Lágrimas: la nueva puesta en escena desesperada de Espert
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Lágrimas: la nueva puesta en escena desesperada de Espert

 

El diputado libertario se «quebró» en una entrevista.

Por Ignacio Álvarez Alcorta para Noticias La Insuperable

Cuando José Luis Espert, candidato de La Libertad Avanza, se quiebra en público y apunta a Juan Grabois como responsable del “estrago” que sufre su familia, activa una estrategia clásica: transformarse en víctima para distraer de los hechos concretos que lo involucran con el empresario narco Federico “Fred” Machado.

Pero las lágrimas no borran lo que ocurrió ni lo que se conoció recientemente. Durante semanas, Espert evitó hablar con claridad sobre el financiamiento recibido por Machado, tratando de minimizar o ignorar la evidencia de la transferencia de 200.000 dólares vinculada a su campaña.


Mentir, omitir y ahora “llorar”: el rosario del relato

1. La transferencia existe y no se puede ignorar

La operación con Machado está documentada y respaldada por registros oficiales que muestran cómo el dinero llegó a manos de Espert. No es un rumor ni un dato inventado: es un hecho que desmiente sus declaraciones tardías y su relato de supuesta inocencia.

2. Uso de aviones y vínculos de campaña

Espert había admitido de manera parcial que utilizó aviones de Machado, pero los registros demuestran que los vuelos fueron frecuentes durante la campaña. Presentarlos como simples favores o gestos de admiración no oculta que existió una relación directa con un empresario señalado por narcotráfico.

3. Cambio de relato según convenga

Cuando se le preguntó inicialmente, negó haber recibido dinero o ayuda. Luego, tras la exposición de documentos, intentó justificarlo como un negocio privado o una consultoría vinculada a una empresa minera. Sus versiones cambiantes muestran que, lejos de la transparencia, eligió la omisión como estrategia.


Lágrimas que no eximen responsabilidad

Mostrarse emocional frente a los micrófonos puede generar empatía, pero no borra hechos ni responsabilidad política. Las lágrimas de Espert buscan que el público vea un daño personal frente a un supuesto ataque político, cuando la realidad es que las inconsistencias y los vínculos con Machado son claros y documentados.

Si Espert fuese verdaderamente inocente, habría actuado con transparencia desde el inicio, pidiendo auditorías independientes o aclarando sus vínculos. En cambio, esperó a que las pruebas lo dejaran acorralado y ahora intenta que su relato de víctima se imponga sobre los hechos.

El intento de conmover con lágrimas no puede sustituir la rendición de cuentas. En esta historia, la verdad no está en su emoción, sino en los documentos y registros que muestran que mintió, ocultó y solo ahora busca empatía.

 

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