Hoy comienza la tercera y última semana de la colonia de invierno destinada a niños y niñas de entre 5 y 10 años organizada por la Dirección de Deportes de la Municipalidad de Villa Regina.
La actividad se desarrollará durante lunes, miércoles y viernes según el siguiente cronograma:
*14 a 15,30 horas: concentración Plaza de Padre Gardin. Concurren de barrios Soyem, Aluvita, Progreso, Padre Gardin y alrededores.
*16 a 17,30 horas: concentración en el Pulmón Ecológico. Concurren de barrios Fedalto, CGT, Ailen, Tierra del Fuego, Plan Vea, Los Rosales y alrededores.
El morbo tiene reservado un lugar especial para nosotros los enfermos y compartimos espacio con los accidentados; que a ver cómo se la arreglan con el trauma, que qué es lo que pueden con las nuevas circunstancias, hasta dónde llega el límite de lo humano, qué contorno tiene la dignidad, cómo hace eso que hace o cómo hará eso que tendrá que hacer.
Este lugar del morbo se despliega en dos líneas narrativas que operan en simultáneo; una se encuentra en la superficie y está envuelta por un campo de energía luminoso y afirmativo, su propósito es demostrar aliento aunque huela más a indigestiones y muelas podridas que a respaldo y contención. La segunda merodea sagaz por el crepúsculo interno, su secuencia argumental tiene sed de castigo y exterminio.
Lo que cautiva de este espectáculo siniestro no es el camuflaje del subtexto que disimula lo perverso. Es decir, no se trata de un instrumento del relato. Cautiva porque ver al otro remar en su mierda deja en evidencia los privilegios propios, es una forma de distancia y contraste, un regocijo canalla que aparece cuando se observa a los demás haciendo malabares para soportar el dolor.
Sus ojos son el ojo de la cerradura que mira y te hace mirar en simultáneo, pero ojo que este libro no es un espejo donde reconciliarse ni un tratado de paz con el infierno personal.
Así de implacable es este morbo, un magnetismo narcotico. Debe tener una modulación particular para no perder el tono de la lástima, la empatía y la superación, principios constitutivos del régimen de la resiliencia. Y como no podía ser de otra manera, para esto hay muchos títulos: porno inspiracional, absolución cristiana, enjuague moral, etc. etc. Los todavía sanos en calidad de testigos frente a los sobrevivientes aguardan inquietos por algún remate: la cura, la rehabilitación o la muerte, un rito de paso de un estado a otro que alivie las conciencias y restituya el orden que la enfermedad desacomoda.
Pero María Moreno no le da el gusto a cualquier sádico. Estamos hablando de un cortocircuito. En La Merma no hay acatamiento sino decepción: quien busque una respuesta sosegadora, un bálsamo progresista en torno a la identidad o una declaración de sufrimiento que haga brotar misericordia, no tiene idea dónde se ha metido, y saldrá de su último libro con más frustración que consuelo.
Esto no es un halago para vos, María. Mi admiración, digo, no es de tan tonta calidad, sino más bien un aviso para ustedes que están leyendo sobre aquello que se sostiene sin asco durante todo el libro: la enfermedad hace otras cosas además de amenazar, humillar o producir lamento.
En este nuevo coágulo de la historia, la enfermedad vuelve al corazón del debate político pero ahora la cordura perdió eficacia como instrumento discursivo.
Pero sería bien inocente suponer una voluntad de decepción, como si La Moreno fuera de las que recurren a ademanes literarios y piruetas estilísticas para merecer tal o cual etiqueta. Su elaboración del artificio nunca ha tenido que ver con la distancia estéril de la etnografía bajo un régimen temático, sino con hacer aparecer las vidas y las cosas que, con rigurosidad, ilustra a partir de los efectos que surten los encontronazos en su propio cuero.
En La Merma la veracidad no importa en tanto copia fiel de la realidad porque lo que a ella la calienta es la ficción. Tampoco importan las expectativas del lector porque no le debe nada a nadie más que a sus fijaciones.
La Moreno es una degenerada, y eso no es un procedimiento sino un atajo para entrarle al morbo por el agujerito del costado sin tanta sarasa moral. Sus ojos son el ojo de la cerradura que mira y te hace mirar en simultáneo, pero ojo que este libro no es un espejo donde reconciliarse ni un tratado de paz con el infierno personal. La Merma se aventura a contrabandear lo sucio y problemático que vibra en las bajas frecuencias de la vida con el calor de una carcajada guasona liberándote de tus deudas con la coherencia. Aún así, no hay ánimo alguno de reparación.
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Cuerpos amontonados, cuerpo de obra, corporalidades y disidencias, cuerpos en fuga, cuerpa, cuerpe, cuerpo con x, cuerpo con arroba, cuerpo con guión bajo, corporalidades, corporrealidades, cuerpito, teoría del cuerpo, poéticas del cuerpo, oye tu cuerpo pide salsa, acuerparse, poner el cuerpo, poner la cuerpa, soma, esqueleto, cuerpos en disputa, máquina, fábrica, flujos. El gesto de decir “cuerpo” está vaciado de sentido. Si solo nombrarlo fuese suficiente para exonerarse de toda alienación, alcanzaría con decir dolor para rajar del sufrimiento. Si digo morfina ¿aliviaré? Pero como a ella nunca le importó la obsecuencia con la época, La Merma tampoco es un facsímil de los discursos buena onda de turno que repiten consignas a lo pavo, pese a que la severidad que acontece en su biografía haría tambalear a todo guapo colgado de luchas colectivas mangueando compasión. Hace rato venimos viendo cómo, por mucho menos, cualquiera se sube al podio para dar cátedra de sensibilidad social, violencias y padecimientos, encaprichados por volverse referentes, funcionarios, gerentes.
Este libro llega en un estado de fragilidad de la vida singular, social y global sin parangón: montañas de cadáveres desbordando de las pantallas, formas de explotación laboral moleculares, alteraciones técnicas y digitales de la psiquis, solapamientos temporales, nuevas formas de fascismos, velocidades de cálculo inalcanzables para la mente humana, bellezas hiperbólicas, mecanismos de tortura imperceptibles, anatomías transformadas con precisión milimetrica. Hasta el gobierno nacional reclama protagonismo en la agenda de la eugenesia global cagando a palos a jubilados, cortando antirretrovirales y medicamentos oncológicos, escupiendo a todo aquel que se parezca al más sano y cuerdo de todos, nuestro presidente elegido democráticamente.
La Moreno es una mala sobreviviente. A lo largo del libro se nota que agradece estar viva pero lo hace con una mueca socarrona y desabrida que desmantela la tragedia.
En este nuevo coágulo de la historia, la enfermedad vuelve al corazón del debate político pero ahora la cordura perdió eficacia como instrumento discursivo. Las ultraderechas se mofan de la normalidad desde su empoderamiento psicofarmacológico instalando un orden donde los putos, los raros, las travas, los negros, los viejos, las minas y los enfermos somos basura de descarte. ¿Quién queda en sus filas? ¿A quién llevarán a Marte?
Si treinta años atrás el cuerpo era un campo de batalla -siguiendo a Butler- hoy estamos frente a un escenario de devastación atiborrado de esquirlas, pedazos de órganos por acá, cachos de subjetividad por allá. Como si cada trozo de nosotros fueran los soldaditos minúsculos de la Batalla de Curupaytí pintada por “El Manco”, nuestra carne y persona visten uniformes rojos y merodean desorientados por ahí.
No podemos saber a ciencia cierta si la guerra ya pasó aunque la destrucción sea evidente. En el segundo párrafo de la página veintiséis de La Merma, Moreno escribe: “la mayor transgresión al modelo de belleza humano es quebrar el principio de simetría”. Me pregunto si existe algo más asimétrico que una derrota. Pero a pesar de que el cuerpo real, ontológico y lingüístico sea una batalla perdida, insiste en hacer otra cosa con ese desastre y lo lleva a cabo desplazando al cuerpo del sintagma escritura como centro de sentido; en ventilar la finitud de sus posibilidades como vida funcional versus la permanencia del relato a sabiendas de su cafisheo cruzado. Lo hace sin rendirle pleitesía al monumento de la literatura.
Pareciera que no le excita esa cosa autorreflexiva y anodina del escritor mirando su práctica o la paja de esas literaturas del yo que rebalsan en las librerías y de tan iguales parecen mimetizarse con edictos policiales. Además de los otros, sus excesos también han sido la cultura de masas, los medios hegemónicos de información, los expulsados de la historia oficial del mundo, cualquier otra cosa que no se corresponda con los berretines de los grandes temas legalmente importantes para las autoridades intelectuales. Me refiero a que el agotamiento del tópico cuerpo también está puesto en consideración para sus elucubraciones. María impugna su propia verdad, enferma la escritura, infecta y contamina su propio canon pero ese gesto no es el corte de cinta que inaugura su nueva identidad bajo la luz radiante y colorida del testimonio; ella es una desequilibrista en esta cuerda floja y recta de obviedades desde siempre, aunque ahora tenga su propio carnet de rareza.
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Si tanto hemos discutido el lugar de víctima, La Merma viene a desbarajustar el lugar de sobreviviente y acá aparece de nuevo la decepción. Como era de esperarse, La Moreno es una mala sobreviviente. A lo largo del libro se nota que agradece estar viva pero lo hace con una mueca socarrona y desabrida que desmantela la tragedia, y no suelta la queja porque ella bien sabe que organizarla en el lenguaje es la arteria para que devenga en protesta.
Al comienzo de la página ciento cinco se pregunta por qué no pensó en su madre. Pero, ¿reconocer una ausencia no es una forma de aparición? ¿No habíamos quedado en eso? Sin embargo se toma el tiempo para evocar a la madre de Virginia Woolf, otra mostra como ella con la que conversa desde siempre. Cincuenta años antes de que Orlando y la Señora Dalloway escandalicen los corsarios, Julia Stephen ya estaba empecinada con la relación entre cuerpo y justicia social. En su Tratado sobre enfermería toma la sábana como significante del dolor y plantea una política de la disposición y la textura para fabricar una mínima dignidad a sus pacientes. Desde la atención microscópica a las migas en la cama hasta el cuidado del pelo, la madre de la Woolf propuso una ética del cuidado que resuena de fondo en la internación de la Moreno como terreno de sospecha.
Y aunque María Moreno sepa por vieja, por diabla y por enferma, también tiene miedo. Reconoce que se está rompiendo y en vez de lamentarse, se sorprende al descubrir que posee un cuerpo.
Luego del bar, la noche, los antros, las manifestaciones, La Moreno vuelve al hospital y aunque este ya sea considerado paisaje recurrente de la literatura universal, no se detiene en los chalecos de fuerza foucaultianos, ni en las salas de espera chejovianas, ni en el quirófano lombrosiano. Ella okupa la cama como unidad básica con su secuaz Lamborghini flotando en el lugar. Insiste en el problema metafisico de la sábana ya no exclusivamente como territorio de disputa erótica, sino como un velo horizontal que, más que correrlo para echarle luz a lo reprimido, precisa ser alisado para atenuar la tortura de los pliegues producto de una noche revoltosa. Una cama bien tendida recompone la estructura simbólica que el dolor destruye, la sábana es la carne del fantasma.
Y aunque no sea lo que la Bastilla para el Marqués de Sade en Los 120 días de Sodoma, el Basavilbaso de Moreno se parece más al Hospital Británico de Viel Temperley o lo que el Neuropsiquiátrico de Oliva para Jorge Bonino pero con olor al área de infectología del Rawson. El paladar de la institución de encierro estimula la lengua y hace salivar desde una poética del síntoma hecha de la jerga biomédica hasta una gramática de protestas con y en contra del sistema de salud haciendo una maraña de posiciones donde no hay ni malos ni buenos, solo circunstancias que ella atraviesa en dirección oblicua.
En La Merma se la siente silbar bajito y con la espesura de su nueva velocidad. “Voy hacia lo que menos conocí en mi vida: voy hacia mi cuerpo”, una cita tatuada en la nuca que se asoma por encima de su nuevo vehículo eléctrico en el que se aleja tartamudeando sin ritmo.
Más que un técnica literaria, su monólogo interno es un artefacto auditivo que viene refinando desde siempre en retratos y crónicas pero esta vez redirigido hacia ella misma. Y aunque María Moreno sepa por vieja, por diabla y por enferma, también tiene miedo. Reconoce que se está rompiendo y en vez de lamentarse, se sorprende al descubrir que posee un cuerpo. Renuncia al pasaporte de humanidad que es la bipedestación porque caminar nunca fue importante para ella y la perturba reconocer la escritura como un trabajo profundamente manual al ver su diestra paralizada. Y ahí recuerda que la usa para sostener, para excitar, para lavarse, aunque ahora nada de eso importa si no funciona su mano util de diez dedos y curiosamente eso trae alivio, al menos para mí.
Cualquier otra cosa que haga saltar el destino irrevocable de la anatomía humana en su devenir robot, es que a La Moreno no le queda bien el grillete de autómata.
Amigarse con la decadencia de la salud debe ser de las tareas más ásperas de la vida y a veces un consuelito sublingual viene bien, aunque al cabo de un rato se diluyan sus efectos. Admito que la imagen del garfio mucho no me calienta, se me hace medio chongo y adornado, como juguete de un Barbanegra para principiantes alardeando Swarovski y sofisticación de estaño. En cambio me imagino su dedo del fuck you bueno como una cerbatana que escupe dardos hirviendo, como un estoque, un catéter que hurga por dentro, una punta para cuidarse en el yire. Cualquier otra cosa que haga saltar el destino irrevocable de la anatomía humana en su devenir robot, es que a La Moreno no le queda bien el grillete de autómata.
El léxico hospitalario tiene un latiguillo para el ACV: “time is brain”. Pero el bisturí al igual que la escritura es un instrumento de paciencia y ella lo sabe aunque la prisa haya sido la velocidad de su educación sentimental, y no la azota cualquier rebenque; así se peina, así escribe, así señala cada tecla con ese dedo dildo manicurado y coleando.
Igual, se rescata del eterno sueño y toma perspectiva de sus aparatos corporales disponibles junto a la ritmología de sinapsis entre ellos para lograr construir una oración. Dice: “He renunciado a mis excesos barrocos y a mis enumeraciones caóticas rococó. He llegado a la síntesis por un déficit, no por voluntad. Y he ganado lectores: ahora soy transparente, mientras que mi habla se vuelve, a veces, infranqueable”. Se burla de la economía gramatical que deambula paranoica por los borradores de quienes escriben especulando con las extensiones porque sabe que su desmesura está concentrada en cada punto, en cada coma, en cada letra.
En vez de refunfuñar y colgar los guantes como haríamos la mayoría, ella se da vuelta e inventa otra cosa con lo que hay, no sin antes eludir los aplausos de la novedad, de la superación, de la piedad, pirándose por el callejón de la acidez prepotente y la ironía escatológica. Claro, no podía ser de otra manera, ella es la primera en asquearse con la idea de un “Método Moreno” aunque el asco ya no sea lo mismo luego de que La Moreno exista. Imagino que nada le debe producir más escozor que la descendencia cristalizada en idolatría literaria por la que tanto trabajan algunos machos de la zona o los vitoreos ProVida que higienizan su supervivencia cuando la informan que sigue escribiendo como antes.
Y ahora María, que solo sos tu lado izquierdo y sabés lo que es cargar con esta lepra, ahora que finalmente pertenecés a un grupo vulnerable y hablás en primera persona y no en nombre de otros como un alma bella bienpensante, ahora que finalmente llegan los premios y los reconocimientos y que en el fondo todos sabemos que se deben a tu silla de ruedas y no a vos, ¿no te parece que el mundo de los raros también es un poco aburrido? Vamos, entre enfermos no nos vamos a pisar los recetarios.
La victoria aplastante del peronismo en Buenos Aires posiciona a Axel Kicillof como un líder indiscutible de la oposición. Su estrategia de desdoblar las elecciones —por primera vez— en la provincia más poblada del país, de provincializar la elección y de movilizar a los intendentes le dieron la razón frente a las críticas que recibió durante meses al interior del espacio. Los resultados, además, parecen haber confirmado un cambio de roles. La voz de Cristina se escuchó en un búnker donde ya se cantaba desembozadamente es para Axel la conducción, aunque ella siga sin darle ese lugar. Sergio Massa, a quien unos y otros le atribuyeron el éxito de la rosca por la unidad, parece haberse adaptado cómodamente a su lugar de operador tras bambalinas. Más allá de la audaz jugada del Gobernador, los trece puntos de diferencia sorprendieron a propios y extraños. Ahora: ¿cómo leer el resultado y las nuevas posiciones en juego?
El triunfo arrasador de Fuerza Patria sobre La Libertad Avanza se explica por varios factores. A saber: el desdoblamiento de las elecciones, la capacidad de movilización de los intendentes del conurbano, el desempeño económico del Gobierno nacional y el reciente escándalo de corrupción que involucra a la hermana del presidente. Kicillof plebiscitó su gestión en el momento más crítico del Ejecutivo nacional, días después de que el Congreso diera vuelta el veto presidencial a la emergencia en discapacidad y se encamine a convertirse en un actor más desafiante.
Provincialización de la elección, nacionalización de los resultados
Kicillof hizo una apuesta grande y desdobló las elecciones provinciales oponiéndose a Cristina Fernández de Kirchner y a su hijo Máximo, que insistían en la inconveniencia de hacerlo. Pero contó con el apoyo de decenas de intendentes y ex intendentes con cargos ejecutivos, como Verónica Magario y Gabriel Katopodis. El desdoblamiento y la provincialización de la elección fue clave para el triunfo de Fuerza Patria y puso el peso de movilizar el voto en los intendentes, muchos de los cuales encabezaron listas en sus secciones electorales. Los resultados se leyeron en clave nacional.
El gobierno nacional apuntó a la estrategia contraria y buscó nacionalizar la elección de la provincia de Buenos Aires, la madre de todas las batallas electorales. Nunca antes una elección provincial había recibido tanta atención nacional. El desdoblamiento es algo común en el resto de las provincias, pero es la primera vez que se hace en la provincia de Buenos Aires, cuya suerte siempre estuvo atada a los vaivenes de la política nacional.
Milei se cargó la campaña al hombro y empezó a jugar fuerte en el territorio bonaerense. Frases con peso histórico —“Kirchnerismo nunca más”— marcaron el eje de su discurso y le dieron un tono épico a la disputa. Sus principales alfiles territoriales —el intendente de Tres de Febrero, Diego Valenzuela, y el intendente de General Pueyrredón, Guillermo Montenegro— salieron a la cancha como cabezas de lista en sus secciones electorales, mientras viejos jugadores del PRO, como Diego Santilli y Cristian Ritondo, no dudaron en cambiar de camiseta y sumarse al equipo libertario desde el minuto uno. Mientras tanto, el gobierno nacional sigue intentando esquivar los escándalos de corrupción que suenan al ritmo de Guantanamera, con el 3 por ciento que se habría llevado Karina instalado en el centro de la conversación pública.
La victoria de Kicillof en la provincia de Buenos Aires no sólo consolida a un gobernador con fuerte proyección política, sino que también ordena al peronismo en un momento de dispersión y búsqueda de liderazgo. La provincia más poblada del país vuelve a convertirse en el corazón de la estrategia opositora frente al gobierno nacional, y la figura de Kicillof se proyecta como un articulador posible entre las distintas corrientes internas del PJ. El desafío será transformar ese capital electoral bonaerense en una estrategia nacional, capaz de superar las fragmentaciones y ofrecer un horizonte común. Si el peronismo logra hacerlo, Kicillof puede convertirse en el eje alrededor del cual se reorganice la oposición al oficialismo en los próximos dos años.
La reconfiguración interna del peronismo se da en un momento en que los liderazgos tradicionales atraviesan un desgaste evidente. Cristina Fernández de Kirchner conserva centralidad simbólica, pero la decisión judicial de impedirle participar en la contienda electoral abrió un vacío que pareciera de a poco llenarse. Sergio Massa, tras la derrota presidencial de 2023, se concentra en la rosca política detrás del armado electoral. Kicillof le atribuyó ser el artífice de la unidad del peronismo en la provincia. El gobernador emerge con un perfil propio: una decisión que hace unos meses parecía una locura para algunos lo convirtió en un referente ineludible de cara a la discusión sobre el futuro liderazgo nacional y le dio autonomía de Cristina y de la Cámpora, algo que el expresidente Alberto Fernández nunca pudo lograr. Sin embargo, no hubo caras nuevas en las boletas de Fuerza Patria. Más bien, lo que se vio fue la capacidad de los dirigentes territoriales establecidos de movilizar el voto.
Las implicancias de este triunfo también se ven en la relación con los demás gobernadores. La mayoría optó en los últimos años por estrategias centradas en la gestión local y en acuerdos pragmáticos con el gobierno nacional. Kicillof, en cambio, ofrece una referencia de oposición más clara que puede atraer a gobernadores peronistas. Osvaldo Jaldo, el gobernador peronista de la provincia de Tucumán (ex aliado de Milei), escribió en X tras el triunfo de Kicillof: “en Buenos Aires, el pueblo habló con paz y con fuerza. Felicitamos al gobernador @Kicillofok por un triunfo que ratifica el rumbo de su gestión y demuestra el respaldo de los bonaerenses a @FuerzaPatriaBA, poniendo un freno a las políticas del Gobierno Nacional. Estos resultados nos marcan el camino: los argentinos queremos paz social, unidad, trabajo y producción, para seguir construyendo una Patria mejor”.
La victoria bonaerense proyecta al peronismo hacía un desafío inmediato: disputar con fuerza las elecciones legislativas de octubre. El resultado en Buenos Aires es decisivo, no sólo por el peso de sus bancas, sino porque marca la capacidad del peronismo para presentarse como alternativa de poder. Con este resultado electoral, Kicillof no sólo aseguró la gobernabilidad provincial, sino que se ubicó en el centro de la reorganización del peronismo a nivel nacional. De aquí en más, lo que ocurra en el peronismo girará, en gran medida, alrededor de cómo el gobernador bonaerense logre transformar su triunfo local en un liderazgo capaz de proyectarse más allá de los límites de la provincia.
Victorias en el conurbano y el interior
El conurbano bonaerense fue la región dónde la polarización entre las huestes libertarias y el peronismo apareció con mayor nitidez. En la Primera y en la Tercera sección electoral, que nuclean a los distritos más densamente poblados, los resultados fueron sorpresivos no por la victoria de Fuerza Patria, sino por lo abultado del resultado. Si bien se descontaba una victoria en la Tercera Sección, donde el peronismo gobierna 17 de 19 municipios (entre ellos La Matanza, el municipio más poblado del país, y bastiones como Lomas de Zamora, Berazategui y Florencio Varela) la diferencia de 25 puntos a favor de la lista encabezada por la vicegobernadora, Verónica Magario, no figuraba ni en las predicciones más optimistas. De la misma manera, el ex intendente de San Martín Gabriel Katopodis se impuso por 10 puntos al intendente de Tres de Febrero, Diego Valenzuela, en la Primera Sección, que aparecía como una de las disputas más reñidas en todo el territorio provincial.
En su estrategia de nacionalizar la elección, Milei eligió cerrar la campaña en Moreno, otro bastión peronista de la Primera. La decisión fue un arma de doble filo: la debacle económica y los escándalos de corrupción terminaron de inclinar la balanza en contra de las aspiraciones libertarias. Pero no fue solo el impacto de la política nacional lo que explica el resultado final. Si la estrategia libertaria fue de nacionalización, en el territorio primó una fuerte municipalización que se reflejó en las candidaturas testimoniales de varios intendentes de peso. Incluso intendentes no alineados con el gobernador en la interna del peronismo provincial, como el malvinense Leonardo Nardini, decidieron jugar fuerte y encabezar la lista para concejales en sus distritos.
La municipalización también tuvo su efecto positivo en los votos para La Libertad Avanza. La fuerza del presidente triunfó en los tres municipios del conurbano cuyos intendentes forman parte de ese espacio: Tres de Febrero, donde Valenzuela encabezó la lista a diputados provinciales por la Primera; San Isidro, gobernado por Ramón Lanús; y Vicente López, donde gobierna Soledad Martínez.
San Miguel podría haberse convertido en el cuarto distrito pintado de violeta en el conurbano, pero las tensiones entre el Gobierno nacional y Pablo Delatorre (hermano del ex intendente y líder local, Joaquín Delatorre) a raíz del escándalo por la retención de 5 millones kilos de alimentos destinados a comedores infantiles durante su gestión en el ministerio de Capital Humano, llevaron al delatorrismo a seguir una estrategia vecinalista. ¿El resultado? En la elección local se impuso Primero San Miguel, fuerza del delatorrismo, con el 39 por ciento de los votos, frente al 32 de FP y al 19 de LLA. Sin embargo, en la categoría para la legislatura provincial, FP fue la fuerza más votada y duplicó los votos de LLA. Otra apuesta fuerte por la municipalización de la elección fue la del intendente de Tigre, el peronista Julio Zamora. Enfrentado desde hace varios años al peso pesado del peronismo local, Sergio Massa, Zamora optó por abandonar las filas del peronismo y encabezar la lista de diputados provinciales por Somos Buenos Aires, una alianza heterogénea del GEN, la Coalición Cïvica y dirigentes políticos desencantados con las fuerzas principales. Su lista quedó tercera y él quedó afuera de la legislatura provincial. En una elección muy pareja, el triunfo local fue para la lista de FP encabezada por el massista Sebastián Rovira.
En el interior bonaerense el resultado sorprendió a propios y extraños. El enclave agropecuario, históricamente esquivo al peronismo, no se tiñó completamente de violeta como se esperaba en la previa. Fuerza Patria logró imponerse en tres de las cinco secciones electorales que conforman el interior de la provincia, dejándole solamente dos a la Libertad Avanza. El rol de los intendentes que anteriormente habían pertenecido a Cambiemos y que no se alinearon con LLA fue fundamental para que esto ocurra.
En la Segunda Sección (Arrecifes, Baradero, Capitán Sarmiento, Carmen de Areco, Colón, Exaltación de la Cruz, Pergamino, Ramallo, Rojas, Salto, San Andrés de Giles, San Antonio de Areco, San Nicolás, San Pedro y Zárate) se conformó un escenario de tercios. A la disputa entre FP y LLA se sumó un tercer espacio denominado Hechos, creado por los hermanos Passaglia, que gobiernan el municipio de San Nicolás. A este espacio se sumaron otros intendentes de peso de la sección como Javier Martínez en Pergamino (la segunda ciudad en importancia de la sección). La principal razón del surgimiento de este espacio político no fue su rechazo al gobierno de Milei, sino su negativa a aceptar las exigencias de los libertarios en la conformación de las listas legislativas. Las exigencias de la cúpula de LLA con algunos dirigentes de la provincia demostraron ser un grave error en el armado político, que Milei remarcó en su discurso luego de la derrota electoral.
En la Cuarta (Alberti, Bragado, Carlos Casares, Carlos Tejedor, Chacabuco, Chivilcoy, Florentino Ameghino, General Arenales, General Pinto, General Viamonte, General Villegas, Hipólito Yrigoyen, Junín, Leandro N. Alem, Lincoln, Nueve de Julio, Pehuajó, Rivadavia y Trenque Lauquen) FP ganó por un margen mayor que en la Segunda, pero también surgió una tercera vía con el frente Somos Buenos Aires como protagonista. Allí, la actuación de los intendentes de Chivilcoy (Guillermo Britos, intendente de un partido vecinal que fue aliado de Milei en 2023) y de Junín (Pablo Petrecca, intendente del PRO y alfil político de Mauricio Macri en la provincia) fue fundamental. Las imposiciones que LLA pretendía hacer tanto en las listas a concejales como a diputados provinciales hicieron que estos intendentes, al igual que varios otros del interior bonaerense, se negaran a ponerse la camiseta violeta.
Fuerza Patria también triunfó en la Séptima (Azul, Bolívar, General Alvear, Olavarría, Roque Pérez, Saladillo, Tapalqué y Veinticinco de Mayo), donde cinco de los ocho municipios son gobernados por FP y el único intendente aliado a Milei decidió ir con lista corta de concejales.
El gobierno nacional encontró un motivo para celebrar en la Quinta. Logró imponerse en Mar del Plata (principal ciudad del partido de General Pueyrredón) gracias a la victoria del actual intendente, Guillermo Montenegro, uno de los primeros intendentes del PRO que pegó el salto a LLA. Sin embargo, el margen de la victoria fue más estrecho de lo que el oficialismo esperaba. También festejó en la Sexta (Adolfo Alsina, Adolfo Gonzales Chaves, Bahía Blanca, Benito Juárez, Coronel Dorrego, Coronel Pringles, Coronel Rosales, Coronel Suárez, Daireaux, Guaminí, General Lamadrid, Laprida, Monte Hermoso, Patagones, Pellegrini, Puán, Saavedra, Salliqueló, Tres Arroyos, Tres Lomas, Tornquist y Villarino), donde ganó en Bahía Blanca, la ciudad más relevante de esta sección. En la Capital (la Octava), que incluye a la ciudad de La Plata, bastión del intendente kicillofista Julio Alak, FP se impuso sobre Francisco Adorni, hermano del vocero presidencial. Con este resultado, el triunfo de FP se amplió a todo el AMBA.
El contundente triunfo de FP se reflejará en la conformación de la próxima legislatura bonaerense, donde tendrá quórum propio en la Cámara Alta, pero necesitará de acuerdos políticos para lograrlo en la Cámara Baja. En la Cámara de Senadores, FP puso 10 de sus 21 bancas en juego, se quedó con 13 y llegó a 24 de las 46 necesarias para tener el quórum propio. En la Cámara de Diputados también ratificó las 19 bancas que puso en juego y sumó dos más: quedó con 39 bancas. Se necesitan 47 bancas para tener quórum en un Congreso conformado por 92 diputados. Luego de la alianza con el PRO, LLA sumó 6 diputados a los que tenía y llegó a 31 bancas en la Cámara Baja. También sumó 3 senadores y llegará a 15 en la Cámara Alta.
El ausentismo finalmente fue menor al esperado: votó el 61 por ciento del padrón. Esto convirtió a la provincia de Buenos Aires como la tercera con mayor participación electoral en 2025 (10 por ciento más que la elección de mayo en CABA). Es la participación más baja desde el retorno de la democracia en la provincia, pero también es la primera elección desdoblada, lo que podría explicar la caída de 8 por ciento en comparación con la elección legislativa de 2021. Es claro que si la LLA quiere mejorar su desempeño en la provincia en octubre deberá apuntar a los votantes desencantados que no fueron a votar en estas elecciones.
Esta elección reafirmó que la provincia de Buenos Aires sigue siendo el epicentro de la política argentina. El triunfo de Kicillof mostró la eficacia de una estrategia basada en la provincialización de la campaña y en la movilización territorial de los intendentes, lo que no sólo aseguró la gobernabilidad local sino que también proyectó al gobernador como referente nacional del peronismo en un escenario de liderazgos en crisis. Para el oficialismo, la derrota marcó los límites de la nacionalización forzada y la dificultad de consolidar una mayoría en un contexto económico adverso. En definitiva, la elección bonaerense mostró que quien logra ordenar la provincia no solo asegura gobernabilidad local, sino que también obtiene la llave para disputar el rumbo de la política nacional.
La Municipalidad de Villa Regina convoca a concurso de precios N° 11/2021 para la contratación de operario con equipo para el mantenimiento de alumbrado público en el ejido de Villa Regina. El presupuesto oficial es de $312.000. La apertura de las ofertas será el 12 de noviembre a las 11 horas en el Departamento de…
La Municipalidad de Villa Regina recuerda la vigencia de la Ordenanza 10/2009 que reglamenta el arbolado urbano y establece el procedimiento para la autorización de extracción de árboles, los criterios de plantación y el sistema de multas para quienes infrinjan la presente normativa. En este sentido, se informa que multará a los frentistas que no…
En una semana cargada de gestos contradictorios, Milei celebró con bombos la creación de una “Mesa Federal” para recomponer el vínculo con los gobernadores, mientras enviaba al Congreso el veto a la Ley de transferencia de los Aportes del Tesoro Nacional (ATN), avalada por las 24 provincias. El malestar en los distritos volvió a encenderse.
Por Roque Pérez para Noticias La Insuperable
Del convite al portazo
El Gobierno de Milei presentó con pompa su Mesa Federal, un espacio que —según el relato oficial— busca “tender puentes” con las provincias. Sin embargo, casi en simultáneo, el Ejecutivo remitió al Parlamento el veto a la norma que garantizaba a los gobernadores el acceso automático a los ATN, sin pasar por el filtro discrecional de la Casa Rosada.
La ley, fruto de un acuerdo inédito entre mandatarios de todos los signos políticos, apuntaba a frenar el ahogo financiero que Nación viene imponiendo desde el inicio de su gestión. Con la tijera presidencial, ese consenso quedó en suspenso.
Qué son los ATN y por qué importan
Los Aportes del Tesoro Nacional constituyen un fondo especial integrado por el 1% de la masa coparticipable y por el 2% del Impuesto a las Ganancias, entre otros recursos. Históricamente se usaron para asistir a provincias en situaciones de emergencia o desequilibrio fiscal, aunque también han sido terreno fértil para favores políticos.
Durante 2024, la administración libertaria recortó la distribución de esos fondos, generando tensiones en todo el mapa. La ley vetada buscaba terminar con esa discrecionalidad, asegurando un flujo automático a los tesoros provinciales.
El contexto político
El veto no es un hecho aislado. Llega luego de la derrota de La Libertad Avanza en las elecciones legislativas bonaerenses y apenas días después del anuncio de Lisandro Catalán como nuevo ministro del Interior. Todo ocurría mientras el oficialismo prometía un diálogo “maduro” con los mandatarios.
En la Mesa Federal se sientan figuras clave del Gobierno: Karina Milei, Santiago Caputo, Manuel Adorni, Martín Menem, Guillermo Francos y ministros como Patricia Bullrich, Gerardo Werthein, Luis Petri, Federico Sturzenegger, Mario Lugones, Sandra Pettovello y Mariano Cúneo Libarona. Con semejante elenco, la expectativa era grande. El veto, en cambio, volvió a levantar muros.
Provincias en guardia
Fuentes cercanas a varios gobernadores confirmaron su malestar. Aunque la mayoría evitó declaraciones altisonantes, el mensaje fue claro: no hay confianza posible si cada gesto de apertura viene acompañado de un golpe al bolsillo provincial.
El recuerdo de lo ocurrido con la ley de financiamiento universitario, también frenada por el Ejecutivo, refuerza la sensación de que Milei privilegia la lógica del ajuste por sobre cualquier construcción federal.
Señal de rumbo o improvisación
La secuencia mesa-veto evidencia las tensiones internas de un gobierno que alterna gestos de acercamiento con medidas que dinamitan los puentes recién tendidos. En el centro, el federalismo como promesa incumplida.
En la oposición ya circula la pregunta que late en los despachos provinciales: ¿de qué sirve sentarse en una mesa si, mientras se conversa, el presidente le corta las patas?
Cannabis para tratar encefalopatía: «Tomó aceite y al otro día empezó a conectarse» La historia de Salomé muestra cómo es posible usar cannabis para tratar una encefalopatía. En concreto, con sus 23 años, ella convive con una Encefalopatía Crónica No Evolutiva (ECNE). Se trata de una enfermedad que tiene origen en la formación del cerebro….
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