Política

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    Adorni echó a Rolandi (pero seguirá cobrando 70 palos al mes en YPF)

     

    En un nuevo capítulo del caos interno libertario, Manuel Adorni decidió echar a José Rolandi de la vicejefatura de Gabinete. Pero mientras la puerta de salida se le cierra en la Rosada, una ventana más jugosa se le abre en YPF: Rolandi continuará cobrando alrededor de 70 millones de pesos mensuales como integrante del directorio de la petrolera estatal. Libertad, sí; pero siempre para los suyos.

    Por Celina Fraticiangi para Noticias La Insuperable

    El enroque que expone otra vez la interna libertaria

    Fuentes oficiales confirmaron a Noticias Argentinas que el jefe de Gabinete, Manuel Adorni, desplazó a José Rolandi y designó en su lugar a Aimé “Meme” Vázquez, una funcionaria que ya orbitaba en el universo libertario y que ahora será la número dos en la Jefatura de Gabinete.
    El movimiento no sorprende: hace semanas que el propio Adorni había deslizado que definiría su estructura. Lo que sí sorprende —o tal vez ya no— es la forma y el timing: a los empujones y bajo un clima de improvisación permanente.

    El último sobreviviente del “posseísmo”

    Rolandi llegó al Gobierno en diciembre de 2023, arrastrado por Nicolás Posse cuando Milei desembarcó en la Casa Rosada con su elenco inicial.
    Cuando Posse cayó en desgracia, Rolandi se refugió bajo el ala de Guillermo Francos, el entonces ministro del Interior y figura clave de la mesa ministerial.
    Aquella jugada le permitió esquivar la primera purga. Pero la salida de Francos a fines de octubre lo dejó sin red: desde entonces caminaba por la cornisa. La confirmación de su desplazamiento es, simplemente, el final anunciado.

    Las áreas que quedan bajo la órbita de Adorni

    Con los cambios, la estructura de la Jefatura de Gabinete quedará conformada por:

    • Secretaría de Prensa y Comunicación, a cargo de Javier Lanari.
    • Secretaría de Ambiente y Turismo, donde se sostiene Daniel Scioli.
    • Secretarías Ejecutiva; de Relaciones Parlamentarias e Institucionales; de Innovación, Ciencia y Tecnología; y de Asuntos Estratégicos, además de la Subsecretaría de Relaciones Parlamentarias e Institucionales.

    Un organigrama cada vez más grande, para un gobierno que jura que vino a achicar al Estado.

    El detalle que más irrita: Rolandi afuera… pero cobrando como adentro

    La perlita del día: mientras Adorni lo expulsa del cargo político, Rolandi mantendrá su asiento en el directorio de YPF, un puesto que —según la propia información oficial de la petrolera— se paga en torno a los 70 millones de pesos por mes.
    Sí: despedido en la Rosada, pero bien asegurado en la petrolera estatal.
    Otro ejemplo perfecto del doble estándar libertario: ajuste para los demás, privilegios para los amigos.

    El mismo desorden, el mismo modelo

    La salida de Rolandi, más allá del nombre propio, vuelve a dejar expuestas las internas y la falta de conducción real dentro del espacio libertario.
    Milei juega al jefe solitario, Adorni juega al jefe de Gabinete, y entre ambos el tablero se mueve a los golpes, sin estrategia y sin orden.

    Mientras tanto, las decisiones que afectan la vida de millones siguen secuestradas por un pequeño grupo que solo se garantiza bienestar para sí mismo: 70 palos al mes mediante.

     

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    Empresa cercana al Chiqui Tapia suspende 600 empleados y deja a cientos de familias en crisis

     

    Si aplicáramos el nuevo criterio periodístico que algunos medios afines al gobierno están usando para vincular a Sur Finanzas con el “Chiqui” Tapia —es decir, considerar que ser sponsor de la AFA equivale a una relación personal, política e incluso delictiva— entonces también deberíamos atribuirle al dirigente la responsabilidad por la suspensión de 600 trabajadores de Georgalos, la empresa detrás de Mantecol, también sponsor. El absurdo sirve para mostrar un problema más grave: la degradación de estándares periodísticos que alcanza su pico más elevado en tiempos de Milei.

    Por Tomás Palazzo para Noticias La Insuperable

    El sponsor-gate y la teoría del “todo es culpa de Tapia”

    En los últimos días, todos los medios cercanos al oficialismo y sus centenares de satélites (nado sincronizado) descubrieron un recurso narrativo irresistible: transformar una relación comercial ordinaria —ser sponsor de la AFA— en un vínculo político, y de ahí en una sospecha delictiva. De esa alquimia salieron expresiones como “financiera vinculada al Chiqui Tapia” para hablar de Sur Finanzas, aun sin mostrar vínculos societarios, personales ni económicos entre el dirigente y la empresa investigada.

    La lógica es simple:

    1. La empresa auspicia a la AFA →
    2. La AFA la preside Tapia →
    3. Por lo tanto, la empresa está “vinculada a Tapia”.

    Siguiendo ese razonamiento —y acá entra la ironía que justifica el título— Georgalos también sería una empresa cercana a Tapia, y por eso Tapia “sería responsable” de la suspensión de 600 trabajadores. Y si mañana Coca-Cola aumenta los precios, también podríamos escribir que “una marca cercana al Chiqui Tapia golpea el bolsillo de los argentinos”.

    Absurdo, sí. Pero es exactamente el mismo salto lógico que hoy legitiman los «grandes» medios (si se les puede acreditar tal grandeza).

    Lo central no es defender a Tapia: no se trata de exculparlo ni de blindarlo, sino de señalar el uso político del periodismo para construir narrativas funcionales al poder.


    Cuando la línea editorial reemplaza a la evidencia

    El problema es más profundo y más grave. Como advierte la profesora Silvia Ramírez Gelbes, especialista en discurso mediático, la prensa deja de informar cuando invierte la carga de la prueba y transforma sospechas en hechos narrativos sin sustento verificable.

    Y como plantea Daniel Santoro (paradójicamente, uno de los cronistas cuyos métodos han sido tanto estudiados como criticados), el periodismo debe “mostrar documentos, no suposiciones”. Sin documentos, toda afirmación se transforma en relato.

    Hoy, el periodismo alineado con el oficialismo opera bajo un nuevo estándar implícito:

    • Si sirve políticamente, alcanza con insinuar.
    • Si ayuda a desacreditar a un adversario, basta con una asociación nominal.

    Mientras tanto, lo que realmente debería investigarse queda afuera de la agenda pública.


    Las noticias que no aparecen: ANDIS, la causa $LIBRA y el silencio conveniente

    Mientras la maquinaria discursiva produce titulares sobre sponsors y “cercanías”, otras historias —con evidencia concreta— reciben cobertura mínima.

    Caso ANDIS:
    La intervención, los contratos cuestionados, las denuncias de falta de transparencia y el impacto directo sobre personas con discapacidad deberían ocupar primeras planas. Pero no. Requieren trabajo, datos y responsabilidad editorial.

    La causa $LIBRA:
    Una investigación donde surgió un dato irrefutable y explosivo que Noticias La Insuperable reveló en soledad: el vínculo laboral entre el hijo del fiscal Taiano y Frank Holder, un operador internacional que —para graficarlo al lector común— sería algo así como “el Scatturice externo”, pieza clave en movimientos sensibles de seguridad y consultoría.

    ¿Apareció en los grandes medios? No.
    Ni una línea.
    El silencio es proporcional a la incomodidad que genera el hallazgo.

    Paradójicamente, los mismos periodistas que encuentran vínculos mágicos entre Tapia y cualquier empresa con un banner en un estadio no muestran curiosidad alguna cuando el lazo involucra a un fiscal federal y a un consultor con peso geopolítico.


    Lo que el periodismo debe ser —y lo que hoy está eligiendo ser

    La teoría clásica del periodismo profesional —la que enseñan en todas las facultades— es clara:

    • Verificabilidad (Kovach & Rosenstiel)
    • Transparencia metodológica
    • Distinción entre hecho y opinión
    • Independencia respecto del poder político
    • Proporcionalidad y relevancia (publicar lo que importa, no lo que conviene)

    Cuando un medio decide convertir una relación de sponsor en una relación política, y una relación política en una insinuación delictiva, está renunciando a todos esos principios.

    Y cuando, al mismo tiempo, deja deliberadamente afuera temas como ANDIS o la causa $LIBRA, está haciendo algo peor: está eligiendo ser parte del dispositivo político del gobierno.

    El rol del periodismo no es blindar a Tapia ni a ningún dirigente.
    Tampoco es blindar a Milei.
    El rol del periodismo es poner luz donde hay documentos, hechos y pruebas, no donde conviene armar una cortina de humo.


    Conclusión

    El título irónico es un espejo.
    No porque Tapia tenga algo que ver con Georgalos, sino porque los titulares que hoy se publican sobre Sur Finanzas son tan arbitrarios como este.

    El problema no es Tapia.
    El problema es un periodismo dispuesto a renunciar a la evidencia para proteger al poder de turno.
    Y mientras tanto, los hechos graves —los que afectan derechos, instituciones y causas judiciales sensibles— quedan relegados a la periferia informativa, donde sólo medios no alineados, como intentamos a diario desde hace 8 años con Noticias La Insuperable, parecen estar dispuestos a mirar.

     

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    Beijing: un cañón gigante de la dinastía Ming sacude a la arqueología en la Gran Muralla

     

    Un equipo de arqueólogos reveló hallazgos de enorme importancia en la sección Jiankou de la Gran Muralla. Entre los descubrimientos apareció el cañón más grande encontrado en esa zona, además de piezas que reescriben el mapa de los intercambios culturales en la China antigua.

    Por Alcides Blanco para Noticias La Insuperable

    Un hallazgo que hace ruido en la Gran Muralla

    Mientras Milei juega a dinamitar la educación y la ciencia, en China la inversión sostenida en investigación arqueológica sigue dando frutos. Esta vez, los especialistas del Instituto de Arqueología de Beijing anunciaron un descubrimiento que generó impacto mundial: un enorme cañón de la dinastía Ming, perfectamente conservado, salió a la luz durante excavaciones en la sección Jiankou de la Gran Muralla.

    El hallazgo se produjo en tres beacon towers y sus murallas conectadas, zonas que desde hace años se estudian por su potencial para reconstruir cómo funcionaba el sistema defensivo del gigantesco muro. Según explicó Shang Heng, investigador asociado del instituto, durante 2025 se recuperaron armas, partes arquitectónicas y objetos de uso cotidiano, piezas que ayudan a entender la vida cotidiana y militar en la muralla.

    El arma que sorprende por tamaño y precisión histórica

    El protagonista de este hallazgo es un cañón de 89,2 centímetros de largo y 112,1 kilos, fundido a fines de la dinastía Ming (1368–1644). Hasta ahora, es la pieza de artillería más grande descubierta en toda esa sección de la Gran Muralla.

    Los arqueólogos subrayaron un detalle fundamental: las inscripciones intactas en el metal. Esas marcas, que sobrevivieron más de cuatro siglos, ofrecen nueva evidencia para estudiar cómo se fabricaban las armas de fuego en China y cómo circulaba la tecnología militar entre regiones y talleres durante el período Ming. Un verdadero tesoro documental en forma de hierro fundido.

    No solo guerra: turquesas que cuentan otra historia

    En la misma conferencia, los investigadores presentaron otro avance clave: el análisis de 28 piezas de turquesa recuperadas en el sitio Xingong, un asentamiento excepcional dentro del actual casco urbano de Beijing, con ocupación que se remonta a las dinastías Xia (2070–1600 a.C.) y Shang (1600–1046 a.C.).

    El sitio incluye tumbas, fosos y restos habitacionales, una rareza en una ciudad tan transformada. Según explicó la investigadora Yang Ju, las turquesas provendrían de minas ubicadas en la frontera de las provincias de Hubei, Henan y Shaanxi, lo que constituye evidencia directa de intercambios culturales tempranos en el norte de China. En otras palabras: había redes, contactos y circulación de bienes mil años antes de que muchos reinos chinos tomaran forma.

    Por qué importa

    Estos descubrimientos muestran cómo la arqueología sigue revelando capas profundas de la historia humana cuando hay políticas públicas que la respaldan. Mientras en Argentina la ciencia se encuentra bajo ataque, otros países fortalecen sus instituciones, estudian su pasado y generan conocimiento que después se convierte en identidad, turismo, tecnología y desarrollo.

    La Gran Muralla vuelve a hablar. Y esta vez lo hace con un cañón gigantesco y piedras turquesas que viajaron cientos de kilómetros hace más de tres mil años.

     

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    El nuevo hallazgo que derrumba mitos sobre la Isla de Pascua

     

    Un estudio publicado en PLOS ONE acaba de sacudir viejas certezas: la famosa cantera Rano Raraku, donde nacieron más de mil moai, no fue la fábrica centralizada de una élite todopoderosa, sino un entramado horizontal de talleres autónomos. Rapa Nui vuelve a demostrar que las grandes obras humanas también pueden surgir sin jerarquías.

    Por Alcides Blanco para Noticias La Insuperable

    Se identificaron diversos métodos de producción en los distintos talleres.
    Tres enfoques de tallado: (Izquierda) método “cara primero”, donde los rasgos faciales se delinean antes del cuerpo; (Centro) método “en bloque”, con contornos completos en todos los lados; (Derecha) método “de costado”, utilizado en paredes verticales del acantilado. Esta diversidad metodológica sugiere adaptaciones propias de grupos de producción autónomos.

    La imagen repetida hasta el cansancio —la de un pueblo sometido a jefes tiránicos que exigían levantar estatuas gigantes— acaba de sufrir un golpe histórico. Un nuevo y monumental trabajo científico, publicado en PLOS ONE por un equipo multidisciplinario encabezado por Carl Philipp Lipo, reconstruyó con precisión milimétrica cómo funcionaba realmente la producción de moai en Rano Raraku, la cantera principal de la Isla de Pascua. El resultado es tan sorprendente como contundente: no había un mando único, no existían órdenes verticales que regularan la talla de estas figuras colosales, y la obra más famosa de Rapa Nui fue, en realidad, el producto de una red descentralizada de clanes trabajando en paralelo.

    Lejos del mito del “imperio constructor”, la nueva evidencia indica que la sociedad rapanui —ya conocida por su organización en pequeños grupos familiares llamados mata— también producía sus moai de manera distribuida, comunitaria y competitiva. Y lo hacía con una coordinación que hoy, en pleno siglo XXI, muchos Estados envidiarían.


    Un modelo 3D para mirar el pasado como nunca antes

    El estudio ofrece algo inédito: la primera reconstrucción tridimensional completa de Rano Raraku, creada con más de 11.000 imágenes UAV mediante fotogrametría de última generación. Por primera vez se pudo observar la cantera no como un cúmulo de estatuas abandonadas, sino como un paisaje de producción organizado, con sus senderos, límites naturales, puntos de trabajo y secuencias de tallado.

    El análisis detectó 30 focos de cantera independientes repartidos por todo el cráter. Cada uno tenía sus propios moai en distintas etapas de producción, sus propias zanjas de extracción, sus propios procedimientos técnicos y su propio espacio de trabajo delimitado por la geología. No se trata solo de grupos separados: se trata de talleres autónomos, probablemente gestionados por clanes distintos, que trabajaban simultáneamente.

    Red de 30 focos de cantera distintos en Rano Raraku.
    Los polígonos amarillos señalan la distribución de los diferentes talleres, cada uno con conjuntos repetidos de elementos de producción. Este patrón respalda la hipótesis de una organización sociopolítica descentralizada en la producción de los moai.

    Es decir: mientras un grupo tallaba desde la cabeza hacia abajo, otro comenzaba por el bloque completo; mientras unos esculpían en posición horizontal, otros lo hacían en inclinación; y mientras una comunidad definía primero el rostro, otra priorizaba la geometría del cuerpo.

    La diversidad técnica no fue desorden: fue autonomía.


    Los moai, obra de la cooperación horizontal

    La estandarización visual de los moai —esa estética uniforme que recorre la isla— podría sugerir una dirección central, pero el trabajo de Lipo y colegas demuestra lo contrario: la unidad estilística coexistía con la independencia política.

    Cada taller estaba limitado físicamente a apenas unos pocos talladores trabajando al mismo tiempo, quizá 4 a 6 artesanos directamente sobre la piedra, apoyados por 10 a 20 personas encargadas de herramientas, cuerdas y logística. Nada de grandes brigadas estatales ni ejércitos de trabajadores: eran grupos familiares, coordinados a través de tradiciones compartidas más que órdenes verticales.

    El hallazgo, además, coincide con otras líneas de investigación arqueológica:

    • Los caminos de transporte de moai parten del volcán en forma radial, marcando circuitos autónomos de cada clan.
    • Los análisis de vivienda muestran núcleos residenciales independientes, sin arquitectura central.
    • Los estudios sobre herramientas de obsidiana revelan patrones localizados, sin circulación masiva entre grupos.
    • Los experimentos de transporte indican que 15 a 50 personas bastaban para mover incluso los moai más grandes.

    Un rompecabezas que, pieza por pieza, arma la misma imagen: cooperación sin jerarquía.


    Un golpe a los mitos de dominación y colapso

    Durante más de un siglo, muchos estudios —y no pocos documentales sensacionalistas— imaginaron que semejante programa monumental solo podía haber surgido bajo una élite centralizada y coercitiva. Incluso se llegó a afirmar que la construcción de moai habría causado el “colapso” ecológico de la isla, forzado por líderes obsesionados con su propia gloria.

    La nueva evidencia arqueológica es tajante: no hubo tal despotismo.

    Los talleres múltiples, independientes y abiertos demuestran un acceso compartido a la cantera, sin señales de control represivo o exclusividad jerárquica. Las técnicas diferentes, las orientaciones variables, las decisiones locales de tallado y la falta de estandarización rígida dan cuenta de una organización respetuosa de la autonomía, donde la competencia entre clanes no impedía la construcción colectiva, sino que la impulsaba.

    El hallazgo incluso dialoga con debates contemporáneos: la monumentalidad no necesita pirámides sociales. Los autores citan investigaciones —como las de Graeber y Wengrow— que muestran cómo las grandes obras humanas no siempre responden a estructuras verticales, y cómo las redes horizontales, basadas en cooperación, pueden generar resultados igualmente impresionantes.

    Rapa Nui, una vez más, obliga a repensar los clichés del pasado.

    Técnica de producción revelada mediante modelado 3D.
    Los moai inacabados, aún unidos a la roca madre por “quillas” en la parte posterior, muestran cómo los talladores trabajaban por debajo desde ambos lados hasta separar la figura del material original. Esta etapa de producción, difícil de documentar con métodos tradicionales, se vuelve visible en el modelo 3D.

    Un modelo para el futuro: ciencia, memoria y cuidado del patrimonio

    El relevamiento tridimensional no es solo un aporte académico: es también una herramienta clave para la gestión del patrimonio, especialmente tras el incendio de 2022 que alcanzó el cráter y preocupó a toda la comunidad rapanui.

    El modelo, accesible públicamente, permite monitorear erosiones, daños por clima y presión turística. Por pedido de la Comunidad Indígena Ma’u Henua, se convirtió en una plataforma viva de protección del sitio, parte esencial del patrimonio mundial de la UNESCO.

    Y vuelve a recordarnos que detrás de cada moai —esas figuras silenciosas que miran hacia el interior de la isla— no hubo un rey, ni un gobernador, ni un conductor supremo. Hubo familias, grupos pequeños, manos autónomas que tallaron piedra volcánica durante siglos, coordinándose sin obedecer a un poder central.

    Una historia más humana, quizá más fraterna, y definitivamente más sorprendente.

     

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    El enigma de Marat: el cuadro que esconde un crimen, un mito y un mensaje eterno

     

    A simple vista, «La muerte de Marat» parece apenas la escena congelada de un asesinato. Pero cuanto más se la observa, más se abre un pasadizo inquietante: dobleces, símbolos y silencios que Jacques-Louis David sembró como un rompecabezas para detectives del arte. Y en cada pista, una verdad más profunda sobre la Revolución Francesa… y sobre él mismo.

    Por Alcides Blanco para Noticias La Insuperable

    El lienzo que respira suspenso

    Hay obras que miramos. Y hay obras que nos devuelven la mirada. En esa segunda categoría vive «La muerte de Marat» (1793), el cuadro más perturbador y célebre de Jacques-Louis David. Una pintura que —como recordaría Baudelarie al ver su helado dramatismo— parece contener un alma suspendida.

    El revolucionario Jean-Paul Marat, acuchillado en su bañera por Charlotte Corday, yace quieto, casi sereno. Un cuerpo enmarcado por un vacío monumental, donde parece no haber nada… pero donde ocurre todo.

    Porque detrás de esa calma engañosa, David escondió un sistema completo de duplicaciones: dos plumas, dos cartas, dos mujeres fantasma, dos firmas, dos fechas.
    Un mundo doble, como si cada objeto llevara su sombra acusadora.


    Las dos manos: entre la vida y la muerte

    La primera pista está donde menos lo esperamos: las manos.

    La derecha, la de escribir, cuelga inerte como la del Cristo de Caravaggio o la figura devastada de la Piedad de Miguel Ángel.
    La izquierda, rígida por la muerte, aprieta una carta teñida de sangre.

    Una sostiene una vida que se escapa.
    La otra se aferra al engaño que lo mató.

    Entre ambas, David instala un péndulo: Marat no está vivo ni muerto… está en tránsito.


    Las dos plumas: ¿el arma verdadera?

    David no coloca una pluma. Coloca dos.
    Una en la mano de Marat, aún húmeda de tinta.
    Otra, en la caja que funciona como escritorio improvisado.

    La segunda apunta directamente al pecho herido del periodista.
    David deja flotando otra pregunta:
    ¿Lo mató Corday o lo mataron sus palabras?
    En plena Revolución, la pluma podía cortar más hondo que un cuchillo.


    Las dos cartas: dos voces, dos fantasmas

    Las cartas abren el núcleo dramático del cuadro.

    En la que sostiene Marat, David reproduce la manipulación de Corday:
    “Basta con que yo sea muy infeliz para tener derecho a tu amabilidad.”

    Bajo esa misiva traicionera, la nota que el propio Marat escribía antes de morir: una promesa de ayuda a una mujer pobre, primera aparición del papel moneda revolucionario en la pintura occidental.

    Dos cartas, dos mujeres:
    Corday, la asesina.
    La viuda desamparada que Marat buscaba socorrer.

    Dos fuerzas femeninas en disputa, como en las antiguas alegorías del vicio y la virtud. Pero ahora, con la República como tablero.


    Dos firmas: el artista también se vuelve sospechoso

    Todo cuadro termina con una firma, pero David deja dos.

    Una es la de Corday, reconstruida por él mismo al copiar su carta.
    La otra es la suya, tallada como si fuera piedra:
    “A Marat, David.”

    No firma el cuadro.
    Firma la escena del crimen.

    Como Caravaggio, que escribió su nombre en la sangre de San Juan Bautista, David se inserta en el asesinato —no para confesarlo, sino para declararse heredero político de Marat.


    Dos fechas: el tiempo desgarrado

    Debajo de la firma aparece la última duplicación:
    Qué año es, ¿1793 o “el Año Dos” de la Revolución?

    David superpone ambos tiempos y borra parcialmente el calendario cristiano.
    El tiempo viejo se disuelve.
    El tiempo revolucionario empuja desde abajo.

    Como Botticelli en su «Natividad mística», David inscribe la hora de una revelación… pero aquí no hay ángeles ni apocalipsis: hay República.


    El gran truco: convertir un asesinato en mito

    La suma de duplicidades no confunde: construye.

    David transforma el baño humilde en un altar laico.
    El cuerpo enfermo, en un mártir.
    El crimen, en una liturgia revolucionaria.

    Y al mismo tiempo, se inmortaliza junto a él.
    Porque si Marat es el Cristo de la Revolución, David es su evangelista.


    El frío que queda en el aire

    Por eso “La muerte de Marat” sigue perturbando, más de dos siglos después.
    Porque no muestra solo a un hombre asesinado.
    Nos muestra cómo se fabrica un mito, cómo se manipula una escena, cómo un artista puede transformar un instante sangriento en un símbolo eterno.

    Baudelaire lo dijo con algo de espanto:
    “En el aire frío de esta habitación… un alma se cierne.”

    Y sigue ahí.
    Esperando que volvamos a mirar.

     

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    Los decapitados de Vráble: la masacre que reveló el violento final de los primeros agricultores de Europa

     

    En los bordes de un pequeño poblado de Eslovaquia, un hallazgo estremeció la visión idílica que la arqueología conservaba sobre los primeros agricultores europeos. Más de 85 esqueletos sin cabeza, enterrados en masa hace 7000 años, obligan a reescribir la historia: la cultura que expandió la agricultura en Europa no sólo desapareció misteriosamente, sino que lo hizo en medio de un estallido de violencia ritualizada.

    Por Alcides Blanco para Noticias La Insuperable

    Una ciudad neolítica y una fosa interminable

    A las afueras de Vráble, un pueblo eslovaco ubicado a cien kilómetros de Bratislava, la arqueología esperaba tierras tranquilas. Pero en 2017, mientras excavaban un simple campo de trigo, los equipos de la Universidad de Kiel encontraron algo que cambió todo: cuatro esqueletos sin cabeza, enterrados en una zanja al borde de un antiguo asentamiento neolítico.

    Desde entonces regresan cada año. Y cada año la escena se vuelve más inquietante.

    Arqueólogas como Katharina Fuchs describen que “donde nos parábamos, había huesos”. En el verano de 2022 apareció el núcleo más impresionante: 34 cuerpos apilados dos o tres niveles arriba en un espacio del tamaño de una cochera. Ninguno tenía cabeza, salvo un niño. Y la historia no terminó allí: hoy la fosa ya mide 45 metros de largo y sigue creciendo.

    Este enorme entierro pertenece a la cultura de la Cerámica Lineal (LBK), la primera sociedad agrícola de Europa central, descendiente directa de quienes habían domesticado plantas y animales en Anatolia alrededor del 9000 a.C. Desde el 5500 a.C. colonizaron un corredor fértil que iba desde Hungría hasta el oeste de Francia.

    Pero hacia el 5000 a.C., algo se quebró. Y los restos de Vráble son parte de la evidencia de un final tan violento como inesperado.

    Señales de violencia aparecen en toda Europa alrededor del 5000 a. C. En el siniestro yacimiento de Herxheim, en el oeste de Alemania, investigadores hallaron miles de fragmentos de huesos humanos quebrados.
    GDKE Rhineland-Palatinate/Fabian Haack

    El mito roto de una prehistoria pacífica

    Durante décadas se creyó que los LBK vivían en una sociedad simple, igualitaria, sin ejércitos, sin jerarquías y sin conflictos importantes. Una especie de “Eden agrícola” organizado alrededor de pequeñas granjas familiares y cerámicas decoradas con líneas incisas.

    Ese relato empezó a derrumbarse en los años 80 con el hallazgo del Talheim Death Pit, una fosa en Alemania donde 34 personas —la mayoría niños— aparecieron con el cráneo fracturado. Más tarde aparecieron otras masacres, cada una distinta, cada una más desconcertante.

    En Kilianstädten, 26 personas, entre ellas 10 niños menores de seis años, tenían no sólo fracturas en el cráneo: sus tibias habían sido aplastadas intencionalmente.

    En otro sitio alemán, ocho de nueve asesinados eran hombres jóvenes, ejecutados de rodillas, con un golpe por detrás, como en una matanza premeditada.

    En Asparn-Schletz (Austria), unos 200 cuerpos aparecieron desordenados en una zanja. Pero la genética mostró que casi ninguno era pariente de otro. No era un pueblo exterminado: era otra cosa, algo ritual, organizado, perturbador.

    Y luego viene Herxheim, el caso más extremo: más de 500 cráneos decapitados, desmembrados y acompañados con cerámicas finas y restos de banquetes. Un ritual de larga duración, deliberado, sin rastro de furia: un proceso cuidado que incluía matar, descarnar, quebrar y depositar huesos humanos como parte de ceremonias complejas.

    La violencia LBK, lejos de responder a conflictos ocasionales, aparece concentrada casi exclusivamente en el tramo final de esta cultura. Un estallido que parece más ideológico que bélico.


    Vráble: un auge, una ruptura y un final brutal

    La excavación de Vráble permite ver esta transformación casi en cámara lenta.

    Hace 7500 años fue una de las ciudades más grandes de la LBK: tres barrios simultáneos, cada uno con 15 a 20 largas casas comunales, especializadas en criar distintos animales. Allí cultivaban trigo primitivo (emmer y einkorn) y celebraban un crecimiento demográfico extraordinario.

    Arqueólogos trabajan con cuidado entre huesos desordenados en Vráble, una fosa común en el centro de Eslovaquia. Expuestos por primera vez en 7000 años, los huesos deben mantenerse húmedos para evitar que se desintegren.
    A. Curry / Science

    Pero hacia el 5100 a.C., algo empezó a quebrarse. Uno de los barrios fue amurallado con un doble foso, en un trabajo monumental, casi imposible con herramientas de piedra. Las puertas del recinto estaban orientadas de espaldas a los otros barrios. Un gesto político, hostil, de separación interna.

    Y al borde de esas zanjas aparecieron los cuerpos sin cabeza.

    Los estudios osteológicos revelan que:

    • las decapitaciones fueron intencionales, realizadas con cuchillos de sílex o de obsidiana;
    • los cuerpos fueron depositados rápidamente, sin exposición previa al ambiente;
    • las víctimas incluyen adultos de ambos sexos y adolescentes, pero pocos niños pequeños;
    • entre los huesos hay piedras de río traídas adrede, cuentas fabricadas con dientes humanos perforados y fragmentos cerámicos.

    Vráble fue abandonada poco después de estas masacres, y jamás volvió a ocuparse.


    ¿Qué llevó a la caída de los primeros agricultores europeos?

    La pregunta sigue abierta. Las hipótesis se multiplican:

    ➤ ¿Crisis demográfica?
    La expansión LBK fue tan rápida que pudo haber tensado los vínculos sociales y las formas tradicionales de convivencia.

    ➤ ¿Choque cultural interno?
    Sitios como Herxheim sugieren un giro ritual drástico, probablemente para reforzar cohesión en un mundo que comenzaba a desestabilizarse.

    ➤ ¿Un colapso social por falta de espacio?
    Al alcanzar los límites de los suelos fértiles de loess, la cultura perdió su motor expansivo y comenzó a mirarse hacia adentro… hasta romperse.

    ➤ ¿No hubo hambre ni cambios climáticos extremos?
    La evidencia ósea no muestra señales de desnutrición. La explicación no parece biológica ni ambiental: parece cultural.

    El resultado fue un final abrupto: una cultura que dominó 700.000 km² quedó reducida a ruinas, fosas y cerámicas quebradas.

    Como señalan arqueólogas citadas por Science, el LBK obliga a recordar algo incómodo: la violencia no es un invento reciente; acompaña a la humanidad desde sus orígenes.