Alejandra Berni, hermana de Sergio Berni, rompió el bloque peronista en Zárate y armo un monobloque que responde a Axel Kicillof. Por nota, la concejal le comunicó al presidente del Concejo que dejaba la bancada de Unión por la Patria.
El nombre del flamante monobloque es Zárate al Futuro, una alusión directa al Movimiento Derecho al Futuro, la línea interna del gobernador dentro del peronismo.
Según pudo saber LPO, la concejal se peleó con Agustina Propato, esposa de Sergio Berni y -claro- su cuñada. ¿El motivo? El manejo del peronismo en ese distrito del norte de la provincia.
El peronismo en el Concejo Deliberante de Zárate tiene seis concejales. Cuatro responden al líder de la UOM, Abel Furlán. En tanto, Lucas Castiglioni y Alejandra Berni respondían al ex ministro de Seguridad de la provincia. Tras la ruptura con su hermana, Berni sólo controla a Castiglioni.
El bloque había entrado en crisis en diciembre pasado cuando Sergio Berni le pidió a su hermana que vote a favor del presupuesto del intendente Marcelo Matzkin, en contraste al rechazo del resto del bloque del PJ.
Matzkin es un intendente que responde a Cristian Ritondo y que sorpresivamente derrotó a Propato en 2023.
En la interna entre Axel Kicillof y Cristina Kirchner, Berni se inclinó por la ex presidenta. El ex ministro firmó el proyecto que presentó Teresa García y que le imposibilitaba al gobernador desdoblar la elección en la provincia. Fue el momento de mayor tensión entre el axelismo y el cristinismo.
Algunos ven la ruptura del peronismo de Zárate como una jugada a dos puntas de Berni. La idea de que envió a su esposa a encolumnarse tras Cristina y a su hermana a militar a Kicillof está flotando en Zárate.
Sin embargo, algunos ven la ruptura del peronismo de Zárate como una jugada a dos puntas de Sergio Berni. La idea de que envió a su esposa a encolumnarse tras Cristina y a su hermana a militar a Kicillof está flotando en ese distrito.
Otro dato interesante es que este sábado, el ministro de Infraestructura, Gabriel Katopodis, visitó Zárate pero no se reunió con los concejales de Berni. Por el contrario, se mostró con Leandro Matilla un concejal de Furlán que en 2023 declinó su candidatura en pos de la unidad del peronismo.
La cerealera Vicentin asegura que podría reactivar las dos plantas que cerró la semana pasada en Santa Fe y que podría empezar a pagar los salarios de 1.500 empleados.
La empresa comunicó esa decisión tras una audiencia pública en la que dos de sus clientes: Unión Agrícola Avellaneda y Bioenergias SA, expresaran sus intenciones “de continuar con los fazones de girasol y de etanol en las plantas de Ricardone y Avellaneda respectivamente”.
En el escrito, señalaron además que ambas firmas ofrecieron adelantar el 50% del precio de sus respectivos fazones y agregaron que “de ser ratificadas estas propuestas por las vías correspondientes Vicentin estaría en condiciones de poner en marcha nuevamente ambas plantas”.
A través de un comunicado, el directorio de la empresa agrega que la posible reapertura de las plantas incluiría un adelanto la próxima semana “del 25% de los salarios de todo el personal correspondiente al mes de marzo”. En tanto que proyectan otro pago similar hacia fin de abril, en caso de sostenerse las condiciones operativas.
Además, señalaron que buscarán regularizar los compromisos comerciales más urgentes como transporte, energía consumida en este proceso, insumos de producción, aportes y contribuciones.
De todas formas, la cerealera aclararon que la reactivación depende de la confirmación de estas condiciones de parte de ambas firmas, así como también por parte los sindicatos y el personal fuera de convenio.
“Este principio de acuerdo entre empresa, trabajadores, clientes y sector público -todavía insuficiente para superar la grave situación actual- puede representar el principio de una salida racional hacia la estabilidad que toda la comunidad necesita, requiere y persigue”, concluyeron.
La situación de Vicentin puso en alerta a todo el sector. El tema escaló al punto que en la ciudad de Avellaneda, norte de Santa Fe, donde la agroexportadora comenzó como un almacén de ramos generales, se suspendieron los festejos por la Fiesta Nacional del Algodón.
La compañía atraviesa una profunda crisis financiera y judicial, marcada por un proceso que todavía está pendiente de resolución, lo que genera incertidumbre sobre su futuro.
De hecho, la empresa había adelantado que acudiría a la Corte Suprema de la Nación si no logra que la Justicia santafesina homologue su acuerdo.
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El secretario del Tesoro de Trump, Scott Bessent, visitó la Casa Rosada para marcarle el rumbo económico al presidente argentino. No hubo ayuda financiera, pero sí exigencias geopolíticas claras: romper con China, profundizar el ajuste y alinearse incondicionalmente con los intereses de Washington.
Mientras el gobierno argentino celebraba como “histórica” la visita de un alto funcionario republicano, la realidad se impuso: Estados Unidos le negó el financiamiento que Milei desesperadamente busca y le ordenó desarmar el acuerdo de monedas con China. La humillación no fue solo diplomática, fue también económica y estratégica. Argentina queda atrapada entre el ajuste brutal y la obediencia internacional.
El 12% devaluación del peso argentino no fue, como quiso venderlo el gobierno de Javier Milei, una medida estratégica dentro de un plan maestro para estabilizar la economía. Fue, más bien, la ofrenda ritual con la que la administración libertaria intentó congraciarse con un visitante clave: Scott Bessent, secretario del Tesoro de Donald Trump y una de las voces más influyentes del poder financiero estadounidense. La escena, sin embargo, no terminó como esperaba el gobierno argentino. Lejos de los anuncios de respaldo, crédito o salvación que se habían filtrado en la previa, la comitiva norteamericana dejó en claro su única intención: marcar la línea de obediencia geopolítica que Milei debe seguir si quiere seguir siendo el “socio preferencial” de Washington en Sudamérica.
La decepción fue tan visible como el silencio posterior. En los pasillos de la Casa Rosada, el discurso triunfalista que antecedió la reunión mutó en una extraña combinación de sumisión y resignación. Porque lo que se presentó como una cumbre bilateral histórica terminó siendo una reprimenda encubierta, un recordatorio de cuál es el lugar que Argentina ocupa en el tablero global si decide renunciar a toda política de soberanía: el del peón sin autonomía que ejecuta sin cuestionar.
Bessent fue claro. No habrá línea de crédito para Argentina. No habrá dólares estadounidenses inyectados por Washington para facilitar la transición económica de Milei. No habrá ni siquiera gestos simbólicos de respaldo financiero. En cambio, hubo una única exigencia, reiterada con la precisión de un ultimátum: desarmar el swap con China.
Ese acuerdo de monedas con el país asiático, que permite a la Argentina utilizar yuanes para operaciones internacionales sin agotar reservas de dólares, es visto por Estados Unidos como una amenaza directa a su control sobre el sistema financiero global. No importa que el swap haya sido, hasta ahora, una de las pocas herramientas que evitó el colapso total de las reservas del Banco Central argentino. Lo que importa es que representa un vínculo con un actor que desafía la hegemonía de Washington.
La frase de Bessent no dejó lugar a interpretaciones: “A medida que esta administración mantenga su política económica inflexible, deberían eventualmente tener suficientes entradas de divisas para poder pagarlo”. Traducido del lenguaje diplomático: ajusten más, recorten más, privaticen más. Y mientras tanto, rompan con China.
Esta postura no es nueva. Semanas antes, Mauricio Claver-Carone —ex presidente del BID y uno de los halcones más duros de la política exterior trumpista— ya había advertido sobre el mismo punto. El pedido de Bessent no es una sugerencia; es una orden directa del corazón del poder republicano, y sugiere que la presencia del funcionario en la Casa Rosada no respondía a un interés por la recuperación económica de Argentina, sino al objetivo geopolítico de frenar el avance chino en América Latina.
El argumento, repetido hasta el cansancio, es que los acuerdos con China han sido “rapaces”, “secretos” y “extractivistas”, en referencia a las experiencias africanas donde empresas chinas se aseguraron derechos sobre recursos naturales a cambio de préstamos opacos. Pero lo que no dice Bessent es que las condiciones del FMI, controlado de facto por Estados Unidos, han tenido consecuencias igualmente destructivas para las economías del sur global, incluida la Argentina, con ciclos interminables de endeudamiento, ajuste y recesión.
La jugada norteamericana busca entonces una limpieza total del tablero. El objetivo es que Milei no solo alinee su discurso con el trumpismo, sino que rompa todos los lazos estratégicos con el gigante asiático. No se trata simplemente de un tema financiero: es una exigencia de alineamiento ideológico, económico y diplomático con el bloque occidental. Argentina debe elegir un amo, y Washington ya decidió cuál debe ser.
Lo alarmante es que el presidente Milei no solo parece dispuesto a cumplir esa orden, sino que lo hace con entusiasmo dogmático. En lugar de negociar, resigna. En lugar de defender la soberanía económica, entrega. En lugar de priorizar la necesidad concreta de divisas para evitar una crisis cambiaria, opta por sacrificar instrumentos como el swap chino solo para congraciarse con el poder imperial.
El comunicado oficial del Tesoro norteamericano fue una muestra de cinismo diplomático: “Confiamos plenamente en el liderazgo del presidente Milei para mantener el impulso económico positivo que atraviesa la Argentina”. ¿Impulso positivo? El país se encuentra sumido en una recesión brutal, con caída del consumo, aumento de la pobreza y desplome de la industria. Pero lo que importa para Washington no es el bienestar de los argentinos, sino la certeza de que sus intereses estratégicos serán defendidos con fervor.
Lo que queda en evidencia es que el experimento Milei no es otra cosa que una herramienta al servicio de una agenda extranjera. Su programa económico, presentado como la única salida viable al “fracaso del estatismo”, se revela cada vez más como una imposición externa, ajena a las necesidades del pueblo argentino. El ajuste no es una decisión soberana, es una exigencia del Tesoro estadounidense. El enfrentamiento con China no es un acto de convicción, sino un mandato recibido. La política exterior no responde a los intereses de la región, sino al juego electoral de un Trump que busca volver a la Casa Blanca y necesita demostrar que América Latina sigue siendo su patio trasero.
El problema no es solo el rumbo, sino la actitud. Porque incluso aquellos gobiernos que históricamente mantuvieron relaciones carnales con Estados Unidos, como el menemismo, supieron obtener algo a cambio. Con Milei, ni eso. No hay créditos, no hay inversiones, no hay concesiones. Solo hay órdenes. Y obediencia.
Así, mientras la sociedad argentina atraviesa una de las peores crisis sociales y económicas de su historia reciente, el gobierno festeja reuniones vacías, sin resultados concretos, como si el solo hecho de ser recibido por funcionarios de Trump justificara el hambre, la exclusión y el desmantelamiento del Estado.
La historia reciente está plagada de ejemplos donde la entrega total no solo no resolvió los problemas estructurales del país, sino que los agravó. La diferencia es que, esta vez, el sometimiento no viene disfrazado de pragmatismo, sino de fundamentalismo libertario. Y eso lo vuelve aún más peligroso.
Porque cuando un gobierno renuncia a la diplomacia, a la estrategia y a la negociación, y reemplaza todo eso por fanatismo ideológico, lo único que garantiza es que el ajuste no tendrá fin, que la deuda no se resolverá, y que la soberanía será una palabra vacía en un país sin voz propia en el concierto internacional.
Se conformaron dos organizaciones ambientalistas nuevas en la provincia de Río Negro que se suman al encuentro de distintas organizaciones en las Asambleas del Curru Leufu: La Asamblea Ambiental Interpueblos de Chichinales, Villa Regina, Godoy e Ingeniero Huergo y la Asamblea Socioambiental de Valle Medio. Desde sus territorios, se suman a la apuesta de la Iniciativa Popular…