Política

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    Hace 718 años, la codicia y el miedo marcaron el destino de los templarios

     

    El 13 de octubre de 1307 es una fecha que quedó grabada en la historia europea. Ese día, el rey Felipe IV de Francia ordenó la detención masiva de los templarios, iniciando una persecución que transformó a los guardianes de la fe en sospechosos de herejía y traición. La Orden del Temple, respetada por su disciplina militar y su influencia política, se convirtió de la noche a la mañana en el blanco de la ambición real.

    Por Alcides Blanco para Noticias La Insuperable

    La Orden del Temple: poder, riqueza y misterio

    Desde su fundación en 1119, los templarios tenían como misión proteger a los peregrinos en Tierra Santa, pero rápidamente se transformaron en una fuerza militar y financiera formidable. Poseían castillos estratégicos, sistemas de préstamo y depósito que anticipaban el concepto de banca moderna, y una organización interna que les otorgaba prestigio y respeto. Sin embargo, este mismo poder despertó la inquietud de Felipe IV, quien atravesaba una crisis económica y veía en los templarios una oportunidad para obtener riqueza y consolidar su autoridad.

    13 de octubre de 1307: el principio del fin

    Esa madrugada, templarios de toda Francia fueron arrestados simultáneamente. Se les imputaron cargos de herejía, idolatría y secretos prohibidos, aunque hoy los historiadores coinciden en que muchas acusaciones fueron invenciones políticas para justificar la confiscación de sus bienes. Miles de templarios fueron encarcelados, torturados y obligados a confesar delitos que probablemente nunca cometieron. Finalmente, en 1312, el papa Clemente V disolvió oficialmente la Orden bajo la presión de Felipe IV.

    Más allá de la historia: un legado que perdura

    Aunque desaparecieron oficialmente, los templarios dejaron un legado que trascendió siglos. Su influencia en la economía, la arquitectura y la estrategia militar medieval sigue siendo estudiada, mientras que los misterios que los rodean alimentan leyendas y teorías conspirativas. Sus secretos y su aura de poder han inspirado innumerables historias, recordándonos que la historia muchas veces castiga más a quienes sobresalen que a quienes permanecen en la sombra.

    Del pasado al cine: Tom Hanks y El Código Da Vinci

    La fascinación por los templarios llega hasta la cultura popular contemporánea. La novela de Dan Brown y su adaptación cinematográfica protagonizada por Tom Hanks en El Código Da Vinci exploran estos misterios, imaginando sociedades secretas, tesoros ocultos y conocimientos prohibidos que habrían sobrevivido a la persecución de Felipe IV. En la pantalla grande, Hanks interpreta a Robert Langdon, un profesor de simbología que desentraña secretos vinculados a la historia de los templarios, llevando al público a un viaje que mezcla historia, suspenso y conspiraciones milenarias. Esta conexión demuestra cómo la historia real y la ficción se entrelazan para mantener vivo el mito templario siglos después.

     

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    La otra convertibilidad: el “uno a uno” de 1899 que fue éxito monetario pero un rotundo fracaso social

     

    Mucho antes del plan de convertibilidad de los años noventa impulsado por Domingo Cavallo, la Argentina vivió otro experimento monetario similar.

    Por Walter Onorato para EnOrsai

    Mucho antes del plan de convertibilidad de los años noventa impulsado por Domingo Cavallo, la Argentina vivió otro experimento monetario similar. Fue en 1899, durante la segunda presidencia de Julio Argentino Roca, cuando el país decidió fijar la paridad del peso papel con el peso oro en una proporción de 2,27 a 1. Aquella medida, conocida como la “Ley de Conversión”, fue presentada como una solución técnica para estabilizar la economía tras la crisis de la Baring Brothers y una década de gran inestabilidad.

    Según la narrativa oficial, esa convertibilidad fue un éxito rotundo: generó confianza, atrajo inversiones y colocó a la Argentina entre los países emergentes más estables de comienzos del siglo XX. Pero detrás de la euforia financiera se escondía un país profundamente desigual, con una estructura económica concentrada y un sistema político cerrado que beneficiaba a unos pocos.

    El proyecto de la conversión fue impulsado en un contexto de recuperación luego del colapso financiero de 1890. Carlos Pellegrini, que había asumido la presidencia tras la renuncia de Juárez Celman, logró evitar el default negociando con banqueros ingleses lo que podría considerarse el primer “blindaje” de la historia argentina. Años más tarde, ya como senador, Pellegrini rechazó las propuestas de paridad “uno a uno” y defendió una tasa de cambio más realista que no castigara a los exportadores. Finalmente, Roca adoptó su postura y fijó el valor de 2,27 pesos papel por cada peso oro, dando inicio a una etapa de estabilidad que duraría hasta 1914.

    La Ley de Conversión creó una caja encargada de emitir billetes respaldados por reservas metálicas. Aunque al comienzo no contaba con un gran stock de oro, el país fue acumulando reservas a medida que crecían las exportaciones agropecuarias. La expansión de los ferrocarriles, financiada en gran parte con capitales británicos, trajo consigo un auge de inversiones, empleo e infraestructura. El peso argentino se convirtió en una moneda confiable, el crédito externo fluyó sin sobresaltos y los precios internos se mantuvieron estables. El respaldo metálico llegó a cubrir hasta el 70 % de la emisión, un nivel superior al de países europeos como Francia o Bélgica. Todo parecía indicar que la Argentina había encontrado el camino de la estabilidad y la modernidad económica.

    Sin embargo, la otra cara de ese aparente “milagro monetario” fue una sociedad profundamente desigual. El auge agroexportador y la estabilidad monetaria beneficiaron a los grandes terratenientes y a las casas comerciales vinculadas al capital extranjero, pero excluyeron a vastos sectores de trabajadores rurales y urbanos. La estructura agraria basada en el latifundio concentró la riqueza en pocas manos mientras millones de inmigrantes europeos, atraídos por la promesa de prosperidad, se convirtieron en mano de obra barata en los puertos, los talleres y las vías del ferrocarril. El crecimiento económico fue indiscutible, pero el reparto del ingreso fue profundamente inequitativo.

    Las condiciones laborales de la época eran precarias, sin derechos sociales ni mecanismos de protección. Los sindicatos apenas empezaban a organizarse y el Estado carecía de políticas redistributivas. Las huelgas obreras eran reprimidas y la participación política estaba limitada a una minoría privilegiada. La convertibilidad de 1899, presentada como un logro técnico, operó en realidad como un mecanismo de concentración de beneficios: el crédito barato, la estabilidad y la apreciación cambiaria favorecieron a los exportadores y a los sectores vinculados a las finanzas, mientras los salarios reales permanecían estancados.

    Desde la mirada de la historia económica, aquella convertibilidad tuvo éxito porque cumplió su objetivo técnico: estabilizar la moneda y reducir la volatilidad. Pero si se analiza su impacto social, el panorama cambia. Los trabajadores urbanos enfrentaban el encarecimiento del costo de vida, los campesinos carecían de acceso a la tierra y el modelo dependía casi exclusivamente del mercado externo. La rigidez monetaria impidió políticas activas frente a los ciclos internacionales. Cuando el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914 interrumpió los flujos de capital y el comercio internacional, el sistema se derrumbó. No por errores internos, sino porque la economía argentina estaba atada a una dinámica mundial que no controlaba.

    El paralelo con la convertibilidad de los años noventa es inevitable. En ambos casos, la Argentina apostó a un esquema de tipo de cambio fijo como sinónimo de orden y previsibilidad. En ambos, la estabilidad fue celebrada como un éxito político y económico mientras se profundizaban las asimetrías estructurales. En ambos, el final fue abrupto: la guerra en 1914, el colapso financiero en 2001. La lección parece repetirse: la estabilidad sin justicia social no construye desarrollo, apenas posterga el conflicto.

    El mito del “uno a uno” de 1899, como el de los noventa, es en gran medida la historia de una élite que encontró en la disciplina monetaria la garantía de su propio bienestar. Lo que para algunos fue una “edad dorada” de prosperidad, para otros significó precarización, exclusión y desigualdad. Por eso, más que una “época de oro”, la convertibilidad de 1899 debe recordarse como un espejo donde se refleja, una y otra vez, el mismo error argentino: confundir estabilidad con justicia, y equilibrio contable con bienestar colectivo.

     

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    Recalde: “El gobierno vive rogando salvatajes, eso no es una economía ordenada”

     

    El candidato a senador porteño por Fuerza Patria, Mariano Recalde, cuestionó duramente la dependencia económica del gobierno de Milei hacia el Tesoro de Estados Unidos y advirtió sobre el creciente malestar social. “Cada vez más familias no llegan a fin de mes, y la bronca va en aumento”, sostuvo.

    Por la Redacción de Noticias La Insuperable

    “Rogar salvatajes no es orden macroeconómico”

    El candidato a senador por la Ciudad de Buenos Aires de Fuerza Patria, Mariano Recalde, volvió a marcar diferencias con el modelo económico libertario y advirtió que el supuesto “orden macroeconómico” del oficialismo se sostiene únicamente a base de rescates externos.

    “El gobierno dice que tiene una economía ordenada, pero cada seis meses tienen que salir a reclamar, a rogar un salvataje económico de un lado, primero del FMI y ahora del Tesoro de Estados Unidos. Esto habla muy mal de la macroeconomía”, expresó en declaraciones radiales.

    El dirigente del kirchnerismo porteño aseguró que el rescate estadounidense no es un gesto de solidaridad, sino una maniobra que esconde intereses concretos de Washington. “La asistencia no responde a la generosidad, sino a la conveniencia. Es muy triste ver cómo el país pierde independencia, pierde autonomía, pierde libertad y queda sometido”, subrayó.

    Además, Recalde cuestionó el modo en que los anuncios económicos son comunicados: “Los funcionarios de EE.UU. informan por redes sociales lo que va a pasar con la economía argentina, y eso es una falta de respeto a la soberanía nacional y a nuestros representantes”.

    Crisis social y bronca creciente

    El referente de Fuerza Patria también se refirió al impacto social del ajuste, que —según advirtió— golpea con fuerza a jubilados, trabajadores y familias enteras. “Cada vez les cuesta más llegar a fin de mes o directamente no llegan. Hay jubilados que no pueden comprar sus remedios y dependen de sus hijos. Eso antes no pasaba”, lamentó.

    Recalde señaló que la situación “angustiante” está generando una bronca creciente contra el modelo político actual. “Mucha gente que hacía un sacrificio, cuando empieza a ver que le mentían, que además desde el poder se miente, va generando una bronca. Y ese enojo se nota cada vez más”, expresó.

    En ese sentido, analizó que si bien en las elecciones de mayo el oficialismo logró sostener su caudal de votos gracias a la alianza entre “libertarios y amarillos”, el deterioro del apoyo social es evidente “con cada escándalo y cada mentira”.

    La boleta única y el desafío del 26 de octubre

    De cara a las elecciones del 26 de octubre, Recalde destacó que observa en las calles “más interés en participar, más ganas de votar” por parte de la ciudadanía. Sin embargo, alertó sobre las dificultades del nuevo sistema de boleta única de papel, que podría desalentar la participación.

    “Es una sola papeleta que te dan con todos los partidos y una lapicera para marcar dos opciones en la Ciudad: una para diputados y otra para senadores. Es complicado, y puede incitar a no votar si no se informa bien a la gente”, explicó.

    Recalde insistió en la necesidad de garantizar claridad y transparencia en el proceso electoral, y convocó a todos los sectores populares a participar activamente para defender los intereses nacionales frente al modelo de dependencia económica que —según advirtió— “ya ni disimula su sometimiento al Tesoro norteamericano”.

     

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    El Templo de Karnak y la isla perdida del Nilo: el hallazgo que reescribe la historia de Tebas

     

    Un estudio geoarqueológico reveló que el majestuoso Templo de Karnak, una de las joyas del Antiguo Egipto, fue construido originalmente sobre una isla natural del río Nilo hace más de tres mil años. El hallazgo cambia la comprensión sobre el origen simbólico y geográfico del santuario más grande del país.

    Por Alcides Blanco para Noticias La Insuperable

    Phillip Colla / Oceanlight.com

    Una isla bajo la piedra

    El complejo de Karnak, ubicado en la antigua Tebas —hoy Luxor—, es conocido por sus columnas gigantes, obeliscos y templos dedicados al dios Amón-Ra. Pero lo que pocos imaginaban es que, en tiempos faraónicos, el sitio no formaba parte de la ribera continental, sino que emergía como una isla en medio del Nilo.

    Así lo reveló un equipo de geoarqueólogos liderado por investigadores franceses y egipcios, cuyos resultados fueron publicados recientemente. Mediante el análisis de sedimentos, formaciones fluviales y capas subterráneas, lograron reconstruir cómo el río, hace más de tres mil años, fluía de manera distinta: rodeando completamente el terreno donde hoy se alza el templo.

    “Los datos muestran que el Templo de Karnak se erigió sobre una isla natural, un espacio rodeado por agua, con significados religiosos profundos para los antiguos egipcios”, explicaron los autores del estudio.


    El Nilo como frontera sagrada

    El hallazgo no solo tiene implicancias geológicas, sino también simbólicas. En la cosmovisión egipcia, el agua representaba el Nun, el océano primordial del que surgió la vida y el primer montículo de tierra: el lugar donde los dioses crearon el mundo.

    Construir el santuario de Amón sobre una isla no habría sido casualidad, sino una recreación tangible de la creación del universo. El templo, entonces, se erigía como el punto donde el orden divino emergía del caos acuático.

    “Es probable que los sacerdotes de Tebas consideraran a Karnak el primer pedazo de tierra creado por los dioses”, señaló uno de los investigadores. “El propio paisaje formaba parte del mito”.


    Tres mil años de transformaciones

    Con el paso de los siglos, el Nilo modificó su curso y los canales que rodeaban la isla fueron rellenándose de limo y arena. Las crecidas anuales fueron desplazando los brazos del río hacia el este y el oeste, hasta que el sitio quedó definitivamente unido a la ribera continental.

    Los geoarqueólogos lograron detectar estos cambios mediante imágenes satelitales, perforaciones subterráneas y dataciones por radiocarbono. Así reconstruyeron el antiguo relieve del valle y demostraron que, cuando se colocó la primera piedra del templo, el lugar era un islote rodeado de agua.


    Reescribiendo la historia de Tebas

    El descubrimiento modifica lo que se sabía sobre la fundación de Tebas como capital del Imperio Nuevo. Indica que los antiguos egipcios eligieron el emplazamiento de Karnak no solo por su posición estratégica, sino por su valor espiritual y cósmico.

    El Templo de Amón-Ra, el de Mut y el de Montu formaban parte de un conjunto que reflejaba la unión de los dioses y el equilibrio del universo. Ahora, saber que todo ese complejo nació sobre una isla da una nueva dimensión a esa arquitectura: no solo sagrada, sino también simbólicamente fundacional.


    Un legado que sigue emergiendo

    Hoy, el sitio de Karnak sigue revelando secretos bajo sus columnas y entre sus relieves erosionados. Este nuevo hallazgo une la arqueología con la geología para mostrar que, en Egipto, la historia y el paisaje se entrelazan en una misma trama: piedra, agua y mito.

    Más de tres milenios después, el Templo de Karnak continúa siendo —literal y metafóricamente— la isla donde nació el mundo.

     

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    Petri, negocios de altura: cuestionan un proyecto para vender tierras del Ejército en Córdoba

     

    El ministro de Defensa vuelve a quedar bajo la lupa: un proyecto para vender 13.000 hectáreas en La Calera —una de las zonas más codiciadas del Gran Córdoba— genera sospechas sobre posibles negociados inmobiliarios con tierras del Estado.

    Por Ignacio Álvarez Alcorta para Noticias La Insuperable

    El ministro de Defensa, Luis Petri, enfrenta una nueva polémica que podría comprometer aún más su ya cuestionada gestión. En esta ocasión, se trata de un proyecto que contempla la venta de unas 13.000 hectáreas pertenecientes al Ejército Argentino, ubicadas en la localidad de La Calera, a apenas diez kilómetros de la ciudad de Córdoba.

    Según trascendió, el área militar en cuestión se encuentra en una de las zonas de mayor valorización inmobiliaria del país, rodeada de barrios privados, emprendimientos de lujo y desarrollos urbanísticos millonarios. El eventual traspaso de esas tierras al sector privado podría representar una ganancia extraordinaria para empresas desarrolladoras, pero un nuevo vaciamiento patrimonial para el Estado nacional.

    Pedido de explicaciones en el Congreso

    La situación llegó a la Cámara de Diputados, donde el legislador Oscar Agost Carreño, del PRO, presentó un pedido de informes solicitando que el Ministerio de Defensa explique en qué condiciones se pretende avanzar con la venta y si hubo tasaciones, estudios de impacto o licitaciones previas.

    Aunque el proyecto nunca fue formalizado oficialmente, fuentes legislativas confirmaron que existen borradores internos y evaluaciones de mercado en los despachos del ministerio, lo que sugiere que la operación está más avanzada de lo que el propio Petri admite públicamente.

    Tierra pública, negocios privados

    El predio de La Calera forma parte de una extensa franja de terrenos del Ejército, históricamente utilizados para entrenamiento militar y custodia logística. Sin embargo, durante los últimos años se transformó en un imán para el capital privado, con empresas interesadas en convertir el área en nuevas urbanizaciones premium.

    En ese contexto, la participación del Ministerio de Defensa en cualquier tipo de negociación inmobiliaria genera sospechas sobre posibles transferencias de recursos públicos a manos privadas, en un esquema que recuerda otras operaciones opacas de la gestión Milei, donde las Fuerzas Armadas y el patrimonio nacional son puestos al servicio de intereses corporativos.

    Petri bajo la lupa

    El ministro ya arrastra acusaciones por la crisis de la obra social militar, que dejó a miles de afiliados sin cobertura plena, además de contrataciones con empresas bajo investigación judicial. A eso se suma su doble rol como funcionario nacional y candidato a diputado por Mendoza, lo que desató críticas por incompatibilidad ética y conflicto de intereses.

    Con este nuevo episodio, Petri vuelve a quedar en el centro del escándalo, mientras crece la percepción de que la política de Defensa del gobierno libertario se orienta más a los negocios que a la soberanía.

    Desde los sectores opositores ya se habla de una posible denuncia por administración fraudulenta si el proyecto de venta avanza, mientras que en Córdoba se multiplican las alertas por el impacto ambiental y urbano que podría generar la privatización de semejante extensión de tierra.

    El Ministerio de Defensa, hasta el momento, no emitió ninguna respuesta oficial, reforzando las sospechas de opacidad y falta de transparencia.

     

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    Alicia Moreau de Justo: 140 años de la mujer que soñó un país justo e igualitario

     

    Este 11 de octubre se cumplen 140 años del nacimiento de Alicia Moreau de Justo, médica, feminista, socialista y luchadora incansable por los derechos políticos y sociales de las mujeres argentinas. Su vida fue una batalla constante por la igualdad, la educación y la justicia social, desde el aula y desde la calle.

    Por Alcides Blanco para Noticias La Insuperable

    El 11 de octubre de 1885 nacía en Londres una niña llamada Alicia Moreau, que poco después se convertiría en una de las figuras más trascendentes del siglo XX argentino. Llegó al país siendo apenas una niña, junto a sus padres exiliados por razones políticas. Años más tarde, su compromiso con la libertad y la justicia la transformaría en una pionera del feminismo y del pensamiento socialista argentino.

    Su nombre se asocia a luchas que aún hoy siguen vigentes: el voto femenino, la igualdad salarial, la educación pública y la defensa de la salud como derecho. Fue médica cuando pocas mujeres podían siquiera acceder a la universidad, y activista cuando serlo significaba desafiar todos los mandatos sociales.

    Una mujer adelantada a su tiempo

    Alicia Moreau de Justo se recibió de médica en 1914, en una época en la que el ámbito científico era casi exclusivo de los hombres. Desde entonces combinó su práctica profesional con un intenso trabajo político y social. Fundó el Centro Feminista y fue una de las organizadoras del Primer Congreso Femenino Internacional de la República Argentina, en 1910, desde donde reclamó por la educación mixta, la igualdad de derechos civiles y la protección laboral de las mujeres.

    Su militancia se consolidó en el Partido Socialista, donde conoció a Juan B. Justo, su compañero de vida y de ideales. Juntos impulsaron un proyecto de país basado en la justicia social, la educación pública, la organización obrera y la igualdad de oportunidades. Tras la muerte de Justo, Alicia continuó su labor política y se convirtió en una de las dirigentes más respetadas del movimiento socialista, una voz lúcida frente a las injusticias del poder conservador y los autoritarismos militares.

    El voto femenino y la lucha por la ciudadanía

    Décadas antes de la sanción del voto femenino, Alicia Moreau ya recorría el país organizando charlas, congresos y manifestaciones. En 1918 fundó la Unión Feminista Nacional, desde donde impulsó el derecho al sufragio y la participación política de las mujeres.

    En 1947, cuando se aprobó finalmente la ley de voto femenino, impulsada por Eva Perón, Alicia celebró el logro sin mezquindades, pese a las diferencias ideológicas con el peronismo. Lo importante, decía, era que las mujeres argentinas por fin tuvieran voz y voto. Esa actitud la convirtió en una referente transversal del feminismo nacional: su compromiso estaba por encima de las banderas partidarias.

    Médica, educadora y pacifista

    Además de su labor política, Alicia fue una médica ejemplar. En los hospitales públicos de Buenos Aires se destacó por su atención a mujeres y niños en situación de vulnerabilidad. También promovió campañas de prevención sanitaria y educación sexual en tiempos en que esos temas eran tabú.

    Durante las décadas del 50 y 60, fue una de las fundadoras de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre y del Movimiento por la Paz, desde donde denunció la violencia institucional y las persecuciones políticas. Se opuso con valentía a las dictaduras, defendiendo la libertad de expresión y la democracia, aun cuando eso le valió censura y vigilancia.

    Un legado que no envejece

    Alicia Moreau de Justo murió en 1986, a los 100 años, lúcida y activa hasta el final. Había visto nacer la democracia recuperada y confiaba en que las nuevas generaciones continuarían su lucha. Su vida atravesó tres siglos y fue coherente con una idea simple y poderosa: que una sociedad justa solo puede construirse si las mujeres tienen los mismos derechos que los hombres, y si el Estado está al servicio de los más humildes.

    A 140 años de su nacimiento, su ejemplo sigue iluminando los debates actuales sobre igualdad, salud pública, derechos laborales y equidad de género. En una Argentina donde los discursos de odio y la desigualdad resurgen con fuerza, recordar a Alicia Moreau de Justo no es un gesto de nostalgia: es un acto de resistencia y memoria feminista.