Política

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    El enigma de Marat: el cuadro que esconde un crimen, un mito y un mensaje eterno

     

    A simple vista, «La muerte de Marat» parece apenas la escena congelada de un asesinato. Pero cuanto más se la observa, más se abre un pasadizo inquietante: dobleces, símbolos y silencios que Jacques-Louis David sembró como un rompecabezas para detectives del arte. Y en cada pista, una verdad más profunda sobre la Revolución Francesa… y sobre él mismo.

    Por Alcides Blanco para Noticias La Insuperable

    El lienzo que respira suspenso

    Hay obras que miramos. Y hay obras que nos devuelven la mirada. En esa segunda categoría vive «La muerte de Marat» (1793), el cuadro más perturbador y célebre de Jacques-Louis David. Una pintura que —como recordaría Baudelarie al ver su helado dramatismo— parece contener un alma suspendida.

    El revolucionario Jean-Paul Marat, acuchillado en su bañera por Charlotte Corday, yace quieto, casi sereno. Un cuerpo enmarcado por un vacío monumental, donde parece no haber nada… pero donde ocurre todo.

    Porque detrás de esa calma engañosa, David escondió un sistema completo de duplicaciones: dos plumas, dos cartas, dos mujeres fantasma, dos firmas, dos fechas.
    Un mundo doble, como si cada objeto llevara su sombra acusadora.


    Las dos manos: entre la vida y la muerte

    La primera pista está donde menos lo esperamos: las manos.

    La derecha, la de escribir, cuelga inerte como la del Cristo de Caravaggio o la figura devastada de la Piedad de Miguel Ángel.
    La izquierda, rígida por la muerte, aprieta una carta teñida de sangre.

    Una sostiene una vida que se escapa.
    La otra se aferra al engaño que lo mató.

    Entre ambas, David instala un péndulo: Marat no está vivo ni muerto… está en tránsito.


    Las dos plumas: ¿el arma verdadera?

    David no coloca una pluma. Coloca dos.
    Una en la mano de Marat, aún húmeda de tinta.
    Otra, en la caja que funciona como escritorio improvisado.

    La segunda apunta directamente al pecho herido del periodista.
    David deja flotando otra pregunta:
    ¿Lo mató Corday o lo mataron sus palabras?
    En plena Revolución, la pluma podía cortar más hondo que un cuchillo.


    Las dos cartas: dos voces, dos fantasmas

    Las cartas abren el núcleo dramático del cuadro.

    En la que sostiene Marat, David reproduce la manipulación de Corday:
    “Basta con que yo sea muy infeliz para tener derecho a tu amabilidad.”

    Bajo esa misiva traicionera, la nota que el propio Marat escribía antes de morir: una promesa de ayuda a una mujer pobre, primera aparición del papel moneda revolucionario en la pintura occidental.

    Dos cartas, dos mujeres:
    Corday, la asesina.
    La viuda desamparada que Marat buscaba socorrer.

    Dos fuerzas femeninas en disputa, como en las antiguas alegorías del vicio y la virtud. Pero ahora, con la República como tablero.


    Dos firmas: el artista también se vuelve sospechoso

    Todo cuadro termina con una firma, pero David deja dos.

    Una es la de Corday, reconstruida por él mismo al copiar su carta.
    La otra es la suya, tallada como si fuera piedra:
    “A Marat, David.”

    No firma el cuadro.
    Firma la escena del crimen.

    Como Caravaggio, que escribió su nombre en la sangre de San Juan Bautista, David se inserta en el asesinato —no para confesarlo, sino para declararse heredero político de Marat.


    Dos fechas: el tiempo desgarrado

    Debajo de la firma aparece la última duplicación:
    Qué año es, ¿1793 o “el Año Dos” de la Revolución?

    David superpone ambos tiempos y borra parcialmente el calendario cristiano.
    El tiempo viejo se disuelve.
    El tiempo revolucionario empuja desde abajo.

    Como Botticelli en su «Natividad mística», David inscribe la hora de una revelación… pero aquí no hay ángeles ni apocalipsis: hay República.


    El gran truco: convertir un asesinato en mito

    La suma de duplicidades no confunde: construye.

    David transforma el baño humilde en un altar laico.
    El cuerpo enfermo, en un mártir.
    El crimen, en una liturgia revolucionaria.

    Y al mismo tiempo, se inmortaliza junto a él.
    Porque si Marat es el Cristo de la Revolución, David es su evangelista.


    El frío que queda en el aire

    Por eso “La muerte de Marat” sigue perturbando, más de dos siglos después.
    Porque no muestra solo a un hombre asesinado.
    Nos muestra cómo se fabrica un mito, cómo se manipula una escena, cómo un artista puede transformar un instante sangriento en un símbolo eterno.

    Baudelaire lo dijo con algo de espanto:
    “En el aire frío de esta habitación… un alma se cierne.”

    Y sigue ahí.
    Esperando que volvamos a mirar.

     

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    Los decapitados de Vráble: la masacre que reveló el violento final de los primeros agricultores de Europa

     

    En los bordes de un pequeño poblado de Eslovaquia, un hallazgo estremeció la visión idílica que la arqueología conservaba sobre los primeros agricultores europeos. Más de 85 esqueletos sin cabeza, enterrados en masa hace 7000 años, obligan a reescribir la historia: la cultura que expandió la agricultura en Europa no sólo desapareció misteriosamente, sino que lo hizo en medio de un estallido de violencia ritualizada.

    Por Alcides Blanco para Noticias La Insuperable

    Una ciudad neolítica y una fosa interminable

    A las afueras de Vráble, un pueblo eslovaco ubicado a cien kilómetros de Bratislava, la arqueología esperaba tierras tranquilas. Pero en 2017, mientras excavaban un simple campo de trigo, los equipos de la Universidad de Kiel encontraron algo que cambió todo: cuatro esqueletos sin cabeza, enterrados en una zanja al borde de un antiguo asentamiento neolítico.

    Desde entonces regresan cada año. Y cada año la escena se vuelve más inquietante.

    Arqueólogas como Katharina Fuchs describen que “donde nos parábamos, había huesos”. En el verano de 2022 apareció el núcleo más impresionante: 34 cuerpos apilados dos o tres niveles arriba en un espacio del tamaño de una cochera. Ninguno tenía cabeza, salvo un niño. Y la historia no terminó allí: hoy la fosa ya mide 45 metros de largo y sigue creciendo.

    Este enorme entierro pertenece a la cultura de la Cerámica Lineal (LBK), la primera sociedad agrícola de Europa central, descendiente directa de quienes habían domesticado plantas y animales en Anatolia alrededor del 9000 a.C. Desde el 5500 a.C. colonizaron un corredor fértil que iba desde Hungría hasta el oeste de Francia.

    Pero hacia el 5000 a.C., algo se quebró. Y los restos de Vráble son parte de la evidencia de un final tan violento como inesperado.

    Señales de violencia aparecen en toda Europa alrededor del 5000 a. C. En el siniestro yacimiento de Herxheim, en el oeste de Alemania, investigadores hallaron miles de fragmentos de huesos humanos quebrados.
    GDKE Rhineland-Palatinate/Fabian Haack

    El mito roto de una prehistoria pacífica

    Durante décadas se creyó que los LBK vivían en una sociedad simple, igualitaria, sin ejércitos, sin jerarquías y sin conflictos importantes. Una especie de “Eden agrícola” organizado alrededor de pequeñas granjas familiares y cerámicas decoradas con líneas incisas.

    Ese relato empezó a derrumbarse en los años 80 con el hallazgo del Talheim Death Pit, una fosa en Alemania donde 34 personas —la mayoría niños— aparecieron con el cráneo fracturado. Más tarde aparecieron otras masacres, cada una distinta, cada una más desconcertante.

    En Kilianstädten, 26 personas, entre ellas 10 niños menores de seis años, tenían no sólo fracturas en el cráneo: sus tibias habían sido aplastadas intencionalmente.

    En otro sitio alemán, ocho de nueve asesinados eran hombres jóvenes, ejecutados de rodillas, con un golpe por detrás, como en una matanza premeditada.

    En Asparn-Schletz (Austria), unos 200 cuerpos aparecieron desordenados en una zanja. Pero la genética mostró que casi ninguno era pariente de otro. No era un pueblo exterminado: era otra cosa, algo ritual, organizado, perturbador.

    Y luego viene Herxheim, el caso más extremo: más de 500 cráneos decapitados, desmembrados y acompañados con cerámicas finas y restos de banquetes. Un ritual de larga duración, deliberado, sin rastro de furia: un proceso cuidado que incluía matar, descarnar, quebrar y depositar huesos humanos como parte de ceremonias complejas.

    La violencia LBK, lejos de responder a conflictos ocasionales, aparece concentrada casi exclusivamente en el tramo final de esta cultura. Un estallido que parece más ideológico que bélico.


    Vráble: un auge, una ruptura y un final brutal

    La excavación de Vráble permite ver esta transformación casi en cámara lenta.

    Hace 7500 años fue una de las ciudades más grandes de la LBK: tres barrios simultáneos, cada uno con 15 a 20 largas casas comunales, especializadas en criar distintos animales. Allí cultivaban trigo primitivo (emmer y einkorn) y celebraban un crecimiento demográfico extraordinario.

    Arqueólogos trabajan con cuidado entre huesos desordenados en Vráble, una fosa común en el centro de Eslovaquia. Expuestos por primera vez en 7000 años, los huesos deben mantenerse húmedos para evitar que se desintegren.
    A. Curry / Science

    Pero hacia el 5100 a.C., algo empezó a quebrarse. Uno de los barrios fue amurallado con un doble foso, en un trabajo monumental, casi imposible con herramientas de piedra. Las puertas del recinto estaban orientadas de espaldas a los otros barrios. Un gesto político, hostil, de separación interna.

    Y al borde de esas zanjas aparecieron los cuerpos sin cabeza.

    Los estudios osteológicos revelan que:

    • las decapitaciones fueron intencionales, realizadas con cuchillos de sílex o de obsidiana;
    • los cuerpos fueron depositados rápidamente, sin exposición previa al ambiente;
    • las víctimas incluyen adultos de ambos sexos y adolescentes, pero pocos niños pequeños;
    • entre los huesos hay piedras de río traídas adrede, cuentas fabricadas con dientes humanos perforados y fragmentos cerámicos.

    Vráble fue abandonada poco después de estas masacres, y jamás volvió a ocuparse.


    ¿Qué llevó a la caída de los primeros agricultores europeos?

    La pregunta sigue abierta. Las hipótesis se multiplican:

    ➤ ¿Crisis demográfica?
    La expansión LBK fue tan rápida que pudo haber tensado los vínculos sociales y las formas tradicionales de convivencia.

    ➤ ¿Choque cultural interno?
    Sitios como Herxheim sugieren un giro ritual drástico, probablemente para reforzar cohesión en un mundo que comenzaba a desestabilizarse.

    ➤ ¿Un colapso social por falta de espacio?
    Al alcanzar los límites de los suelos fértiles de loess, la cultura perdió su motor expansivo y comenzó a mirarse hacia adentro… hasta romperse.

    ➤ ¿No hubo hambre ni cambios climáticos extremos?
    La evidencia ósea no muestra señales de desnutrición. La explicación no parece biológica ni ambiental: parece cultural.

    El resultado fue un final abrupto: una cultura que dominó 700.000 km² quedó reducida a ruinas, fosas y cerámicas quebradas.

    Como señalan arqueólogas citadas por Science, el LBK obliga a recordar algo incómodo: la violencia no es un invento reciente; acompaña a la humanidad desde sus orígenes.

     

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    LA BOCA: Historia viva de un nombre que nació del río, del barro y de una idea de mundo

     

    En Buenos Aires hay barrios que se cuentan solos, pero pocos tienen un nombre que funcione como documento geológico, archivo lingüístico y crónica inmigrante. La Boca no es solo un punto en el mapa: es una explicación completa sobre cómo se forma una ciudad desde el agua, la lengua y la política popular. Su nombre, anterior al barrio y al club, ya aparece en escritos coloniales que describían esa desembocadura peligrosa, fangosa y estratégica donde el Riachuelo se abría como una boca hacia el Río de la Plata. A partir de allí, todo lo demás fue sedimentación histórica.

    Por Alcides Blanco para Noticias La Insuperable

    Primero fue el río: la “boca” geográfica que dio nombre a todo

    Antes de ser barrio, antes de ser conventillos, antes de ser fútbol, “Boca” fue un accidente hidrográfico. En la toponimia náutica del período colonial, la palabra boca era usada para designar el punto donde un río “abre” su salida al mar o a otro cauce mayor, lo que en geografía física se llama estuario menor.

    Las primeras referencias documentales conservadas surgen en las Actas del Cabildo de Buenos Aires, donde ya en la década de 1580 se menciona la “boca del Riachuelo de los Navíos” como área de desembarco y de fondeo peligroso por el fango y los bancos de arena. Esa designación —que aparece en inventarios de fondeaderos y en informes a la Corona— no era un nombre propio sino una descripción técnica, un marcador espacial dentro del sistema de navegación colonial.

    La ciencia geológica explica por qué esa zona se volvió tan característica: allí se daba lo que hoy se conoce como progradación sedimentaria, un proceso en el cual el río arrastra limo, arcilla y restos orgánicos que se depositan en la desembocadura, creando un borde inestable, cambiante. Por eso los mapas del siglo XVII muestran líneas difusas: La Boca era literalmente un territorio que se movía.

    Con los años, esa denominación funcional se convirtió en nombre propio. En los planos de 1810 y 1820 redactados por ingenieros militares aparece ya como “la Boca del Riachuelo”, una unidad reconocible, habitada por trabajadores portuarios, saladeros y astilleros. La toponimia había dejado de ser mera descripción para transformarse en identidad territorial.


    El barrio que inventaron los inmigrantes (y el Estado recién reconoció después)

    Aunque La Boca tenía población desde el siglo XVIII, la fisonomía barrial nació con la inmigración masiva, especialmente genovesa, entre 1870 y 1910. Los registros notariales muestran que los primeros asentamientos eran precarios, construidos sobre pilotes, porque el terreno era un pantano salitroso. La ciencia urbana describe este tipo de poblamiento como ocupación marginal de borde hídrico, común en puertos industriales.

    Los genoveses establecieron allí una microsociedad marítima: astilleros, carpinterías, bares de puerto y sociedades de socorro mutuo. De esa vida cotidiana surgió la lengua híbrida conocida como xeneize, producto del contacto entre dialectos ligures y el castellano rioplatense.

    La Ciudad de Buenos Aires y todo su Municipio 1867
    Departamento Topográfico de la Provincia de Buenos Aires — Dibujo: Carlos Glade; grabado por Julio Vigier.

    El nombre La Boca se consolidó de manera definitiva en la segunda mitad del siglo XIX, cuando el Estado nacional comenzó a cartografiar la ciudad para unificar parroquias, comisarías y circunscripciones. En los planos oficiales de 1871 —los mismos que se elaboraron tras la epidemia de fiebre amarilla— la zona aparece ya rotulada como “Barrio de la Boca”. Es decir: primero vino la geografía, después el poblamiento y recién entonces la formalización estatal.

    La identidad política también fue temprana: La Boca fue uno de los primeros enclaves obreros organizados de Argentina, con huelgas, periódicos anarquistas y sociedades de resistencia. El barrio se convirtió en un laboratorio social de la modernidad rioplatense.


    Boca Juniors: un club nacido en una esquina que ya tenía nombre propio

    La historia del club aparece última, pero no porque haya sido menos importante, sino porque se montó sobre una identidad barrial ya consolidada. En 1905, un grupo de pibes del barrio —Alfredo Scarpatti, los hermanos Teodoro y Juan Farenga, y Esteban Baglietto— decidió fundar un club de fútbol en la casa de este último, frente a la Plaza Solís.

    Eligieron el nombre Boca Juniors por una razón simple, documentada en testimonios de época: querían que el club llevara el nombre del barrio, pero con un toque inglés, como hacían muchos equipos del período fundacional del fútbol argentino. La palabra “Juniors” era, para ellos, señal de prestigio deportivo y pertenencia cosmopolita.

    El club no creó el nombre: lo heredó, lo amplificó y lo convirtió en marca global. Hoy, cuando se dice “Boca”, millones piensan primero en el club, pero la historia va al revés: sin la boca geográfica y sin La Boca inmigrante, Boca Juniors no existiría.


    Referencias bibliográficas

    1. Actas del Cabildo de Buenos Aires, Archivo General de la Nación.
    2. Diego Del Pino, Toponimia náutica en el Río de la Plata (Ediciones Mar del Sur, 1998).
    3. Roberto Cortés Conde, La formación económica de Buenos Aires (FCE, 2002).
    4. Carlos Mayo, Los saladeros y el mundo del trabajo ribereño (Ed. Biblos, 1987).
    5. Archivo Histórico de la Ciudad de Buenos Aires, Plano Municipal 1871.
    6. Julio Frydenberg, Historia Social del Fútbol (Siglo XXI, 2011).
    7. Fundación Museo de la Boca, Anales 1965–1990.

     

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    PRESTI PREPARA UN MINISTERIO NEGACIONISTA: llega a Defensa Guillermo Madero

     

    Carlos Presti ni siquiera asumió y ya dejó un mensaje inequívoco: su Ministerio de Defensa será refugio de negacionistas, protectores de represores y operadores contra los organismos de derechos humanos. Su primera decisión —nombrar como jefe de Gabinete a Guillermo Madero— confirma un rumbo que alarma a todo el arco democrático.

    Por Ignacio Álvarez Alcorta para Noticias La Insuperable

    Un gesto político, no un descuido

    Que Presti —hijo de un represor detenido por secuestros y desapariciones durante la dictadura— haya elegido como mano derecha a Madero no es un accidente de la política: es una definición ideológica, hecha y derecha.
    Madero celebró su ascenso en redes, agradeció felicitaciones tras la primicia que difundió Eduardo Feinmann y lo vivió como un premio. En realidad, es la señal más cruda de la deriva negacionista que Milei impulsa desde el Estado.

    Con esta dupla, el Ministerio de Defensa deja de simular neutralidad y se alinea directamente con la agenda de la “memoria completa”, un proyecto que busca relativizar los crímenes de la dictadura y reinstalar la narrativa militarista que la sociedad argentina ya rechazó.


    Madero y un prontuario institucional imposible de maquillar

    Basta revisar su paso por el Estado durante 2024 para comprender por qué su nombramiento desató alarma. En febrero de ese año, desde la Subsecretaría de Planeamiento Estratégico, Madero rechazó enviar la historia clínica solicitada por Conadi, el organismo que trabaja junto a Abuelas de Plaza de Mayo para encontrar nietos y nietas apropiadas.

    El gesto, celebrado por las redes del lobby pro-impunidad, fue un mensaje directo:
    el Estado empezaba a cortar los vínculos con las investigaciones de lesa humanidad.

    Pero el sabotaje no quedó ahí.


    Visitas a represores y desmantelamiento de equipos clave

    En marzo de 2024, señalan desde EnOrsai, Madero visitó a los represores detenidos en la Unidad 34 de Campo de Mayo, junto al entonces director de Derechos Humanos, Lucas Miles Erbes. El Ministerio lo disfrazó de “recorrido técnico”, pero —según distintas fuentes— los represores quedaron “esperanzados” tras aquella charla.

    Semanas después, el entonces ministro Luis Petri tomó una decisión devastadora: echó a los Equipos de Relevamiento y Análisis (ERyA), que colaboraban con la Justicia aportando información crucial en causas de lesa humanidad.
    Treinta y seis fiscales denunciaron públicamente el golpe institucional.


    Los archivos en riesgo y la ofensiva contra fiscales

    Cuando el fiscal Miguel Palazzani pidió preservar archivos históricos, Madero respondió con una nota al procurador interino Eduardo Casal acusándolo de una supuesta “comunicación indebida”. Como resultado, Casal llamó la atención al fiscal… cuyo único objetivo era evitar la destrucción de documentos esenciales.

    La tensión escaló con la denuncia del fiscal Félix Crous por la tentativa de destruir información en el Archivo General de la Armada. Para Crous, el episodio formaba parte de un “esfuerzo persistente y coordinado” para borrar pruebas del terrorismo de Estado.

    En esa lista de hechos, el primer ítem era siempre el mismo: la negativa de Madero a entregar los legajos que Conadi necesitaba.


    Un dirigente moldeado por el PRO y abrazado por La Libertad Avanza

    La historia política de Madero también explica su desembarco en Defensa. Nacido del riñón del PRO, fue designado durante el macrismo por Patricia Bullrich como director de Seguridad en Espectáculos Futbolísticos, con el padrinazgo de Guillermo Montenegro, hoy intendente de General Pueyrredón y aliado entusiasta del oficialismo mileísta.

    Su avance dentro del Ministerio se consolidó de la mano de Petri, primero como funcionario en Planeamiento y luego como subsecretario de Defensa Civil.


    La doctrina Petri y la agenda militarista

    En notas recientes —como las publicadas en Infobae— Madero defendió la llamada “doctrina Petri”, que pretende ampliar el rol de las Fuerzas Armadas a tareas de seguridad interior, en oposición directa a la doctrina Garré, que mantuvo una separación estricta entre defensa y seguridad.

    Allí repitió argumentos propios de la ultraderecha militarista: la idea de la “industria de los juicios de derechos humanos”, el mismo latiguillo que Victoria Villarruel convirtió en propaganda electoral. Para Madero, los juicios de lesa humanidad no fueron justicia: fueron persecución.


    Un clima general de retroceso

    El nombramiento llega en un momento donde la Casa Rosada presenta a Presti como la forma de “terminar con la demonización” de las Fuerzas Armadas. La lectura de los organismos de derechos humanos es diametralmente opuesta:

    el mensaje es la validación del negacionismo, la protección política a condenados y procesados, y el riesgo concreto de desmantelamiento de controles y archivos que fueron pilares de 40 años de justicia.


    Lo que viene: retrocesos y pérdida de información crítica

    Mientras Milei insiste con la bandera de la “memoria completa”, lo que toma forma es una ofensiva contra la verdad histórica. Con Madero como jefe de Gabinete de Defensa, la pregunta ya no es si habrá retrocesos en derechos humanos, sino cuán profundos serán y cuánta información vital puede perderse antes de que sea demasiado tarde.

    El mensaje político es claro: en el Ministerio de Defensa se abrió la puerta a quienes quieren reescribir la historia desde la impunidad.

     

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    Publican DNU que abre la puerta a un apagón de soberanía energética: Milei habilita la liquidación del FONDESGAS

     

    En silencio y bajo el paraguas del DNU 849/2025, Milei entregó al Ministerio de Economía un poder inédito: modificar, transformar o directamente liquidar el FONDESGAS, el fondo fiduciario que financia las obras estratégicas del gasoducto argentino. La medida, camuflada entre planillas presupuestarias, puede paralizar proyectos claves, favorecer negocios privados y dejar a provincias enteras sin certezas sobre su infraestructura energética.

    Por Celina Fraticiangi para Noticias La Insuperable

    Un poder a medida del desguace

    Entre cientos de números, anexos y planillas técnicas, el artículo dedicado al Fondo de Desarrollo del Gas (FONDESGAS) pasa casi desapercibido. Pero es, en verdad, el corazón político del DNU 849/2025.

    El decreto faculta al Ministerio de Economía a “modificar, transformar o extinguir” el fondo fiduciario destinado a financiar obras de transporte y almacenamiento de gas. Traducido: pueden borrarlo de un plumazo, sin debate parlamentario y sin rendir cuentas.

    El FONDESGAS fue creado para sostener obras críticas como ampliaciones de gasoductos, infraestructura troncal, plantas compresoras y todo lo que permite que el gas llegue a hogares, industrias y centrales eléctricas. Es, en la práctica, el resguardo financiero de la soberanía energética.

    Con este DNU, queda a merced de un funcionario.


    ¿Por qué es tan grave tocar ese fondo?

    Porque en el ecosistema energético argentino hay una verdad básica: sin financiamiento estable, no hay obras. Y sin obras:

    • No avanzan los gasoductos troncales.
    • Se frena la capacidad de transporte desde Vaca Muerta.
    • Se encarecen los costos para las provincias alejadas.
    • Aumentan las importaciones de GNL en invierno.
    • Se compromete la estabilidad del sistema eléctrico.

    El FONDESGAS es la garantía de que esos proyectos no dependan del humor del ministro de turno ni de la billetera de empresas privadas cuyos intereses pueden no coincidir con los del país.

    Con la potestad otorgada por el DNU, Economía puede vaciarlo, redireccionarlo o entregarlo a operadores privados, rompiendo el mecanismo diseñado para proteger inversiones de largo plazo.


    Un botón de muestra: el antecedente de los fideicomisos

    En los últimos meses, diversos fondos fiduciarios ligados a transporte, obras públicas y energía fueron desfinanciados, “reordenados” o absorbidos. Cada cambio dejó un patrón: recortes, reducción de funciones y apertura a negocios privados.

    Si el FONDESGAS sigue ese camino, las provincias productoras —Neuquén, Río Negro, Chubut, Santa Cruz— podrían ver suspendidos proyectos pactados hace años, y las provincias de alto consumo energético podrían terminar pagando tarifas más altas para suplir la falta de infraestructura.

    Las distribuidoras privadas, en cambio, podrían hacerse con negocios hoy regulados.


    El truco legal: esconder una reforma estructural en un decreto presupuestario

    El DNU se presenta como una ampliación de partidas para distintas áreas. Pero el artículo que habilita la intervención total sobre el FONDESGAS no tiene nada que ver con el presupuesto. No asigna fondos, no corrige créditos, no compensa diferencias salariales.

    Es un cambio estructural, escondido en un decreto de otra naturaleza.

    La lógica: si se hubiera enviado como proyecto de ley, el Congreso podía rechazarlo. Dentro de un DNU gigantesco, la posibilidad de que pase inadvertido es mucho mayor.


    ¿Qué puede pasar si lo eliminan?

    Si el Gobierno decide ejecutar lo que el decreto le habilita, las consecuencias son directas:

    • Paralización de obras en marcha (gasoductos regionales, ampliaciones del sistema troncal).
    • Riesgo de falta de oferta en picos invernales, obligando a importar GNL a precio internacional.
    • Demora en la expansión de Vaca Muerta, que depende de nueva infraestructura.
    • Incremento del costo energético para hogares e industrias.
    • Mayor dependencia de empresas privadas en el manejo del transporte de gas.
    • Pérdida de control estatal sobre un segmento estratégico del sistema energético.

    En otras palabras: una transferencia silenciosa de poder y recursos desde el Estado hacia el mercado, con impacto directo sobre la vida cotidiana.

     

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    A «Jorge» le salió el «Macri» de adentro

     

    El Jefe de Gobierno se mostró intolerante con los vecinos.

    Por Ignacio Álvarez Alcorta para Noticias La Insuperable

    Una reunión barrial en Liniers terminó en escándalo cuando Jorge Macri perdió los estribos, maltrató a los vecinos y reaccionó con evidente incomodidad ante los reclamos por la inseguridad creciente. Testimonios coinciden: soberbia, destrato y una violencia simbólica que expone a un jefe de Gobierno que no tolera escuchar la verdad.


    La imagen quedó grabada en la memoria de quienes estuvieron allí: un salón vecinal lleno, preocupación por la ola de robos que no da tregua en la zona y, al frente, un jefe de Gobierno visiblemente alterado, más pendiente de defender su relato que de escuchar a quienes viven cada día con miedo.

    Según relataron asistentes, el clima estaba tenso desde el inicio, pero la situación explotó cuando los vecinos insistieron en describir la falta de presencia policial en Liniers. Lejos de asumir la realidad, Jorge Macri eligió desestimar el problema, repitiendo que la inseguridad está “controlada” y que “no es para tanto”.

    El comunicador Javier “Profe” Romero fue quien encendió la alarma pública al difundir el episodio. En su publicación describió a un Macri “maltratando a los vecinos”, burlándose de las mujeres presentes y reaccionando con violencia verbal ante cualquier planteo que lo incomodara. Su mensaje —que ya circula masivamente— dejó flotando incluso la posibilidad de que este destrato termine en una denuncia formal.

    Un jefe de Gobierno que no escucha

    Las escenas reconstruidas por vecinos y difundidas en redes sociales coinciden en algo: cada reclamo sobre robos, entraderas y ataques en la zona fue recibido por gestos de fastidio, interrupciones y respuestas altisonantes. Testigos afirman que Macri no solo negó la creciente inseguridad, sino que menospreció los testimonios, llegando a reírse o a minimizar los relatos de mujeres que contaban situaciones de peligro.

    La actitud generó un quiebre inmediato. Lo que debía ser un encuentro institucional terminó siendo la demostración palpable de que el Gobierno porteño atraviesa una distancia cada vez mayor con los barrios más castigados por el delito.

    Un salto cualitativo en el maltrato

    En la Ciudad ya circulaban quejas por el destrato permanente hacia organizaciones y centros barriales. Pero lo ocurrido en Liniers subió la vara del conflicto: la máxima autoridad porteña reaccionó como un dirigente incapaz de recibir críticas, más preocupado por no manchar su propio marketing político que por garantizar respuestas en un distrito que sufre robos todos los días.

    La violencia simbólica hacia las vecinas presentes fue especialmente señalada. “Boludeó a todas las mujeres”, dijo Romero en su posteo, sumándose a otros mensajes que describen la escena como “hostil, tensa y desagradable”.

    Un mensaje político alarmante

    En un contexto donde la inseguridad golpea a miles de familias porteñas, se espera de cualquier funcionario capacidad para escuchar, contener y trabajar. Sin embargo, el comportamiento de Macri dejó otro mensaje: si en una simple reunión barrial se pone agresivo, ¿qué puede ocurrir cuando los reclamos se multiplican?

    El episodio de Liniers no es un caso aislado sino un síntoma. Muestra a un jefe de Gobierno encerrado en su narrativa, más reactivo que propositivo y, sobre todo, intolerante a la palabra incómoda.

    Para quienes estuvieron en la reunión, la conclusión es evidente: no soporta que le digan la verdad.