La paciencia del mandril
Los consultores económicos de mayor fama en Argentina que fueron blanco de diatribas y ninguneo oficiales se preparan para jugar un segundo tiempo no previsto por los libertarios desbocados.

Por Jorge G. Andreadis* para Noticias La Insuperable
Que nuestros economistas estrella de las últimas décadas hayan visto con buenos ojos la llegada al poder de un ajustador extremista y brutal podría considerarse una actitud coherente. Que le perdonaran promesas imposibles como dinamitar el BCRA o dolarizar sin más trámite para llegar a la Rosada, también.
Al fin y al cabo, el grueso de este estrellato ha sabido explotar por un lapso prolongadísimo la cantilena del estado ineficiente y derrochón, los cucos del costo laboral argentino, el populismo irresponsable y el desequilibrio fiscal.
Y pocas veces hablar del sistema regresivo de impuestos que ahoga a los menos pudientes para fortalecer a los privilegiados o de la inequidad que significa cargar siempre sobre el lomo de los menesterosos y las clases medias las penurias propias de los repetidos ciclos de endeudamiento, fuga, crisis y posterior ajuste.

Quizá esta pléyade de consultores, constituida en criterio de autoridad por permanencia, siga creyendo que su zona de opulento confort e influencia doctoral está asegurada de por vida, sin sombra ni esbozo de serios cuestionamientos. La impresión sería que, en general, no se equivocan a pesar de los sorpresivos cachetazos que recibieron en el último año.
Han sabido esperar e, incluso, poner la otra mejilla. Sentados al umbral de las consultoras, atildados, esperan ver pasar el cadáver de ese que ni siquiera con propiedad merecería llamarse plan económico libertario. Hoy descubrimos que nuestros consultores económicos de élite escondían fortalezas y habilidades inesperadas y una cuota de cinismo superior a la prevista.

Englobados en la categoría de mandril, supieron dar a entender que eran víctimas condenadas por la rectitud y sapiencia que los caracteriza. A pesar de haber vivido momentos infaustos, su pacto con el diablo de los inequitativos ajustes sigue firme, a la espera de la debacle y los nuevos vientos que revalorizarán su ortodoxa perorata.
Por otro lado, en el terreno del lenguaje, sus ganancias no son pocas: las características del discurso presidencial, que en los tiempos preelectorales de 2023 embelesaba a incautos con su galimatías técnico enmarcado por exabruptos, hoy ha trocado en caricatura lingüística de impostor al borde del fracaso.
Por contraste, el perorar mesurado del consultor con trayectoria y experiencia, engalanado solamente con los imprescindibles tecnicismos para concientizar a la plebe de su insalvable ignorancia, vuelve a ser el modelo profético de racionalidad sapiente que ansían medios y círculos selectos.
Antes de aconsejar los disimulos necesarios para un próximo ajuste exitoso, podrían preverse retoques de imagen en la comarca consultoril: volver a jubilar al emérito Profe por chochera y conseguirle un geriátrico que ofrezca funciones de ópera, y reivindicar como mártires patrióticos a los colegas que se avinieron a asesorar formalmente al oficialismo con la sana intención de conjurar pifias en ciernes, por ejemplo.

Es momento de valorar, entonces, la hidalguía que no exagera el precio del honor y la dignidad: ni Orlando se puso furioso, ni Mingo se brotó porque cesantearan a la hija, ni Osvaldo reivindicó con desmesura el voto de su cónyuge, ni Marina quemó las naves de la compostura, ni Carlitos le tiró el tuco caliente en la cara a ningún funcionario, ni Fausto recurrió a Satán.

El presente griego de la modestia especulativa, de la mesura bien calculada, fue recibido en la Rosada, los streamings y granjas trol oficiales, con procacidad, fiesta y embriaguez de estirpe troyana. No hubo ningún Laocoonte ni se escuchó equivalente alguno al fatídico Timeo Danaos et dona ferentes.
La paciencia del mandril ya está dando frutos: frente a las murallas de mandrilandia desfilan cabizbajos los leones y, en el interior, abundan los plátanos y se apilan las ofrendas que envían los campeones de la divisa verde que le mojaron la oreja al Toto. Mandrilandia pronto volverá a llamarse Delfos, sin duda.

En el oráculo predice Sibila que el ajuste por venir será con buenos modales.
* Miembro fundador del colectivo de argentinos helenistas de Thessaloniki.