ingreso de una ex modelo al Congreso. El carnaval libertario continúa, aunque cada vez haya menos razones para festejar.
Gabriel Bornoroni no se baja del triunfo de su delfín, Gonzalo Roca, y la paliza que La Libertada Avanza le dio al Gobierno de Córdoba, que puso en la boleta a su figura más taquillera, Juan Schiaretti; y en los afiches de campaña, a Martín Llaryora.
El día después, Bornoroni no sólo tiene más diputados de su extrema confianza, sino que además puede demostrar que su tesis de «la lista pura» dio resultado. Y con la conclusión bajo el brazo salió a pavonearse como candidato en 2027, sin definir si intentará enfrentar a Llaryora en su reelección o quedarse con la Municipalidad de Córdoba, donde el peronismo cordobés no tiene un candidato natural.
«Le daremos una opción a los cordobeses en 2027, queremos que Córdoba baje los impuestos y tenga más seguridad», dijo Bornoroni cuando celebró el triunfo de su amigo, Gonzalo Roca. El primer candidato libertario usó el lunes postelectoral para avisar que «esto de las ideas de la libertad recién empieza en Córdoba». «Quisieron vender espejitos de colores y los cordobeses no compraron», dijo Roca en modo crítico al PJ provincial.
No es antinatural que Roca quiera desplazar al peronismo del poder: proviene de una familia tradicional del radicalismo de Córdoba: su padre fue funcionario de Ramón Bautista Mestre y su madre fue hermana de Octavio Cortés Olmedo, un angelocista que integró el Tribunal Superior de Justicia. El primo hermano de Roca es Facundo Cortés Olmedo, el presidente del Congreso Provincial de la UCR.
Sin embargo, el principal problema que aparece en el horizonte del peronismo cordobés es que cuando la oposición de Juntos por el Cambio estaba bajo la supervisión de Mauricio Macri, todos los golpes eran por encima de la cintura, en honor a la histórica relación tejida entre Schiaretti y el expresidente. Ahora, en cambio, los libertarios no tienen ese «código». «Es una oposición nueva», reconocen en El Panal, que apostará otra vez a la división opositora. Pero esta vez, no estará Macri para ayudar, como ocurrió en 2019 y en 2023.
En ese sentido, no pasó inadvertido el cántico que la tropa libertaria cantó durante la campaña: «Olé, olá, votalo a Roca que Schiaretti está gaga», una afrenta pública al dirigente político cordobés con mayor imagen positiva en la provincia. En el mismo sentido, un ejército digital de jóvenes produce sistemáticamente videos virales en contra de Llaryora. Y la franquicia local de La Derecha Diario tiene abonado a Daniel Passerini.
Los datos de la ciudad de Córdoba son más duros para el Gobierno provincial que en el resto del territorio. En Capital, la diferencia entre Roca y Schiaretti pisó los 20 puntos. El resultado puso en crisis la estructura del PJ capitalino que comanda Alejandra Vigo. Es que Schiaretti perdió en los territorios donde habitualmente gana el peronismo. Las diferencias en esos «territorios» promedian los 22 puntos en contra del peronismo vestido de Provincias Unidas.
Mario Ishii no solo logró resistir a la ola libertaria que sacudió al peronismo en la provincia, sino que, además, logró que Fuerza Patria crezca en votos con relación a septiembre en José C. Paz
Con 20 puntos de ventaja sobre La Libertad Avanza, en ese bastión de la Primera sección el peronismo registró su mejor elección en la provincia de Buenos Aires.
Eso, en medio de los cruces que se registran en la interna del peronismo en torno al compromiso de los jefes comunales en esta elección nacional. «Mario no te abandona», señalaron en José C. Paz para destacar el resultado obtenido.
«Agradezco eternamente a todos los compañeros de José C. Paz con los que venimos trabajando juntos desde hace años. Obtuvimos una nueva victoria en las urnas. Los felicito por su incansable labor desde muy temprano en cada proceso electoral del distrito», dijo Ishii en su cuenta de X.
Cosechando más de 51 puntos, Fuerza Patria se impuso holgadamente a La Libertad Avanza, que obtuvo el 31 por ciento de los votos.
Se trata del triunfo electoral número 44 para Mario Ishii que, desde que inició su carrera política, nunca perdió una elección y que, en diciembre próximo, asumirá su banca en el Senado bonaerense, tras ser electo el 7 de septiembre pasado.
El peronismo se impuso en La Pampa en medio de una dura interna entre el gobernador Sergio Ziliotto y Carlos Verna. Los 6500 votos de diferencia en Santa Rosa le dieron la victoria al PJ y dejaron a Luciano di Nápoli, cercano a Verna, como uno de los principales candidatos para la sucesión.
La Pampa fue una de las pocas provincias en dónde se impuso el peronismo, que obtuvo dos diputados y recuperó una banca tras ganar por dos mil votos de diferencia.
El PJ perdió en los principales distritos de la provincia, pero dio vuelta la diferencia por el triunfo en Santa Rosa, en donde ganó por 6500 votos.
Di Nápoli es el intendente de la ciudad Capital y uno de los aspirantes a suceder a Ziliotto, que no tiene reelección.
En medio de la pelea con su antecesor, Ziliotto impulsó a Abelardo Ferrán, enemigo de Verna, y a Lichi Marín, hija de Rubén Marín, como candidatos a diputados. Verna, que sigue manejando el poder en gran parte de la provincia, se declaró prescindente y le vació varias reuniones con intendentes.
La otra aspirante la gobernación Fernanda Alonso, identificada con Verna, quedó complicada en la carrera tras perder General Pico por tres mil votos de diferencia.
El domingo por la noche, mientras se terminaba el escrutinio, hubo empujones e insultos entre el grupo que lidera el gobernador y que buscaba impedir la entrada de Di Nápoli al búnker. El mismo Ziliotto ordenó que lo dejaran entrar.
Di Nápoli fue uno de los fundadores de La Cámpora en la Pampa, pero hace casi tres años se alejó de la agrupación que lidera Máximo Kichner. El gobernador, aliado con La Cámpora, quiso copar el consejo provincial y dejar afuera al intendente de Santa Rosa. Al final la cosa no pasó a mayores.
La Cámpora quiere cerrar con Ziliotto la candidatura del senador Daniel Bensusán, pero la mala elección provincial podría complicar los planes.
El país volvió a pintarse de violeta. Pero en más de la mitad de las provincias los grandes perdedores fueron los gobernadores.
Esto muestra un fenómeno que ya se vio en 2023: los votantes eligen de manera distinta cuando se eligen cargos provinciales y nacionales. A nivel provincial, refrendaron a sus gobernadores y mantuvieron la estabilidad local, pero a nivel nacional manifestaron un hartazgo con las fuerzas políticas que gobernaron en los últimos años y volvieron a apostar por Javier Milei, un outsider de la política que prometió y sigue prometiendo destruir el Estado y la política tal como la conocíamos.
Más allá del shock en la provincia de Buenos Aires, donde LLA remontó la diferencia de 14 puntos de las elecciones bonaerenses de hace menos de dos meses, los gobernadores de partidos provinciales, el radicalismo y el PRO no lograron mantener el apoyo que habían obtenido en las legislativas de sus territorios. El radicalismo quedó casi desdibujado, el PRO se integró a La Libertad Avanza y Provincias Unidas, el nuevo espacio creado por un grupo de gobernadores, no logró convertirse en una alternativa viable. Dicho en números, en 13 provincias los jefes provinciales perdieron las elecciones legislativas nacionales. En algunos casos cayeron frente a La Libertad Avanza y en otros frente al peronismo. Sólo en diez provincias y en la Ciudad de Buenos Aires lograron mantener el apoyo de su electorado.
Los gobernadores peronistas retuvieron a sus votantes en casi todas las provincias, con la excepción de Buenos Aires, la más poblada del país. En territorio bonaerense, Fuerza Patria perdió por 0,54 puntos frente a la alianza entre La Libertad Avanza y el PRO. El contraste con las elecciones provinciales del 7 de septiembre, donde el peronismo ganó por 14 puntos con un armado que estuvo en manos del gobernador Axel Kicillof y los intendentes, fue notable.
En Buenos Aires, Chubut, Córdoba, Jujuy, Misiones, Neuquén, Río Negro, Salta, Santa Cruz, Santa Fe, San Juan, San Luis y Tierra del Fuego perdieron los partidos de los gobernadores. La mayoría de quienes obtuvieron malos resultados pertenecen a partidos provinciales que quedaron atrapados en la polarización entre La Libertad Avanza y el peronismo. En Río Negro, el partido provincial del gobernador Alberto Weretilneck —Juntos Somos Río Negro— quedó afuera del Congreso y perdió sus bancas tanto en Diputados como en el Senado. Lo mismo le ocurrió al partido de Claudio Vidal de Santa Cruz, que quedó en el tercer puesto. El Frente Renovador de la Concordia en Misiones y el partido oficialista La Neuquenidad en Neuquén quedaron relegados al segundo lugar. En Salta, el partido provincial del gobernador Gustavo Saénz quedó segundo detrás de LLA, aunque había optado por no apoyar formalmente ninguna lista. Además de Kicillof, Gustavo Melella, de Tierra del Fuego, perdió frente a LLA en su provincia.
El único gobernador de Provincias Unidas que ganó en su distrito fue Gustavo Valdés, de Corrientes, aunque quedó lejos de la victoria aplastante del radicalismo en la elección a gobernador de agosto de este año. La candidata a diputada de LLA, Virginia Gallardo, una figura perteneciente al mundo del espectáculo, perdió por un punto pero ganó por amplia diferencia en la capital correntina. En Córdoba, el histórico dirigente Juan Schiaretti quedó en segundo lugar, muy por detrás de Gonzalo Roca, el desconocido candidato de La Libertad Avanza. En Santa Fe, la candidata del gobernador Maximiliano Pullaro quedó tercera, detrás de LLA y del peronismo. En Jujuy, LLA también se impuso sobre el oficialismo provincial del gobernador radical Carlos Sadir. En Chubut, la candidata del gobernador del PRO Ignacio Torres quedó en tercer lugar, detrás de LLA y FP.
En el Senado el peronismo perdió bancas, mientras que en la Cámara de Diputados, LLA ganó sobre todo a costa del PRO, la UCR y los partidos provinciales, y no del peronismo.
Provincia por provincia
En la provincia de Buenos Aires, donde hace un mes y medio había triunfado por más de un millón de votos, el peronismo ayer perdió por cincuenta mil, a pesar del escándalo por presuntos vínculos con el narcotráfico que llevó al candidato libertario a primer diputado, José Luis Espert, a retirar su candidatura a último momento. El mapa provincial mostró a los municipios del interior bonaerense pintados casi en su totalidad de violeta, mientras que el peronismo se impuso en sus bastiones del conurbano, pero obtuvo un porcentaje de votos inferior al de septiembre.
La aplastante victoria de la alianza LLA y PRO en CABA evidencia el apoyo que ambas fuerzas mantienen en el distrito. A diferencia de las elecciones locales, esta vez el voto de la centroderecha no se dispersó entre los dos partidos. Fuerza Patria logró el senador por la minoría y el Frente de Izquierda hizo una muy buena elección para diputados.
Los gobernadores de Santa Fe y Córdoba enfrentaron dos de las derrotas más contundentes y llamativas de la jornada. Maximiliano Pullaro y Martín Llaryora conformaron el frente Provincias Unidas con la expectativa de consolidar un bloque en la Cámara de Diputados capaz de negociar con el ejecutivo nacional. La victoria contundente de LLA en ambas provincias los dejó muy debilitados y los condena a ser convidados de piedra del oficialismo. La estrategia del gobernador de Entre Ríos, el macrista Rogelio Frigerio, dio otros frutos, ya que decidió avanzar en un frente junto a la LLA y logró imponerse por 18 puntos sobre el peronismo de Fuerza Entre Ríos. Así, obtuvo tres de las cinco bancas para la Cámara de Diputados y los dos senadores por la mayoría. Esta alianza parece prefigurar el futuro de la centroderecha, fundiéndose con el oficialismo y abandonando la marca partidaria propia. Sergio Ziliotto, gobernador peronista de La Pampa, logró la victoria.
En Chaco la alianza entre el oficialismo provincial (UCR/PRO) y LLA fortaleció al gobernador (se adjudicaron dos bancas de las cuatro en juego para diputados nacionales, y dos de las tres para el Senado, cuando antes tenía una de las tres). En Misiones LLA ganó contra el Frente Renovador de la Concordia (FRC) misionero, y se fortaleció adjudicándose dos de las tres bancas para diputados nacionales (aunque el FRC logró retener la banca que ponía en juego). LLA ocupa en Misiones el lugar que antes tuvo Juntos por el Cambio, fue aliado al PRO y desplazó a la UCR, que compitió en soledad. En Corrientes ganó la coalición del gobernador Juan Pablo Valdés (Vamos Corrientes), que compitió contra LLA, pero por poca diferencia, y cada fuerza se adjudicó un diputado nacional (el gobernador correntino perdió un diputado, que fue para LLA, y el peronismo logró retener la banca que ponía en juego). Valdés fue el único gobernador del espacio Provincias Unidas que logró un triunfo en su provincia. En Formosa, el oficialismo de Gildo Insfrán logró mantener su invicto electoral al obtener cerca del 60% de los votos. La sorpresa de la elección fue el desempeño del candidato de Milei, el intendente de Las Lomitas y exgildista Atilio Basualdo, quien alcanzó casi el 40% y relegó al radicalismo a un lejano tercer lugar. De este modo, La Libertad Avanza consiguió una banca en la Cámara de Diputados.
En Jujuyel oficialismo provincial quedó segundo, detrás de LLA, que hizo la mejor elección provincial hasta el momento (había quedado segundo en las provinciales), asumiendo quizás el costo de un voto castigo que estaba en el aire. Carlos Sadir es otro de los gobernadores de Provincias Unidas que no pudo capitalizar ese armado electoral. Si Fuerza Patria hubiera sumado las dos listas peronistas que se presentaron, le hubiese arrebatado a la UCR el tercer diputado. De modo similar, en la provincia vecina de Saltatambién ganó el oficialismo nacional, seguido del provincial, aunque en esta ocasión el gobernador Sáenz había optado por no apoyar formalmente ninguna lista.
En Catamarca y Tucumán los gobernadores peronistas Raúl Jalil y Osvaldo Jaldo (este último encabezó la lista), lograron aplastantes victorias que refrendaron sus gestiones provinciales y sus estrategias de acercamiento y negociación con el gobierno nacional. En La Rioja, el peronismo se impuso por un margen muy estrecho frente a Gino Visconti, el candidato de LLA —respaldado por la familia Menem—. En San Juan el gobernador fue derrotado. El oficialismo provincial de Juntos por el Cambio quedó en segundo lugar, superado por el peronismo, mientras que La Libertad Avanza se ubicó en el tercero. En San Luis, el gobernador Claudio Poggi no presentó listas propias, pero apoyó públicamente la lista de LLA y marcó así su acercamiento al gobierno nacional.
Santiago del Estero es una de las provincias donde peor le fue al oficialismo nacional (que salió tercero) y mejor le fue al provincial: el Frente Cívico se consagró con Elías Suarez como nuevo gobernador, jefe de Gabinete de Gerardo Zamora, que fue electo con niveles históricos (casi el 70% de los votos). También logró mayoría en la legislatura y se quedó con dos de los tres diputados y senadores nacionales. La estrategia en esta provincia peronista fue que Fuerza Patria presentara una lista por separado que salió segunda, ganando una banca en cada cámara.
Santiago del Estero es una de las provincias donde peor le fue al oficialismo nacional (que salió tercero) y mejor le fue al provincial: el Frente Cívico triunfó y Gerardo Zamora fue reelecto como gobernador con niveles históricos.
En la Patagonia, los gobernadores fueron derrotados en 5 provincias: Gustavo Melella, de Tierra del Fuego, pertenece a Fuerza Patria. Las demás provincias son gobernadas por fuerzas provinciales. En Neuquén, el gobernador Rolando Figueroa de La Neuquinidad perdió tanto en diputados como en senadores, ubicándose como segunda fuerza. En Río Negro la fuerza de Alberto Weretilneck perdió en diputados contra LLA y en senadores contra Fuerza Patria. En ambas contiendas se ubicó en tercer lugar. En Chubut el partido del gobernador Ignacio Torres, del PRO e integrante de Provincias Unidas, quedó tercero por detrás de LLA y Fuerza Patria. En Tierra del Fuego el gobernador Gustavo Melella perdió contra LLA tanto en diputados como senadores. En Santa Cruz, la fuerza provincial de Claudio Vidal, del PRO, se ubicó en tercer lugar, por detrás de Fuerza Patria y LLA.
El futuro
¿Qué nos dicen estas elecciones de lo que puede ocurrir? Las legislativas dan indicios de cómo va a ser la dinámica en el Congreso en los próximos dos años y la gobernabilidad del Presidente, quien, si bien va a tener que seguir negociando con la oposición, fortaleció su representación en ambas cámaras. Pero las elecciones de medio término nunca son buenas para predecir lo que puede ocurrir en las presidenciales que le siguen: en 2009 Cristina Fernández de Kirchner perdió las legislativas pero ganó las presidenciales cuando fue por la reelección; Mauricio Macri ganó las de medio término en 2017 pero perdió la reelección; Alberto Fernández perdió las de medio término en 2021, no fue a la reelección y el peronismo, con Sergio Massa como candidato, perdió las presidenciales siguientes.
En este sentido, los dos años que le quedan a Milei son largos y las cartas no están jugadas. La Libertad Avanza aumentó considerablemente su caudal de diputados y senadores, pero sigue sin tener quórum propio y va a tener que negociar con otros partidos políticos para gobernar o seguir gobernando por decreto y a través de vetos presidenciales, aunque desde un lugar de mayor fuerza y legitimidad. Hay una clara polarización entre LLA y aliados, y el peronismo, sin una tercera vía superadora como pretendía ser Provincias Unidas.
La Libertad Avanza aumentó considerablemente su caudal de diputados y senadores, pero sigue sin tener quórum propio y va a tener que negociar con otros partidos políticos para gobernar o seguir gobernando por decreto y a través de vetos presidenciales, aunque desde un lugar de mayor fuerza y legitimidad.
El peronismo ahora tendrá que dirimir sus internas y resolver sus problemas de liderazgo. Estas elecciones, al igual que las del 7 de septiembre, mostraron el agotamiento del kirchnerismo, no sólo en la provincia de Buenos Aires, sino a nivel nacional. Así como la autoridad de Cristina Kirchner quedó relegada después del triunfo de Kicillof y los intendentes en las elecciones provinciales, los candidatos y el armado político del cristinismo en la provincia de Buenos Aires no fueron lo suficientemente atractivos en las elecciones legislativas nacionales. Los intendentes jugaron fuerte en las elecciones provinciales y apoyaron a Kicillof, pero no fueron parte del armado electoral para las nacionales y se mantuvieron mayormente al margen. Si bien hay un pase de factura entre los seguidores de Cristina y los seguidores de Kicillof por el desdoblamiento de las elecciones —¿estuvo bien? ¿estuvo mal? ¿a quién le sirvió? —, el resultado electoral vuelve a despejar el camino para que Kicillof arme su juego con los intendentes y otros gobernadores, y consolide su liderazgo dentro del peronismo, que sigue dando muestras de la necesidad de una renovación.