La «Piba» se suma a la lista de beneficiarios de narcos.
Por Tomás Palazzo para Noticias La Insuperable
La trama del financiamiento narco-político en la Argentina acaba de alcanzar su punto más alto: una investigación judicial en Estados Unidos y registros oficiales en la Cámara Nacional Electoral confirman que la empresaria Vidal Bada Vázquez, socia del narco detenido Fred Machado, aportó más de tres millones de dólares a la campaña presidencial de Patricia Bullrich en 2023. La ministra de Seguridad, que hacía gala de su “mano dura” y exigía explicaciones a José Luis Espert por el mismo escándalo, quedó ahora en el centro de la red narco que financió a la derecha argentina.
Documentos que derrumban el relato
Según consta en la Justicia del estado de Texas y en la Cámara Nacional Electoral, la titular de Lácteos Vidal y socia comercial de Machado transferió 3.073.354 dólares a la campaña “Patricia Bullrich Presidenta 2023”. El dinero ingresó a través de sociedades con domicilio fiscal en Estados Unidos y Argentina, ambas investigadas por lavado de activos y narcotráfico internacional. Los documentos judiciales norteamericanos, que incluyen registros bancarios y de propiedad de aeronaves, revelan que la misma empresaria que figura como donante principal de Bullrich era dueña de una flota de aviones utilizada en vuelos irregulares hacia Paraguay, Bolivia y México, rutas históricamente señaladas como corredores de cocaína.
Una de esas aeronaves fue secuestrada con 350 kilos de cocaína, y la coincidencia temporal entre las operaciones financieras y los aportes declarados a la campaña deja poco margen para la casualidad. El relato de “orden y transparencia” se estrella contra la evidencia documental: el dinero narco financió la campaña del macrismo.
La ministra y su doble vara
Mientras Bullrich reclamaba a Espert que aclare su relación con Fred Machado —empresario acusado de lavar dinero del narcotráfico mediante vuelos privados—, ella misma recibía aportes de la socia directa de ese mismo narco. Según fuentes judiciales, Vidal Bada Vázquez figura en los documentos de Texas junto a Machado, y al menos tres de sus aeronaves integraban la red de transporte aéreo bajo sospecha.
El detalle más inquietante: la Cámara Nacional Electoral convalidó los aportes como legales, sin advertir el vínculo con un entramado que ya estaba bajo observación de agencias internacionales. La hipocresía política se vuelve obscena: mientras el oficialismo libertario promete “echar a patadas a los narcos”, los tiene sentados en su mesa de financistas.
El hilo que une a Bullrich, Espert y Machado
El caso no surge de la nada. La investigación sobre Fred Machado —ya condenado en Estados Unidos por lavado de dinero— se ramifica sobre un circuito empresarial donde los Bada Vázquez aparecen una y otra vez. Como reveló Noticias La Insuperable días atrás, en la causa USA v. Mercer-Erwin et al. figuran giros millonarios desde cuentas de los Bada Vázquez hacia Wright Brothers Aircraft Title Inc., empresa central del negocio aéreo de Machado. Las transferencias, de entre 20 mil y 400 mil dólares, e incluso en criptomonedas, provienen de domicilios en Villa Devoto y otras direcciones argentinas.
Los Bada Vázquez no son simples “empresarios pyme”. Controlan un conglomerado con Ganadera del Oeste, Energía Vidal y Transportes El Nacional, esta última habilitada para servicios de transporte aéreo comercial interno e internacional. En enero pasado, una de sus aeronaves —una Cessna valuada en más de 100 mil dólares— fue secuestrada con 352 kilos de cocaína en Ibicuy, Entre Ríos, tras haber sido comprada por apenas 13 mil.
Minas, testaferros y vuelos
La red se expande también hacia el negocio minero. La diputada Martín Soria reveló que María Cecilia Roncero, esposa de Vidal Bada Vázquez, es socia de Claudio “El Lechuga” Ciccarelli, primo y supuesto testaferro de Machado, en la empresa Eco Friendly S.A.. Esa firma intentó quedarse con la mina de oro de Andacollo, en Neuquén, y estaba compuesta por Roncero, Vidal Bada Vázquez y la sociedad Southcross Logistics, dedicada al transporte internacional. Ciccarelli, además, fue dueño de la camioneta Cherokee blindada que usó Espert en la campaña de 2019, otro símbolo de las conexiones entre la política liberal y el dinero oscuro.
Y por si fuera poco, como señalamos hace unos días a modo de PRIMICIA, uno de los socios de Ciccarelli en una empresa minera, es funcionario libertario con un nombramiento en el ministerio que encabeza la ministra Sandra Pettovello.
El caso Bullrich-Machado deja expuesta la alianza entre poder político, negocios aéreos y crimen organizado. No es un hecho aislado ni una operación mediática: es un circuito de financiamiento electoral con fondos narcos. Mientras Milei y Bullrich repiten discursos sobre “seguridad y libertad de mercado”, los mismos dólares que financian la cocaína en las villas sostienen las campañas de quienes criminalizan la pobreza.
Mokyr fue reconocido por identificar los factores que permiten el progreso tecnológico a largo plazo, mientras que Aghion y Howitt fueron premiados por desarrollar la teoría del crecimiento a través de la destrucción creativa.
A través de estudios basados en evidencia histórica y modelos teóricos, los premiados demostraron cómo la innovación genera progreso, pero también desafíos estructurales, al reemplazar tecnologías y empresas obsoletas con otras más avanzadas.
El crecimiento sostenido
Mokyr utilizó fuentes históricas para descubrir las causas del crecimiento sostenido, que se está convirtiendo en la nueva normalidad. Demostró que, para que las innovaciones sucedan en un proceso autogenerado, no solo necesitamos saber que algo funciona, sino también contar con explicaciones científicas de por qué.
Estas últimas a menudo faltaban antes de la revolución industrial, lo que dificultaba el desarrollo a partir de nuevos descubrimientos e invenciones. También enfatizó la importancia de que la sociedad esté abierta a nuevas ideas y permita el cambio.
Aghion y Howitt también estudiaron los mecanismos del crecimiento sostenido. En un artículo de 1992, construyeron un modelo matemático para la llamada destrucción creativa: cuando un producto nuevo y mejorado entra al mercado, las empresas que venden los productos más antiguos salen perdiendo. La innovación representa algo nuevo y, por lo tanto, es creativa. Sin embargo, también es destructiva, ya que la empresa cuya tecnología se vuelve obsoleta se ve superada por la competencia.
De diferentes maneras, los galardonados demuestran cómo la destrucción creativa genera conflictos que deben gestionarse de forma constructiva. De lo contrario, la innovación se verá bloqueada por empresas consolidadas y grupos de interés que corren el riesgo de verse perjudicados.
El presidente del Comité del premio en ciencias económicas, John Hassler afirmó que “el trabajo de los galardonados demuestra que el crecimiento económico no puede darse por sentado. Debemos defender los mecanismos que subyacen a la destrucción creativa para no caer en el estancamiento”.
El Banco Mundial prevé que la Argentina volverá a crecer un 2,7% durante este año tras la retracción evidenciada en 2023, pero advirtió por la “incertidumbre económica y política” que atraviesa el país, en el marco de su informe Perspectivas Económicas Globales….
Una adolescente de 14 años identificada como Melody murió en la madrugada de este domingo tras recibir un balazo en la cabeza durante una fiesta clandestina en la Villa La Iapi, en la localidad de Bernal Oeste, partido de Quilmes, Buenos Aires.
El hecho ocurrió en una vivienda donde, según distintas publicaciones en redes sociales, se organizaban con frecuencia fiestas o “juntadas” a cambio de una entrada de $500, además de la venta de bebidas.
De acuerdo con las primeras informaciones, la celebración terminó en una batalla campal entre varios adolescentes, durante la cual se escucharon disparos. En medio del caos, Melody fue alcanzada por un proyectil en la cabeza y perdió la vida casi en el acto. Los testigos relataron que la situación se descontroló en pocos minutos y que hubo corridas, gritos y violencia generalizada.
La Comisaría Séptima de Quilmes trabaja en el lugar junto con la UFI de turno, que investiga las circunstancias del hecho e intenta determinar quién efectuó los disparos. Hasta el momento, hay varios jóvenes demorados y se analizan cámaras de seguridad de la zona y publicaciones en redes para reconstruir los hechos.
En tanto, la familia de la víctima inició una colecta en redes sociales para afrontar los gastos del sepelio. El caso generó conmoción en el barrio, donde los vecinos reclamaron más controles para evitar este tipo de fiestas que —según denunciaron— “son habituales y sin ningún tipo de supervisión”.
La reciente confirmación de la Corte Suprema sobre la muerte del soldado Pablo Jesús Gabriel Córdoba en Zapala marcó un cambio en esta investigación. Este pronunciamiento, viene a consolidar las pruebas y teorías que se habían ido desvelando en los meses anteriores, estableciendo con autoridad judicial lo que muchos sospechaban: la muerte de Córdoba fue […]…
A veces, las miradas comparativas son necesarias: más allá del peso de las tradiciones que forjan instituciones únicas, en algo se parece, hoy, Argentina y Francia. Las políticas económicas de sus gobiernos apuntan de una manera obsesiva a la austeridad fiscal. Recortan de manera brutal las áreas que protegen la dignidad de sus habitantes: salud, educación, el bienestar material.
Ya lo escribió Mark Blyth en Austerity: The History of a Dangerous Idea: las políticas de ajuste fiscal logran que la austeridad opere como una pantalla que oculta un propósito estratégico: el traspaso masivo de recursos desde las arcas públicas hacia el ámbito privado. En Francia, por ejemplo, los datos sobre la evolución del destino de la renta nacional en forma de ayudas públicas son elocuentes. Si hace más de diez años los hogares eran el principal destino de esas transferencias, en los años que siguieron el cambio fue tan radical que hoy son las empresas las principales beneficiarias de esas partidas.
La literatura especializada las llama «Trinidad de la austeridad», así sintetizan el proyecto que consiste en transferir continuamente recursos del mundo del trabajo a los dueños de capital. Esta “Trinidad de la austeridad” depende de tres elementos interconectados:
La Austeridad Fiscal, que implica recortes en el gasto social (salud, educación principalmente) y reformas fiscales regresivas, favoreciendo al 1% que se beneficia de las ganancias del capital.
La Austeridad Monetaria, que sube las tasas de interés, lo que perjudica a familias endeudadas, ralentiza la economía y socava el poder de negociación de los trabajadores, aumentando la pauperización y el desempleo.
La Austeridad Industrial, que se manifiesta en la intervención estatal en el mercado laboral mediante la desregulación y el desmantelamiento de derechos laborales y sindicales.
Juntas, estas políticas buscan asegurar la subordinación de los trabajadores y el dominio incuestionable del orden del capital, “la casta”.
En Argentina, Milei ha enmarcado el plan de austeridad económico como la senda inevitable que el país debe afrontar tras dos décadas de “excesos fiscales”. Milei consiguió articular una coalición transversal que respaldó un ajuste sin precedentes: de la derecha clásica a los trabajadores informales. La clave del éxito momentáneo del programa residía en las consecuencias distributivas de la inflación permanente. Esto hizo que el movimiento peronista, que durante décadas ejerció una hegemonía sobre los estratos más bajos de la población, viera erosionar su base electoral. Sin embargo, los que destinan la totalidad de sus ingresos al consumo inmediato -muchos de esos trabajadores informales votantes de Milei- fueron los más castigados por la pérdida constante de su poder adquisitivo. El segmento más marginal de la sociedad quedó en gran medida excluido de estos salvavidas. Mientras tanto, la coalición peronista logró mantener el soporte electoral de los trabajadores públicos, y las clases profesionales encontraron su propio resguardo en la dolarización de sus ahorros.
Desde este punto de vista, el escenario argentino se parece, aun en términos más extremos, al contexto europeo, por la frustración creciente de los estratos más pobres de la población (una especie de mayoría invisible). Una parte de ella se alejó de los partidos tradicionales de la izquierda en Europa o del peronismo en Argentina.
Frente a este panorama, Milei irrumpió en la política argentina con una propuesta radical forjada en las ideas neoliberales aplicadas en Europa después de la crisis de 2008: desmantelar el aparato estatal, eliminar a los intermediarios económicos y desregular los mercados mediante un shock de austeridad. El camino fue presentado como la única vía para “aplastar” la inflación y, crucialmente, para anular la resistencia del peronismo. En este relato, el sufrimiento “de los grupos privilegiados” para los regulacionistas del Estado se transforma en una ganancia simbólica para el ciudadano común, similar a los discursos que en Europa enfrentan a la “gente común” contra las “élites”. En realidad, la ganancia es la de las grandes élites financieras y exportadoras del país. Nada de nuevo sobre el frente occidental.
Del otro lado del Atlántico, en pleno agosto, cuando Francia se sumergía en el letargo de las vacaciones, el ex primer ministro François Bayrou lanzaba un mensaje que resonó con fuerza: “Todos los responsables políticos se van de vacaciones, algo muy merecido, pero esto es algo que yo no haré”.
Con esa declaración de intenciones, casi un juramento de austeridad, estrenó su canal de YouTube, FB Direct. Un formato inédito para él, que prometía ser un puente directo, sin filtros ni puesta en escena, con los ciudadanos. El verdadero objetivo, sin embargo, era defender el impopular paquete de recortes presupuestarios presentado un mes antes, un amargo remedio para la economía francesa.
La ley de presupuestos para 2026, con un ajuste sin precedentes de 44.000 millones de euros, no se limita a congelar el gasto. Sus medidas más polémicas sacuden la vida cotidiana: la supresión de dos días festivos y el recorte de 3.000 puestos de empleo público. El propio Bayrou lo definió como “un año en blanco”, un sacrificio necesario para reconducir la abultada deuda y el déficit que ahogan al país.
Las cifras en Francia son abrumadoras: una deuda que alcanza los 3,3 billones de euros y un déficit del 5,4% del PIB, muy por encima del objetivo del 3% marcado por la Unión Europea para 2029. Bayrou insistía en que esta montaña de deuda no representaba una amenaza futura, sino un peligro inmediato. Un presente que exige, según su narrativa, a renuncias colectivas y a una vigilancia constante, incluso en los días de descanso.
La llegada de Sébastien Lecornu como sucesor de François Bayrou no alteró el rumbo político, sino que profundizó las mismas medidas que ya habían generado descontento a tal punto que fue eyectado en tres semanas, profundizando una crisis imprevisible. Esto desencadenó una movilización larga de la sociedad francesa, articulada desde las bases bajo la consigna “bloqueamos a todos”. El movimiento, de carácter asambleario y popular, logró converger con sindicatos, colectivos juveniles pro Palestina y movimientos anti-ajuste que rechazan el impacto social de las políticas migratorias.
En este contexto, surgido directamente desde la base, lo que hoy algunos llamarían desde la red, se ha alzado un movimiento de protesta difícil de clasificar con las categorías clásicas. Es interesante constatar cómo Francia ha sido atravesada en los últimos años por movimientos sociales opuestos a las élites económicas y políticas del país. El caso de “bloqueamos a todos” es solo el más reciente en orden de tiempo y sucede a otros movimientos populares, desde Nuit Debout hasta los chalecos amarillos.
El rugido de las asambleas obreras se apaga en la Francia del siglo XXI. Los sindicatos, antaño columna vertebral de la lucha laboral, navegan por un declive inexorable. La desindustrialización y un mercado laboral fracturado por la precariedad y el trabajo autónomo han mermado sus bases. La reforma de los órganos de representación del personal (CSE) diluyó su influencia, en un contexto donde las relaciones laborales se individualizan. Sus estrategias, percibidas como ancladas en el pasado, ya no resuenan en los nuevos talleres de la economía, alejándolos de los trabajadores a los que dicen representar. Un eco cada vez más tenue.
El germen de la convocatoria para bloquear Francia el pasado 10 de septiembre se remonta a mayo, cuando la pequeña asociación soberanista «Les Essentiels», dirigida por Julien Marissiaux (extraño teórico de la conspiración de ultraderecha), lanzó las primeras consignas en un canal confidencial de Telegram. Su mensaje, que abogaba por la salida de la UE y la defensa de los autónomos y las raíces cristianas, no obtuvo inicialmente una respuesta significativa.
El punto de inflexión llegó en julio con el anuncio de impopulares medidas económicas del gobierno: la eliminación de dos días festivos, recortes en servicios públicos y en franquicias médicas. Este malestar social encontró un altavoz perfecto el 24 de julio, cuando un video de TikTok de «Les Essentiels» que empleaba la retórica de los confinamientos sanitarios se viralizó bajo la etiqueta #bloquonstout.
La movilización trascendió entonces a sus creadores, adquiriendo una dimensión imprevista. El canal de Telegram «Indignémonos» se convirtió en epicentro organizativo, atrayendo a miles de usuarios. En un fenómeno político inusual, el movimiento aglutinó desde agosto a figuras de la extrema derecha e izquierda, a colectivos de la crisis COVID y antiguos chalecos amarillos. Esta coalición heterogénea y desestructurada, según los servicios de inteligencia, compartía el descontento social pero divergía en sus métodos, que iban desde el boicot económico hasta la ocupación de rotondas o la demanda de un referéndum de iniciativa ciudadana.
El surgimiento de “Bloquons tout” es una respuesta al retroceso del movimiento sindical y a la emergencia de nuevas organizaciones que reclaman derechos amenazados. Sin embargo, esta nueva forma de protesta encierra una fragilidad inherente.
Frente a la acción directa y a la indignación viral en redes, el sindicato perdura como un mecanismo institucional. Su fortaleza no reside en la efervescencia momentánea, sino en la continuidad estructural para la defensa de derechos y la negociación permanente. Mientras que la bronca puede diluirse, la institución sindical garantiza que las demandas no se abandonen, ofreciendo una protección duradera que la mera viralidad no puede sustituir. Así, el movimiento evidencia un malestar, pero su desafío es superar la fugacidad.
El debate público sobre la ‘derechización’ de la política y la sociedad francesa está abierto. Si desde un punto de vista electoral y político este desplazamiento hacia la derecha parece claro, a nivel de las demandas sociales esta situación es menos evidente, como lo demuestra el interesante análisis del sociólogo francés Vincent Tiberj en su libro La droitisation de la societe francaise? Mythe et realité (literalmente, El desplazamiento a la derecha de la sociedad francesa: ¿mito o realidad?). Si bien la generación de los baby boomers ofrece un importante apoyo a las ideas conservadoras a nivel social y económico, este no parece ser el rumbo de las generaciones posteriores. El fuerte conflicto social que está emergiendo en el país podría explicarse en parte por estas diferentes orientaciones. Con una política que, desde arriba, continúa imponiendo medidas económicas y sociales conservadoras y neoliberales, mientras que la sociedad también plantea otro tipo de demandas que quedan sin respuesta.
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El presidente Javier Milei sostiene, con su impronta impulsiva y dogmática, que no hay alternativa al ajuste económico porque heredó un Estado en quiebra, con reservas negativas y una inflación galopante. Su gobierno debe implementar un shock fiscal —reducción del Estado, corte de subsidios y despidos públicos— como una «quimioterapia» necesaria para sanar la economía.
Argumenta que, sin este dolor transitorio, la crisis empeoraría. La meta es eliminar el déficit, bajar la inflación y generar confianza para la inversión privada. Milei insiste en que es una medida de urgencia, no ideológica, ante la falta de fondos. Sus críticos, sin embargo, señalan el alto costo social y existen posturas económicas que proponen caminos alternativos.
Casi dos años después, el escenario es otro, pero el mensaje, el mismo, pulido por el tiempo y temperado en la hoguera de la realidad. Milei, ahora con saco oscuro y corbata azul, habla con tono de médico que anuncia un diagnóstico crudo pero necesario en un mensaje grabado, insistió en que “el orden fiscal y el superávit” constituyen “el único camino” hacia la prosperidad de Argentina y “la solución definitiva” a los problemas que aquejan al país: se lo vota para avanzar o la Argentina retrocede.
Antes de la seguidilla de desatinos políticos y de la derrota electoral frente a Kicillof en la Provincia de Buenos Aires, marcó un punto de inflexión. El mensaje llegó a todos los hogares por cadena nacional: “Aumentar el gasto público es destructivo. Cuando un Estado gasta más de lo que gana, genera emisión, y eso produce inflación: un fenómeno monetario que reduce el poder adquisitivo”.
La contundencia de la afirmación era tan seductora como engañosa. En su simplicidad, escondía una visión reduccionista de la economía, una narrativa construida sobre un solo eje causal – la emisión monetaria –, ignorando deliberadamente la complejidad que caracteriza los procesos inflacionarios. No había lugar para la inflación de costos, impulsada por alzas en los precios internacionales o cuellos de botella productivos; tampoco para la inflación de demanda, ni mucho menos para el papel de las expectativas.
Y es ahí, en ese espacio de lo no dicho, donde la teoría se quiebra. Porque la inflación también es –sobre todo– un fenómeno social y psicológico. Cuando la gente espera que los precios sigan subiendo, actúa en consecuencia: negociando salarios, ajustando precios, protegiéndose con dólares. Se crea así un círculo que se autoalimenta, independientemente de la cantidad de dinero en circulación.
Reducir todo a la masa monetaria no es solo un error técnico: es una simplificación que ignora lecciones dolorosas de la historia económica de América Latina. La multicausalidad no es solo una vaga teoría: es un cálculo de hipótesis.
Bajo la lógica implacable de una ortodoxia que se proclama incuestionable, el gobierno de Javier Milei navega entre escándalos que empañan su relato de pureza La difusión nacional del Caso Libra –con sus acusaciones de un presunto sistema de coimas del 3% que involucraría a su hermana y mano derecha, Karina Milei– parecen chocar contra un muro de convicción inquebrantable.
Fiel a un rumbo fijado sin espacio para el pluralismo ni el pragmatismo, la administración insistió en impulsar el veto a los fondos recortados a universidades públicas y las asignaciones para personas con discapacidad, aún después del contundente rechazo en las urnas del 7 de septiembre, y luego negarles presupuesto aunque la búsqueda de dinero para solventar el descalabro económico no tuviera límites como el nuevo salvataje de la administración Trump. La decisión –analizada por La Nación como un paso más en el “pantano de la Provincia de Buenos Aires”– refleja una resistencia casi dogmática a revisar estrategias, incluso ante la evidencia política de un desgaste creciente.
Frente a esto, resurgen con ironía dos frases que interpelan directamente la terquedad en el poder: aquella que advierte que “solo las bestias no cambian de opinión”, y la sentencia atribuida a Francis Bacon: “Quien no quiere pensar es un fanático; quien no puede pensar, un idiota; quien no osa pensar, un cobarde”.
Ambas funcionan como espejos incómodos para un discurso que –atrapado en su propio enjambre de certezas– parece haber opacado su capacidad para escuchar, rectificar o, simplemente, pensar. La lengua áspera y confrontativa que lo llevó al poder ahora se enreda en sus propias contradicciones, mientras la sociedad espera señales de que la rigidez no haya eclipsado por completo la razón.
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En Argentina y en Francia resuena el mismo discurso: la promesa de un futuro próspero a cambio de un presente austero, como lo han demostrado los autores en sus investigaciones en la red INCASI financiada por la Unión Europea. Se presenta como un sacrificio necesario, un camino doloroso pero único hacia la redención económica. Sin embargo, el precio de esta apuesta recae una vez más sobre los mismos de siempre: los históricamente olvidados, aquellos condenados a nadar contra la corriente de un sistema que exige cada vez más formación para no quedar atrapados en la exclusión. Para ellos, el “santuario del progreso” parece llamado San Jamás –un lugar del que solo se oye hablar, pero al que nunca se llega–. La promesa se convierte así en un espejismo que perpetúa la brecha que dice querer cerrar.
Durante el fin de semana largo, la ciudad de Neuquén registró una ocupación hotelera superior al 60% y un impacto económico estimado en 1.500 millones de pesos. La amplia participación en actividades gratuitas organizadas por el municipio reflejó el interés de vecinos y turistas por las propuestas locales, consolidó a la ciudad como un destino elegido en la región.
Uno de los eventos más destacados fue «Confluencia de Sabores», que en esta edición se realizó junto a Neuquén Emprende. Esta propuesta reunió a una gran cantidad de personas y generó por sí sola un movimiento económico de aproximadamente500 millones de pesos en un solo día, según detalló el secretario de Turismo y Promoción Humana, Diego Cayol.
Neuquén recibió turistas de todo el país
Además, las excursiones gratuitas en buses y minibuses turísticos estuvieron colmadas, incluyendo servicios especiales para actividades como la convención de vecinalistas y losfestejos por los 50 años del Colegio San Martín. Los días viernes y domingofueron los de mayor movimiento turístico, mientras que el sábado se vio levemente afectado por condiciones climáticas adversas. En cuanto al origen de los visitantes, el 70% provenía de Buenos Aires y CABA, y el resto de provincias como Mendoza, Córdoba, Entre Ríos, Santa Fe y Salta.
Cayol también destacó el compromiso del municipio para seguir fortaleciendo la oferta turística y recreativa con propuestas accesibles y de calidad. En ese sentido, subrayó que se continuará trabajando en políticas que impulsen la ocupación hotelera, favorezcan el desarrollo económico local y posicionen a Neuquén como un destino turístico atractivo durante todo el año.
Luego de días de incertidumbre, finalmente el Tribunal de Disciplina falló a favor de Deportivo Rincón, dándole por ganado el partido y la serie ante Jorge Newbery, y enfrentará el próximo domingo a Colón de San Justo, Santa Fe, por el ascenso al Federal A de este año….
Luis «Toto» Caputo descartó que el gobierno tenga en sus planes la dolarización de la economía, pese a que fue la principal promesa de Javier Milei durante la campaña que lo llevó a la presidencia aunque ahora lo niegue.
El ministro de Economía aseguró que
después de las elecciones del 26 de octubre mantendrán el actual sistema cambiario de las bandas y que «no hay esquema de convertibilidad ni de dolarización», dos versiones que circularon en los últimos días.
«No vamos a salir del esquema de bandas y el tipo de cambio sólo puede fluctuar entre esas bandas, así que por definición no puede haber devaluación», afirmó Caputo en una entrevista en La Nación +. El ministro criticó a quienes piden un tipo de cambio alto para mejorar la competitividad de la economía.
«Sí, está descartada», respondió Caputo cuando Luis Majul le consultó si está en análisis la dolarización de la economía, un rumor que circuló en los últimos días y que el principal motor de la campaña de Milei en 2023.
«Yo no estoy en contra de la dolarización,
conceptualmente nunca lo estuve.
El Presidente tampoco», aclaró. Caputo dijo que «la dolarización puede ser una alternativa que favorezca» el modelo económico de Milei, pero «tenés que tener los dólares suficientes».
«Hay muchas maneras de dolarizar, nosotros creemos que en este momento no tenemos los dólares suficientes para asegurar una dolarización exitosa. Pero no es que estemos en contra conceptualmente», argumentó Caputo.
«No hemos hablado de dolarización con Estados Unidos», aseguró el funcionario ante los rumores que habían surgido en los últimos días sobre este esquema o una nueva convertibilidad a partir de la firma del swap con el Tesoro, pero la cifra de 20 mil millones de dólares -si fuese de libre disponibilidad- está lejos de cubrir lo que se necesitaría para un cambio de esquema.