Mano a mano con Cristina Marchesoni y el intrigante mundo del chamanismo

Mano a mano con Cristina Marchesoni y el intrigante mundo del chamanismo

 

Como ustedes saben, en este espacio de El Diario de Vanesa, nos apasiona ingresar a esos mundos que son intrigantes, que nos interpelan, que no siempre tienen espacio en los medios de comunicación.

Esos mundos, que están alrededor de nuestro mundo, nos llaman a conocerlos y qué mejor que con una persona que desde hace más de 30 años trabaja en salud mental en el ámbito comunitario y tiene conexión con el chamanismo a través de raíces ancestrales.

Hablamos con Cristina Marchesoni que nos respondió gentilmente a nuestras inquietudes y abarcó todo el contenido del chamanismo, que como ella indicó no es una religión sino una “metodología ancestral que permite conectarse con la realidad espiritual a través de estados alterados de conciencia”.

El diálogo que tuvimos con Cristina

Contanos quién sos y a qué te dedicás. ¿Desde hace cuánto practicás el chamanismo? ¿Cualquiera puede ser chamán y cuál es su función?

Mi nombre es Cristina Marchesoni. Soy doctora en Trabajo Social, licenciada en Servicio Social, psicóloga social y llevo más de 30 años trabajando en salud mental y en el ámbito comunitario. Siempre he estado muy comprometida con el trabajo grupal y el acompañamiento a las personas. Amo profundamente mi profesión.

Mi conexión con el chamanismo tiene raíces ancestrales. Mi abuela materna pertenecía al pueblo originario Chiriguano-Chané, un pueblo guaraní de Bolivia. Ella era hija del cacique y se llamaba Shikairu, que significa «bella que va». Aunque no la conocí, mi madre fue una gran transmisora de las costumbres de esa cultura. Ese linaje me acompaña desde siempre.

En 2003, luego de realizar distintas formaciones en disciplinas como reiki, yoga y otras prácticas integradoras, me encontré con la Fundación para Estudios Chamánicos del Dr. Michael Harner. A partir de ahí comencé una formación profunda que culminó entre 2011 y 2013 con un entrenamiento intensivo, en lo que fue el primer grupo de formación chamánica en la Argentina. Desde entonces, practico de manera comprometida y continua. Formo parte de un grupo chamánico que se reúne todos los viernes desde 2013 para seguir profundizando.

Quiero aclarar que quienes vivimos en contextos urbanos no solemos llamarnos «chamanes» en el sentido tradicional. Somos practicantes chamánicos, porque el verdadero chamán es una figura comunitaria que vive en contacto profundo con la naturaleza y su comunidad, como ocurre en muchas culturas originarias. Aun así, asumimos una gran responsabilidad, porque la práctica sigue siendo profundamente transformadora.

¿Cualquiera puede ser chamán?

Sí, si está dispuesto a asumir el compromiso de servir a los demás con ética, humildad y conexión espiritual. Es una función profundamente ligada a la sanación, la guía y el equilibrio.

¿Qué es el chamanismo? ¿Es una religión?

No, el chamanismo no es una religión. Es una metodología ancestral que permite conectarse con la realidad espiritual a través de estados alterados de conciencia, generados principalmente por el sonido del tambor o de la maraca. Esta práctica puede coexistir con religiones establecidas, como ocurre en Siberia o Japón, donde el chamanismo convive con el budismo.

El chamanismo tiene miles de años. Según el antropólogo Mircea Eliade, en su libro Chamanismo y las técnicas arcaicas del éxtasis, se trata de la práctica espiritual más antigua de la humanidad. Y lo que la define es el viaje chamánico: el viaje consciente a otras realidades no ordinarias para sanar, obtener guía y recuperar poder espiritual.

¿Cómo se realiza la práctica chamánica y con qué frecuencia?

La práctica chamánica puede realizarse en cualquier momento, dependiendo de la necesidad o la intención. En mi caso, forma parte de mi vida diaria. Estoy constantemente en contacto con mis espíritus y animales de poder. Los invoco para protección, sanación o para acompañar a otras personas que buscan orientación.

Quiero compartir que los chamanes existieron desde el inicio mismo de la humanidad. En el libro El clan del oso cavernario, de Jean M. Auel, se describe cómo ya en tiempos del Neandertal y el Cromañón existía esta figura del chamán, quien se ocupaba del bienestar espiritual del grupo: elegía los asentamientos, identificaba plantas medicinales, conectaba con los espíritus y asignaba animales de poder.

¿Qué funciones cumple el chamanismo hoy en día?

Hoy, el chamanismo sigue siendo una herramienta muy poderosa para la vida cotidiana. Nos ayuda a resolver conflictos familiares, sanar heridas emocionales, recuperar fragmentos del alma e incluso acompañar procesos de muerte o tránsito espiritual.

En los encuentros que realizo desde hace varios años, veo un crecimiento enorme del interés por estas prácticas, especialmente en personas jóvenes. Hay una necesidad muy profunda de reconectar con lo espiritual desde un lugar auténtico, no dogmático. El chamanismo responde a esa búsqueda.

¿Podés contarnos una experiencia personal que te haya marcado?

Una que recuerdo con mucho cariño es la experiencia de volver a manejar después de más de 30 años. Me había mudado lejos de la ciudad y necesitaba manejar, pero tenía mucho miedo. Entonces empecé a ver, de forma reiterada, carteles de escuelas de manejo por todos lados. Sentí que los espíritus me estaban hablando.

Hice un viaje chamánico y se presentó una tortuga como animal de poder. Me transmitió calma y firmeza. Mi hija, que es bióloga, me recordó que no podía tener una tortuga real, pero conseguí una figura de tortuga que me acompañó en cada práctica. Sentí una gran protección.

Gracias a esa guía espiritual, hoy manejo por todo el país. Esa experiencia me demostró que los espíritus están presentes incluso en los desafíos más cotidianos, si estamos abiertos a escucharlos.

¿Existen diferentes tipos de chamanismo?

Sí, muchísimos. Hay chamanismo en todas las regiones del mundo: siberiano, andino, amazónico, mesoamericano, inuit, coreano, entre otros. En México, por ejemplo, hay múltiples tradiciones de origen maya, mexica, totonaca. En Corea del Sur, el chamanismo sigue siendo una práctica viva.

Lo fascinante es que, pese a la distancia geográfica, todas estas tradiciones comparten principios universales: el viaje chamánico, el trabajo con los espíritus y el uso del sonido para entrar en estados alterados de conciencia. Esto demuestra que el chamanismo es una sabiduría universal.

¿Cómo ven los chamanes el mundo actual? ¿Cuál es su visión?

La visión chamánica es profundamente espiritual y compasiva. Se reconoce a la Tierra como un ser vivo, sagrado, con el que debemos estar en armonía. El chamán ve más allá de lo visible. Trabaja con el alma de las personas, los espacios y la comunidad.

En el chamanismo andino, por ejemplo, se habla de la «vuelta del Inka», un despertar espiritual global. Aunque vivimos tiempos difíciles, también hay muchas personas trabajando para expandir la luz y la conciencia en el mundo.

¿Qué lugar ocupa el chamanismo como práctica espiritual diaria?

Tiene un lugar central. No es algo que se practique de forma esporádica: es una forma de vida. En mis encuentros —que no llamo talleres, sino «encuentros»—, trabajamos para reconectarnos con lo sagrado que habita en cada uno.

Cuando una persona se forma en esta práctica con intención y compasión, es acompañada por los espíritus. Ellos vienen en su ayuda. El chamanismo es un camino de sanación, compasión y servicio hacia los demás. Y los resultados son visibles: las personas encuentran alivio, propósito y fortaleza.

¿Cómo te pueden contactar y conocer más sobre tu trabajo?

Trabajo junto a mi hija Marianela en la organización Yopoy Argentina, desde 2019. Comenzamos con viajes de meditación en la naturaleza, especialmente al Iberá, y luego expandimos nuestro trabajo a Capital Federal y Castelar, donde tenemos centros donde realizamos formaciones, encuentros, iniciaciones chamánicas y talleres de sanación.

Nos pueden encontrar en Instagram como @YopoyArgentina. El nombre «Yopoy» proviene del guaraní y significa «dar y recibir», una filosofía que nos representa profundamente.

También pueden escribirme al número +54 9 11 4023 6433. Estoy a disposición para consultas, encuentros o formaciones.

¿Querés compartir algo más para cerrar?

Sí, me gustaría contar que próximamente, a partir de septiembre, comenzaremos a ofrecer una formación chamánica online por Zoom. Esto responde a la cantidad de personas de distintas provincias y países que nos han pedido participar y no pueden asistir presencialmente. Gracias, Vanessa, por este espacio. Siento que estos encuentros no son casuales: son parte del tejido invisible que nos une. Espero que podamos reencontrarnos, porque creo profundamente en los reencuentros de alma.

Bueno, espero que les haya gustado esta entrevista, a mí me cubrió todas las dudas e inquietudes que tenía sobre el chamanismo.

¡Será hasta la próxima!

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